Durante varias décadas el Valle Bonaerense del Río Colorado, en la provincia de Buenos Aires, fue una importante zona de producción de espárragos. Hoy algunas de esas plantas todavía crecen, ya en forma silvestre, en las orillas de los canales de riego y cerca de los alambrados de los campos. Esto fue lo que motivó que investigadores del INTA Hilario Ascasubi a destinar una parcela experimental para evaluar el cultivo de espárragos con riego por goteo, como estrategia de manejo alternativa.
El proyecto inició hace cuatro años gracias a las semillas aportadas por la Facultad de Ciencias Agrarias de la Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires, que fueron sembradas en bandejas y posteriormente trasplantadas.
El espárrago es un cultivo perenne que en condiciones adecuadas tiene una vida económicamente actividad que puede llegar a los diez años, teniendo un máximo de producción entre los cuatro y los cinco años. Es una planta herbácea, formada por tallos aéreos ramificados y una parte subterránea. Su raíz es conocida como “corona” o “araña” y son ellas las que se trasplantan a la tierra.
Los tallos, denominados “turiones”, se desarrollan anualmente en la primavera y son la parte comestible del cultivo. Están constituidos sobre todo por agua, son ricos en fibra, proteínas, vitaminas y minerales.
En Argentina ocho provincias componen el calendario de oferta nacional: San Juan, Córdoba, Santa Fe, Corrientes, Catamarca, Mendoza, San Luis y Buenos Aires.
“Se trata de un cultivo de gran interés debido a su calidad nutricional, la simpleza de su manejo y su comportamiento rústico y de escasas adversidades”, indicó Andrea Mairosser, extensionista del INTA Ascasubi.
Respecto al proyecto llevado adelante en Buenos Aires indicó: “El periodo productivo se dio a partir del segundo año y fue de aproximadamente dos meses en primavera. La parcela del último trasplante tuvo la cosecha de menor duración, coincidente a lo indicado según su tiempo de desarrollo. En términos generales, los rendimientos comerciales son muy buenos, de 300 a 400 gramos por planta, de óptima calidad y su cultivo no presenta inconvenientes”.
En la parcela experimental el manejo general consiste en dos a tres riegos semanales por goteo para favorecer el desarrollo de turiones de mejor calidad, más tiernos y menos fibrosos que aquellos que no reciben riego. Las cosechas se realizan tres veces por semana y se evalúa en el laboratorio el número, peso y calibre de turiones cosechados, según el protocolo de Espárragos frescos de la SAGPyA 2007.
En plantaciones con fines productivos, la cosecha se efectúa en forma manual cada dos o tres días y luego diariamente con temperatura y humedad elevadas. Se cortan los turiones superiores a entre 23 y 24 centímetros de longitud. Se los coloca en cajones plásticos y se trasladan de inmediato a galpón para evitar su deshidratación. Una vez allí debe iniciarse el procesado o se los debe ingresar en cámaras de pre-almacenamiento.
En cuanto a las recomendaciones para su producción, desde el INTA indicaron que cuando el cultivo inicia es importante mantener un buen nivel de humedad del suelo para evitar el estrés, ya que es un cultivo sensible tanto al déficit como al exceso hídrico en sus primeros años de crecimiento.
Se debe conseguir un óptimo control de malezas, especialmente durante el período vegetativo y un adecuado balance nutricional entre lo que dispone el suelo y lo que necesita el cultivo. En una plantación bien manejada, el rendimiento comercial puede llegar a ser de entre un 50% y un 70% de primera calidad, y un porcentaje restante de segunda y descarte.
El primer año productivo se debe cosechar no más de 15 días, al segundo año, un mes y desde el tercero en adelante 60 a 70 días.