Por años, el NOA productivo fue sinónimo de frontera agrícola: expansión, desmontes, legumbres, soja y muchas distancias. Pero algo está empezando a cambiar, germinando como los microorganismos del suelo cuando se les da tiempo.
En una pausa durante la Expo Lajitas, Bichos de Campo frenó a Ana Delgado, ingeniera agrónoma especializada en nutrición de cultivos, para entender qué está pasando en esta parte del norte argentino.
“Cada vez estamos más abiertos a adoptar nuevas tecnologías, estamos más abiertos a estudiar mejor los sistemas, a comprenderlos”, explicó Ana, que conoce como pocos la diversidad de agroecosistemas salteños. “Y eso involucra conocer mucho mejor no solo el lote, sino el contexto en donde está ubicado ese lote”.
Detrás de esa mirada está la idea de que en Salta se viene consolidando una forma distinta de producir, más atenta a los tiempos del ambiente y menos atada a la urgencia de rendimientos inmediatos. No se trata, aclara, de copiar lo que pasa en la zona núcleo: “Nosotros tenemos una idiosincrasia propia, que tiene que ver con nuestro ambiente, nuestras precipitaciones, nuestras temperaturas, nuestra ventana productiva”.
Ana trabaja sobre todo en sistemas hortícolas y vitivinícolas, donde el margen de error es más chico. Allí, la precisión importa: “Implementar estrategias sobre todo en la fertilización ha sido un desafío, porque trabajar con sistemas de riego y dosis puntuales eficientes, combinadas con otras cosas, es algo que se está trabajando hace unos años”.
La clave, según entiende, es pensar el suelo como un sistema vivo, y eso incluye dejar de correr detrás de la plaga, del problema, del parche. “Pensar en esta perspectiva de que el suelo necesita un trabajo constante, continuo… la nutrición y el manejo de plagas tienen que marchar juntas”, argumenta.
En ese marco, los bioinsumos ganan terreno, aunque no como moda, sino como una pieza más de un sistema complejo. “No se trata de elegir uno u otro sistema, ni de reemplazar. Se trata de mantener todas las variables funcionando juntas, con una buena planificación y una buena evaluación”.
Claro, eso suena muy bien en el pizarrón. Pero en el campo, donde los márgenes están cada vez más apretados, hay productores que no quieren esperar cinco años a que el suelo regenere. Ana lo sabe y no se escapa del dilema: “No es romantizar esta idea de aplicar o no aplicar y decirle al productor ‘claro, acá tenemos bichitos’. No. Es hablar de dosis ajustadas, de un sistema eficiente desde lo planeado como corresponde”.
Mira la entrevista completa con Ana Delgado:
Para ella, el rol del agrónomo es clave. No como técnico que impone, sino como aliado que acompaña. “Es un trabajo comunitario, entre nosotros y los productores. También tenemos que aprender de ellos. Pero insistir en estas cuestiones técnicas para que las cosas se trabajen de una manera más prolija”.
¿Hay lugar entonces para los insumos biológicos en esta Salta 2025? “Hay lugar. Hay productores que están totalmente dispuestos. Hay que seguir produciendo información, hay que seguir trabajando, y hay que trabajar con la idea de que es parte de un todo”, concluye.