Previendo que en el futuro será muy difícil evitar casos de Influenza Aviar en el país, ya que el rebrote de esa enfermedad es alarmante en todo el planeta, el Senasa diseñó un curioso sistema para evitar que los negocios del sector avícola se vean perjudicado en caso de que eso finalmente suceda y la Argentina deje de ser un “país libre” de esa enfermedad de los pollos. El organismo habilitó “compartimentos”, de modo de limitar el impacto de un posible foco, siguiendo la recomendación de la Organización Internacional de Epizootías (OIE).
En la Resolución 484-E/2017 que se publica este lunes en el Boletín Oficial, el organismo veterinario nacional aprueba la inscripción y certificación de “Compartimento libre de influenza aviar y enfermedad de Newcastle”, en el ámbito de la producción avícola argentina, de acuerdo a los conceptos técnicos establecidos en los Capítulos 4.3 y 4.4 del Código Sanitario para los Animales Terrestres de la OIE. Pueden consular ese código aquí.
¿Qué significa esto? Que las empresas avícolas que lo deseen pueden inscribirse como “compartimento libre de influenza aviar y enfermedad de Newcastle”, dos de las enfermedades globales de la avicultura de los cuales la Argentina todavía no ha tenido casos. Al realizar ese trámite, las productoras de pollos se comprometen a aplicar un Manual de Buenas Prácticas de Manejo para esos módulos productivos.
Se intenta, con esta medida, abrir un paraguas que proteja al país del impacto de un posible caso de Influenza o Newcastle. “La eventual presentación de una o ambas enfermedades ocasionaría graves consecuencias sanitarias y económicas, incluyendo un elevado número de muertes de aves por la enfermedad y por sacrifico, dificultades en toda la cadena productiva aviar y restricciones a las exportaciones de productos avícolas”, reconoce el organismo. Los compartimientos actuarían minimizando a un sector o empresa esas consecuencias negativas.
El diagnóstico del Senasa no es tranquilizador. Luego de recordar que la Argentina es un país libre de la enfermedad de Newcastle (se autodeclaró así en julio de 1997 y la OIE la convalidó), la autoridad sanitaria advirtió que esa enfermedad “se encuentra presente en países de Sudamérica”.
En el caso de la Influenza Aviar, Senasa advirtió que “se observa un recrudecimiento de la influenza aviar asociada con varios subtipos de virus altamente patógenos y una mayor dispersión geográfica afectando a nuevos países”. Y añadió: “esta situación epidemiológica mundial de la influenza aviar constituye un serio riesgo, especialmente para países libres y con una producción avícola industrial tan importante como la Argentina”.
Es así que se llega a la estrategia de habilitar los “Compartimientos”. Estos fueron definidos como “una subpoblación animal mantenida en una o varias explotaciones bajo un mismo sistema de gestión de la bioseguridad y con un estatus sanitario particular, respecto de una enfermedad determinada o enfermedades determinadas contra las que se han aplicado las medidas de vigilancia, control y bioseguridad requeridas para el comercio internacional”.
Si aparece la rabia, se mata al perro y a otra cosa. Lo que es decir que ante la aparición de Influenza o Newcastle el Senasa actuará prima facie sobre el compartimiento afectado.
El certificado de compartimento libre de influenza aviar y enfermedad de Newcastle tendrá una vigencia de 2 años contados a partir de la fecha de su otorgamiento. El Senasa podrá suspender o cancelar su vigencia por incumplimiento de las normas contenidas en el Manual o “por la presencia de actividad viral de influenza aviar y/o enfermedad de Newcastle”.