Cómo le decía Alberto Olmedo a Javier Portales en uno de los bloques más habituales de No toca botón: “Éramos tan pobres”.
En el marco de una transición política innegable, luego de haber recibido un cachetazo electoral en las PASO, el gobierno de Mauricio Macri parece haber tomado conciencia de esta situación. “Éramos tan pobres”, reconoció. Con pocos dólares en las reservas y en medio de una crisis de confianza hacia la moneda nacional, se vio obligado a tomar medidas para evitar una espiral de una crisis ya desatada, y apenas maquillada en los discursos electorales.
Así, como le sucediera muchas veces en los últimas décadas, la Argentina amaneció este lunes con nuevas medidas económicas destinadas a contener el precio del dólar. Sin llegar a establecer un cepo cambiario rígido, el gobierno estableció restricciones para que las empresas puedan posicionarse en esa moneda, a la vez que intensificó la presión sobre el sector agrícola para que ingrese al país los dólares producidos por las exportaciones de granos. Faltan precisiones, pero ese es el trazo grueso del plan de emergencia definido por el nuevo ministro de Hacienda, Hernán Lacunza.
En principio, las empresas y las personas no podrán adquirir más de diez mil dólares por mes. Para comprar más deberán contar con la autorización del Banco Central. Cepo o no cepo, se trata de una restricción que muy posiblemente conducirá a la formación de un mercado paralelo de la divisa. El dólar “blue” tan mentado podría aparecer de nuevo entre nosotros. Así se busca evitar un desangre de las reservas en el intento de contener la cotización del dólar en niveles razonables. Por ahora se ubica en torno a los 60 pesos.
La segunda pata de este paquete implica tratar de favorecer el ingreso de dólares genuinos a la economía. Para esto, el Banco Central achicó considerablemente los plazos para que las empresas exportadoras liquiden divisas. El gobierno de Macri había establecido plazos muy laxos de hasta diez años. Ahora se reducen al mínimo.
“Los cobros de exportaciones de bienes correspondientes a permisos de embarque oficializados a partir del 2 de septiembre de 2019 deberán ser ingresados y liquidados en el mercado de cambios dentro de los siguientes plazos máximos: exportaciones de bienes correspondientes a los capítulos y las posiciones arancelarias incluidas en el primer cuadro del anexo de la resolución 57 de 2016 de la Secretaría de Comercio: 15 días corridos. Resto de operaciones: 180 días corridos” a partir del permiso de embarque. Aquel cuadro hace referencia a los granos y sus derivados, queda claro. En todos los casos, cuando sea efectivo el cobro de una exportación, habrá 5 días hábiles para ingresar los dólares.
Restricción a la salida de dólares e imposición de plazos exiguos para su ingreso constituyen dos caras de la misma moneda: la Argentina se reconoce pobre y vuelve a mirar hacia dentro.
Esto implica el inicio de una nueva etapa en la relación entre el sector público, necesitado de dólares, y el sector productivo, que los genera. El periodo de libertad cambiaria que reinó desde la asunción de Macri a fines de 2015 literalmente concluyó.
Nuevamente bajo presión, el agro argentino inicia desde este lunes una nueva etapa.