La vecina República Oriental del Uruguay fue pionera en la legalización del uso recreativo y medicinal del Cannabis, la planta de la que deriva la “marihuana”. Durante la presidencia de José ‘Pepe’ Mujica y mediante la Ley 19.172, de diciembre de 2013, cualquier uruguayo puede comprar su bolsita de 5 gramos de flores de Cannabis en una farmacia.
“En un comienzo surgió para combatir el narcotráfico y se puede decir que tuvo éxito”, destaca Marco Algorta, uno de los socios de Cannapur Uruguay. “Luego, a través de numerosas regulaciones, se fue adaptando la Ley además para permitir el cultivo para su comercialización como medicinal”, agrega en diálogo con Bichos de Campo.
De este modo, los usos y destinos de la producción cannábica serían dos distintos: por un lado la producción para el esparcimiento de los uruguayos, que la compra y distribuye el mismo Estado, y por otro lado las plantaciones con destino medicinal o industrial, que pueden realizar los privados para atender la demanda local e incluso exportar. Ya se han comercializado flores secas a Alemania por hasta 8.000 dólares la tonelada, con los más estrictos parámetros de control, claro.
El Cannabis, histórico cultivo conocido también como cáñamo, puede cultivarse a gran escala y bajo secano como cualquier otro grano. Es muy valiosa su fibra y la calidad del aceite comestible de su semilla. Y como confirma Algorta, en el Uruguay ya hay más de 7.000 hectáreas plantadas. La tendencia parece ser de franco crecimiento.
Aquí la entrevista completa con el CEO de Cannapur:
El empresario, que también es presidente de la Cámara del Cannabis del Uruguay, destaca que uno de los mayores inconvenientes que tiene el incipiente sector es la escasa bancarización que puede hacerse con este negocio y eso dificulta mucho. “Como la mayoría de los bancos aquí son estadounidenses y allí todavía no se legalizó de forma federal, se hace imposible entrar en el circuito financiero con este negocio”, explica.
De todas formas, Algorta destaca que el negocio crece año a año y de forma exponencial. Se calcula que en 2013 se movían 50 millones de dólares en todo el mundo y para 2019 se estiman que serán 22 mil millones de dólares, informa.
“Se van incorporando normativas en vastos países y la opinión pública va permeando en la decisión de los países, porque los beneficios para la salud (del aceite de cannabis) son más que conocidos”, define el especialista.