La Estación Experimental Agropecuaria del INTA Quimilí, ubicada cerca de esa localidad del este de Santiago del Estero, es una de las sedes más nuevas de ese organismo en todo el país. Comenzó a funcionar en 2017, cuando esa zona se había ya convertido en una fuerte productora de granos y ganado. El joven ingeniero agrónomo Ignacio Martín Luna, especialista en protección vegetal, trabaja allí para acompañar esta fuerte expansión y verificar.
-Esta zona ha explotado, en términos productivos, en los últimos veinte años. ¿Por qué recién se descubre en este milenio?
-Sí, esta zona tiene características especiales, porque arrancó en el año 2000 con el boom de la soja y tuvo una expansión tremenda. Acá los campos se habilitaron y empezaron a producirse bajo el sistema de siembra directa, es una zona que nace en “directa”.
-Entonces cuando arrancó la agricultura tenían suelos vírgenes, cargados de nutrientes. No como otras regiones donde se acumulaban 100 años de labranza.
-Vos imagínate que llevamos 20 años en este esquema y recién se están empezando a visualizar algunos problemas de fertilidad en maíz, porque hasta el momento no se fertiliza y se alcanzan rendimientos de 7000 a 8000 kilos y el año pasado, todavía más.
-¿Y qué problemas se ven aquí?
-Sobre todo el problema de malezas, que es el factor común de todas las regiones. Luego, plagas, insectos y enfermedades. Con mencionar algunos problemas más locales, tenemos el Spiroplasma, que afecta a los maíces de clima templado. Y en términos de plagas, acá por el momento, tenemos el picudo del tallo de la soja, que es el picudo grande, el Sternechus subsignatus, a diferencia del NOA, donde está todo el complejo de picudos.
Mirá la entrevista con Ignacio Luna:
-¿Cual es tu objetivo de trabajo en el INTA? ¿Buscás alternativas para que el productor enfrente esos problemas o se adapta recetas de otros lados a esta región?
-Esta es una experimental nueva y el área de protección vegetal aborda las tres disciplinas: malezas, insectos y enfermedades, con mayor énfasis en la problemática de malezas porque es la limitante número uno en esta zona.
-Al ser suelos casi vírgenes, ¿por qué tanta resistencia? ¿Son malezas que vinieron con la maquinaria de otras zonas?
-Hay especies como el yuyo colorado, que tiene un componente muy fuerte, de contaminación de otras zonas, pero después tenemos especies que son bastante locales. Acá complican las malezas perennes; en gramíneas: Pappophorum, Chloris, Sorgo de Alepo y en el caso de malezas de hoja ancha: Borreria principalmente. Y cuando pasas a especies anuales, son comunes a todo el país, como el Yuyo colorado (Amaranthus hybridus), Eleusine indica, Echinochloa colona y Urochloa panicoides.
-He visto que están sembrando sobre mucho barbecho ¿La solución es solamente química o se están haciendo ensayos con cultivos de cobertura?
-En los últimos años se está buscando darle una vuelta de rosca, con la consideración de que en el Este santiagueño, en invierno, no llueve. De modo que durante dos, de cada 10 años, de acuerdo a la serie histórica, podés apuntar a un cultivo de renta, de invierno. El resto de los años, no hay agua. Entonces, con un régimen bien monzónico, con lluvias que arrancan de noviembre hasta mayo, los cultivos que se hacen son de verano, y los períodos de barbecho son muy largos, de 7 meses.
-¿Entonces no hay chance aquí de apelar a un cultivo de servicio?
-Para acortar este período de barbecho se ha empezado a indagar en el uso de los cultivos de servicio. La gran pregunta es cómo no comprometemos al cultivo de renta principal, y ahí es donde se viene trabajando para ver el momento de secado. Los cinco años de experiencia, tanto en la Experimental de Quimilí como en la de Santiago capital, son muy interesantes. Se están explorando los cultivos de servicio, también algunas herramientas mecánicas. Y no te olvides de que esta zona es líder en la adopción de tecnología de aplicación selectiva.
-¿Tanto prendió la aplicación con sensores?
-Te diría que más del 80% de las empresas de esta zona lo aplican con los sistemas WeedSeeker o Weedit desde hace al menos tres años.
-¿Y por qué esta zona pica en punta con esta tecnología? ¿Será porque son productores grandes y tienen capacidad de equipamiento?
-Por las extensiones, los costos y la problemática de malezas que permite hacer un manejo más artesanal o se pueden utilizar productos que son más específicos. Y esto ayuda al cuidado del impacto ambiental, al que todas las empresas tienden.
-Vos sos cordobés. ¿Hace cuánto tiempo que estás en esta zona, trabajando en esta actividad novedosa?
-Vine a la campaña 2010/2011 a trabajar en el ámbito privado, en la zona de Pampa de los Guanacos. E ingresé al INTA en 2014.
-Entonces llevás unos 10 años observando este proceso…
-Para esta zona, el cambio fue muy vertiginoso. Cuando llegué, hablábamos de soja grupo 8, de maíces que medían 3 metros, todos tropicales. Y hoy en día estamos hablando de 100% de materiales templados en maíz, de grupos cortos en soja. Los techos originalmente en soja estaban en 20 quintales y hoy en día hablamos de 50 quintales.
-¿Frente a semejante crecimiento, qué es lo que esta zona joven está a tiempo de evitar?
-Mirando el horizonte a largo plazo, habría que empezar a reforzar la estrategia de fertilización y habría que empezar a diversificar, más allá de maíz-soja y algodón y cultivos de servicio, para tener más alternativas de renta.