Mismo grupo económico pero dos sociedades distintas. Una en la Argentina y la otra en Uruguay. Mismo cultivo, el arándano, pero dos realidades muy diferentes aunque los campos queden cerca. Uno está en Concordia, en el noreste de Entre Ríos. El otro está enfrente, en Salto, ya en el país vecino. Pareciera que solo los separa el Río Uruguay pero entre las tareas cotidianas de dos agrónomos, uno argentino y la otra uruguaya, hay un abismo.
Bichos de Campo reunió a Emmanuel Bruzzo, que es el administrador general de Extraberries SA, una empresa argentina líder en la producción de arándanos y cerezas; junto a Natalia Baldassari, quien ocupa esa misma posición pero en Gamorel SA, una empresa uruguaya del mismo grupo y que se dedica a lo mismo. Ambos establecimientos productores de arándanos están a solo 30 kilómetros de distancia, cruzando el río. Pero en esta entrevista queda en evidencia que hay muchas otras cosas que los separan.
Las realidades políticas y económicas que viven la Argentina y el Uruguay son tan diferentes que Emmanuel y Natalia parecen vivir en dos universos paralelos. Mirá la entrevista:
-Emmanuel es argentino y dirige una empresa productora de arándanos que se llama Extraberries. Y lo mismo sucede con Natalia pero en Uruguay, llamada Gamorel. Son parte del mismo grupo económico pero cambiaron el nombre. ¿Alguno sabe por qué dos nombres distintos?
-No la verdad. No sé por qué se decidió cambiar el nombre, pero pertenecen al mismo grupo de empresas. Una está ubicada en Salto, Uruguay, y la otra está acá en Concordia.
En Entre Ríos, Extraberries produce arándanos sobre 55 hectáreas. En Salto, Gamorel cultiva en 115 hectáreas. El arándano es una fruta básicamente de exportación y ambos países apuntan a los mismos mercados. Una cosa común es la necesidad de actualizar permanentemente las variedades de fruta para satisfacer esos clientes. Bruzzo comenta que “estamos atravesando un recambio varietal hacia nueva genética, porque creemos que es el camino. El desafío que tenemos por delante es producir más y de mejor calidad”. Baldassari complementa: “También estamos atravesando el mismo proceso de reconversión varietal”.
El mercado del arándano es ultra competitivo y van apareciendo nuevos jugadores. Perú, por ejemplo, ha crecido exponencialmente en producción y exportaciones en los últimos diez años, obligando a las empresas de toda la región a ser mucho más eficientes y competitivas. Juegan muchísimos factores, pero la reconversión es un imperativo en ambas orillas.
-Reconvertir variedades representa una gran inversión. ¿Resulta fácil en la Argentina?- le preguntamos a Emmanuel.
-Es sumamente difícil, sumamente costoso. Y además en Argentina no hay gasoil. O sea, las cosas básicas que son necesarias para producir no las tenemos.
-¿Y cómo es en Uruguay? ¿Resulta difícil incorporar la nueva genética?
-Es todo un proceso. Pero hay mucha diferencia a la hora de poder girar divisas. Para nosotros es mucho más sencillo pagar las importaciones y demás. En esta situación donde estamos, con las dos empresas en el mismo barco y haciendo el mismo proceso, las diferencias por ahí son más acentuadas- explica Natalia.
-¿Aquí en cambio tenés que pedirle permiso al Banco Central para importar?
-Acá las condiciones para importar son muy difíciles de lograr en las situaciones actuales. Te diría casi imposibles- responde Emmanuel.
-En la Argentina la superficie implantada con arándanos se va achicando paulatinamente, porque justamente es muy difícil ser competitivos y cuesta mucho la reconversión varietal. ¿En Uruguay sucede lo mismo?
-En general la superficie de arándanos se viene achicando en Uruguay, pero por un tema de competitividad en general del sector a nivel mundial. Por eso la apuesta que está haciendo la empresa es cambiar a variedades que son las que están requiriendo los clientes y a su vez, variedades que nos permitan también poder viajar más en barco y bajar un poco los costos del flete y aumentar las eficiencia- contesta Baldassari.
-Acá en la Argentina hay una queja de que no consigue fácil gente para trabajar. ¿Cómo es en Uruguay?
-En nuestra zona no tenemos problemas de disponibilidad de gente. Hay empresas que se dedican a contratar servicios, o la empresa que prefiere hacerlo lo puede hacer directamente. Por ahora no tenemos problemas de disponibilidad de gente. El trabajo es idéntico y nosotros logramos manejar grupos mucho más grandes de cosecha y más estables también en el tiempo. Son grupos que pueden hacer diferentes zafras en diferentes cultivos en nuestra empresa y en otras, y así se va moviendo, pero hay disponibilidad.
-¿Y qué pasa en Argentina?- le preguntamos al directivo de Extraberries.
-En Argentina es muy difícil, porque la mano de obra rota mucho dentro de los campos. O sea, el cosechero de arándanos va a un campo un día y a otro campo otro día. Aquí los jornales se pagan en base al rendimiento de fruta o a la oferta de fruta que haya en cada campo. Entonces las condiciones laborales para el trabajador hoy son difíciles. Por eso nosotros creemos que la reconversión o el cambio de genética va a mejorar también la productividad del cosechero, pues va a poder duplicar la cantidad de fruta que saca en un mismo período de tiempo.
-¿En Uruguay también se le paga a la mano de obra por su productividad?
-El sistema es distinto. Por ejemplo, se pagan aportes patronales por hectárea. Después tenés los aportes de cada trabajador, vos los aportes para la seguridad social y demás, pero los aportes como empresa, los aportes patronales, son por hectárea.
-¿Cuáles son las cosas que te hacen decir contenta ‘estoy en Uruguay’?
-Hay otra diferencia muy grande que es el acceso al crédito. En el caso nuestro toda la reconversión está siendo financiada por un crédito del Banco República y es algo que es muy notoriamente diferente entre los dos países, el poder tener acceso a un crédito que sea pagable. Un crédito razonable permite generar un proceso de largo plazo y que va a ir acompañando el crecimiento de la producción a medida que avanza el proyecto.
-¿Y existe acá ese tipo de financiamiento?- repreguntamos a Emmanuel.
-Ese tipo de crédito en Argentina no existe y los pocos créditos que hay son impagables. Con lo cual la reconversión es mucho más lenta y más difícil, porque las condiciones que son básicas para producir no están.
-¿Y qué tenemos a favor de la Argentina, a esta altura de la historia respecto de tu compañera y contrincante uruguaya?
-Sabemos que la situación del país no es la mejor. Estamos atravesando un proceso extremo coyuntural, pero con más producción podemos licuar costos y ponernos a competir con otros países. Hay que innovar y tecnificar. Son dos pasos que hay que dar si se quiere mantener la producción. La oferta de arándanos a nivel mundial crece, pero también crece la demanda. La calidad de fruta es la clave para poder competir con los otros países. Y es lo que nosotros hoy como argentinos no tenemos.
-¿Y qué pasa con los insumos? Por ejemplo, si tenés que cambiar las cubiertas de la camioneta…
-En este momento tengo dos tractores parado porque no puedo conseguir cubiertas. En este momento que se están haciendo las coberturas de los cultivos con malla antigranizo, en Entre Ríos no conseguimos gasoil. Nuestra preocupación pasa por las cosas que son básicas, que no deberían faltar. Entonces no podemos enfocarnos en lo que tenemos que enfocarnos.
-¿A cuánto está una empresa de la otra?
-Está a 30 kilómetros.
-Es una locura.
-Es un país diferente.