A veces pareciera que las historias del sector lechero argentino no son más que repeticiones de situaciones muy conocidas y fallidas. Hay veces que no es un parecer, sino una distinción absoluta.
En este espacio hemos contado decenas de casos complicados, donde SanCor termina siendo la estrella de un compendio difícil, pero hay más.
Actualmente hay dos empresas muy complicadas, por una senda de malas decisiones, malas administraciones empresarias, y también por una presión gremial desmedida que no hace más que llevarlas a riesgos extremos, donde lo primero que peligra son los puestos de trabajo.
Los trabajadores son los primeros que exponen las situaciones complejas que atraviesan, sobre todo a partir del cobro irregular de salarios.
En La Lácteo, la empresa cordobesa (está ubicada en Villa del Rosario) que viene sobreviviendo hace algo más de un año, se podría decir que es un tiempo de definiciones.
Con el que había sido un concurso de acreedores homologado, el golpe más fuerte que sufrió esta empresa fue el bloqueo de más de dos meses que atravesaron a comienzos de 2024, que generó denuncias penales de sus propietarios a la Asociación de Trabajadores de la Industria Lechera de la República Argentina (Atilra), que están en curso. A partir de ahí la empresa tuvo que empezar de cero.
Perdió mercado, flujo de fondos y sobre todo la confianza entre sus propios trabajadores y proveedores, por no contar con el dinero suficiente para cumplir las obligaciones fundamentales.
Conformada en 1931 y siendo tradicional en la provincia de Córdoba con sucesivas titularidades, durante este último año La Lácteo tuvo dos denuncias por irregularidades sanitarias, que algunas fuentes no descartan que hayan surgido del propio gremio, para seguir limando su estructura. Esos casos fueron resueltos y no hicieron más que afectar la imagen de la marca, aunque los hayan superado con inmediatez.
Al mismo tiempo han tenido pedidos de quiebra que no lograron concretarse, ya que en este último trimestre se trabajó para mejorar el ritmo de pago de salarios, pero también respecto a todos los proveedores con quienes se está trabajando en efectivo, desde las liquidaciones a los tambos, hasta cualquier otro insumo.
Son grandes los desafíos, pero la idea principal es clara: mejorar la estructura y plazo en el pago de salarios a algo menos de 100 personas que hoy conforman la planta de personal, en una empresa que superó la falta absoluta de materia prima a partir del bloqueo, que actualmente procesa unos 80 mil litros y está subiendo con el objetivo de alcanzar lo que podría ser un punto de equilibrio con 110 mil litros diarios.
La Lácteo afronta un costo laboral, como el resto de las empresas, que ronda el 50% de sus costos totales, en un negocio que se compone fundamentalmente de la provisión de leche cruda y de la actividad de la mano de obra, siendo los volúmenes altos de producción los que pueden ayudar a hacer la diferencia y donde siempre se trabaja con bajos niveles de rentabilidad.
Tanto los trabajadores como la empresa resisten la situación e intentan reponerse, ante un gremio que ya demostró que está dispuesto a todo para intentar construir más poder, a pesar que la mayor parte de la masa laboral rechace los métodos y que todo eso pueda determinar un cese para la fuente laboral.
El gremio no entiende que debe pedir a la empresa mejores condiciones, pero de una forma en la que no se interfiera la producción, para que no se corte el movimiento de dinero que pueda pagar los salarios. En definitiva, la lógica más básica.
En todo este contexto, sigue avanzando el proceso de evaluación de la firma para lo que puede ser a futuro una opción de compra del 50% de las acciones por parte de la láctea santafesina La Ramada.
Este año 2025 tiene mejores horizontes para el sector lechero, pero claramente todas estas situaciones no colaboran con el empuje necesario.
Otro de los casos complejos es el de Alimentos Refrigerados Sociedad Anónima (ARSA), la empresa que adquirió toda la línea de frescos de Sancor, primero en parte y luego la totalidad de la fabricación de postres, yogures y flanes con la marca de la cooperativa. Nunca logró una gestión integral ordenada, por ejemplo, a causa de los fondos de inversión intervinientes en la sociedad, que la ligaban a la situación reinante en Vicentin.
Desaciertos gerenciales enroscaron más el caso, pero sin duda los condicionamientos gremiales llevaron la situación a un extremo difícil de transitar.
ARSA está complicada hace años, pero hoy es una de las empresas a través de la que se mide el poder sindical a pocos meses de las elecciones, donde Héctor Ponce se juega una reelección nacional en su mandato vigente desde enero de 2001, frente a la propuesta de Heber Ríos, secretario general de la seccional General Rodríguez. En este tironeo gremial quedan afiliados, trabajadores, pero también delegados en medio de una lucha de egos, poder y dinero.
En mayo de 2024 el bloqueo a ARSA puso en jaque la continuidad y de 500 trabajadores hoy sólo 240 están activos, trabajando y cobrando sus salarios con un recorte importante y en cuotas semanales de 15%. El resto de los empleados, que adhirió a la idea de Atilra de paralizar las líneas de producción, e incluso avanzar en reclamos judiciales por las demoras en los salarios, se encuentran en sus casas, esperando una suerte de reformulación de los turnos laborales.
Para sobrellevar el momento, desde ARSA se había propuesto dar de baja el camino judicial y avanzar temporariamente en un esquema de alternancia en los turnos de trabajo, para que todos retomen las tareas, con el cobro del 50% del salario más un plus. Sin embargo, Atilra nunca aceptó tal esquema para las plantas de Arenaza, en la provincia de Buenos Aires y de Monte Cristo, en Córdoba.
A pesar de continuar una negociación que no prospera, se aseguran las fuentes de trabajo para quienes están activos.
Son los trabajadores los que se sienten abandonados en los planteos, los que no llevan a sus casas los recursos que les corresponden y los que ven que de seguir así las situaciones en ambas firmas pueden quedarse sin su lugar y en la calle.
Ya sin la herramienta de los bloqueos disponible, por estar considerado esto como delito en la Ley Bases y que puede ser causal de despidos, Atilra no llega nunca a mesas de negociación con las empresas, no sabe anteponer los intereses de los trabajadores, por sobre los de un sindicato donde la ambición ciega todo tipo de lógicas.
Informen bien , averiguen y hablen con los trabajadores ya que todo lo que dicen no está pasando …quienes aceptaron trabajar de palabra no por los medios legales que corresponde para una situación de crisis cobran el 40% del sueldo de mayo del 2024 y deben cubrir los gastos de aportes jubilatorios, incluído los de las prepagas. Dígame si así corresponde y si se puede vivir con cobros semanales que van desde 190 mil a 280 mil y cuando a la empresa se le canta ya que la mayoría de las veces no cumplen los pagos semanales.
Y con respecto a lo judicial, que le puedo decir , la justicia le está dando la razón a los trabajadores que reclaman su sueldo y que NUNCA BLOQUEARON la planta..
Eso está mal..??
Informen con la verdad no mientan hablen con los trabajadores no con la empresa solamente que casualidad no QUE LOS DIRECTIVOS DE ESTAS LACTEAS SON EX DIRECTIVOS DE SANCOR O ESTUVIERON EN SU ADMINISTRACION ..DELINCUENTES E INÚTILES SON
Protestá y litigá, pero no bloqueen el ingreso a planta. Sin leche, no hay producción ni ventas mucho menos cobros y entonces la empresa se encontrará cada vez más lejos de cumplir sus compromisos.