Nitrap, una de las empresas pioneras en la elaboración de insumos biológicos para el agro, dio otro paso adelante al comenzar a fabricar en el país los primeros bioinsumos liofilizados. Esta tecnología de formulación permite obtener un polvo que luego es soluble en agua. Con esta técnica se pueden conservar, luego de la deshidratación, microorganismos viables a temperatura ambiente por largos períodos de tiempo, manteniendo su estabilidad genética.
En Argentina los insumos para la producción agrícola de origen biológico están mostrando una marcada dinámica de crecimiento en torno al 15% anual, según un informe del Ministerio de Desarrollo Productivo de noviembre de 2021. Este escenario da cuenta de un mercado que se complementa con el de insumos de origen químico, generando una paleta de productos para proteger los cultivos y potenciar los rendimientos.
“La demanda de alimentos cada vez más creciente, la autoexigencia para con el medio ambiente, y la necesidad de compradores externos, nos exigió a continuar en busca de nuevas tecnologías”, relató Luis Giácomo Donato, socio gerente de Nitrap Agrobiológicos, al dar cuenta de por qué se lanzaron hacia la liofilización de sus productos.
Explica el Ministerio de Agricultura que la liofilización es una técnica de conservación usualmente aplicada a los alimentos basada en el desecado de determinados materiales por medio de la sublimación del agua contenida en éstos. Consiste en congelar el producto y posteriormente remover el hielo por sublimación, aplicando calor en condiciones de vacío.
Nitrap es una de las veteranas en el sector de los bioinsumos. Nación en 1989 en la localidad de Ameghino y es de capitales argentinos. Se inició con la fabricación de inoculantes, pero luego, debido al incremento de la producción de cultivos y la aceptación en el mercado, fue incorporando nuevas tecnologías y aumentando su capacidad de producción.
El mercado de insumos biológicos para la agricultura en el país se estima en 80 millones de dólares, y el segmento principal es el de biofertilizantes de origen microbiano (inoculantes de nitrógeno), que representa casi el 80% del mercado, según la Cámara de Sanidad Agropecuaria y Fertilizantes (CASAFE).
En tanto, el productor argentino tiene una larga trayectoria en materia de adopción de bioinsumos, y en gran medida circunscripta a la incorporación de inoculantes. Estos se emplean como complemento de la fertilización química y principalmente para el cultivo de soja. A pesar de ello, se está ampliando su uso hacia otros cultivos extensivos como trigo, maíz, girasol y sorgo, por lo que aún cuenta con perspectivas de crecimiento.
https://twitter.com/Nitrapagro/status/1494652638025203715?s=20&t=rSkxtKKIS_jxN2_3bntP-w
Además, según el informe del Ministerio, en la última década se observó un mayor dinamismo del segmento de biocontroladores, traccionado por mayores exigencias en los niveles máximos de residuos químicos en productos de consumo en fresco, como frutas y verduras; la creciente diversidad y cantidad de insumos biológicos ofrecidos en el mercado; y las estrategias de comercialización de las empresas del sector.
Nitrap actualmente permanece en el constante desarrollo de productos innovadores de origen biológicos, “creemos que para los próximos años la producción mundial se va a incrementar con el uso de insumos de este origen. Hoy en día contamos con distintas líneas de productos que van desde inoculantes para toda la gama de leguminosas, fijadores libres de nitrógeno para especies carbono 4, promotores del crecimiento, biocontroladores de patógenos y/o insectos, aditivos para silajes y líneas de coadyuvantes 100% biodegradables.Y además, incorporamos la tecnología de liofilización, un desarrollo de punta que permite mejorar la calidad y conservación de los productos”, detalló Giácomo Donato.
Como sucede con los agroquímicos, los bioinsumos permiten abordar diversas problemáticas tales como el control de plagas y enfermedades, la inducción de defensas, y la promoción del crecimiento y desarrollo vegetal, sin demandar derivados de recursos no renovables para su producción ni dejar trazas de residuos tóxicos en los alimentos. Se constituyen como una herramienta biotecnológica para brindar soluciones al sector en el contexto de las buenas prácticas agrícolas, generando alimentos inocuos y sustentables ambientalmente.