En la película Aviones, lanzada por Disney en 2013, Dusty Crophopper es un avión fumigador qué trabaja en un campo sembrado de Estados Unidos y que se convierte en el héroe de los niños. Aquí no tendría futuro, pues es visto como un villano. Tanto que la cámara que agrupa a la mayor parte de las empresas que brindan ese servicio a los productores, harta de la presión social en contra de las aplicaciones de agroquímicos, recomendó a sus socios que disminuyan al mínimo indispensable el uso del herbicida glifosato.
Es así. En un comunicado, la Federación Argentina de Cámaras Agroaéreas (Fearca) recomendó “a la comunidad aeroagrícola minimizar el uso habitual del glifosato, limitándolo a los casos que sean específicamente indispensables y prescriptos por profesionales agronómicos”.
Este es un modo claro de cubrirse de eventuales demandas en un contexto caldeado y repleto de prohibiciones de todo tipo y color. En Entre Ríos, por ejemplo, la Suprema Corte les prohíbe a los aviones operar a menos de 3.000 metros de las escuelas rurales. En Pergamino, ya en Buenos Aires, hay un límite de 5 kilómetros de la ciudad. Y en otros partidos directamente esta práctica está vedada.
“La aviación agrícola argentina viene siendo cuestionada por la aplicación aérea del herbicida denominado Glifosato (N-fosfonotemilglicina). Se trata de un Principio Activo (PA) de amplio espectro, cuya comercialización es autorizada por el Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (SENASA)”, recordó la federación que agrupa aproximadamente al 50% de las empresas de servicios agrícolas aéreos.
Bichos de Campo realizó tiempo atrás un programa especial sobre ese sector:
Los aviadores se han convertido en un blanco fácil de la crítica social por las aplicaciones con glifosato. Fearca recordó que “las empresas aéreas sólo pueden aplicar las dosis prescriptas por ingenieros agrónomos sobre los cultivos indicados en los respectivos marbetes de cada PA”. Pero, a pesar de ello, “la opinión pública interpreta que son los pilotos quienes deciden el uso del PA y las condiciones de su aplicación”, reconoció.
“Por ello, y para evitar las falacias que demonizan la noble actividad del piloto aeroaplicador, la Federación recomienda a la comunidad aeroagrícola minimizar el uso habitual del PA Glifosato, limitándolo a los casos que sean específicamente indispensables y prescriptos por profesionales agronómicos”, enfatizó la entidad.
En el documento, la organización reclamó a sus socios “no aplicar en forma aérea el PA Glifosato en cercanías de zonas sensibles, zonas de amortiguamiento, escuelas rurales y centros urbanos, con fundamento en el principio precautorio que resguarda el Medio Ambiente y la Salud Pública”.
Luego de describir que la aeroaplicación es parte importante de la cadena agroalimentaria del país, la Fearca subrayó que dolo “reconoce al SENASA como única autoridad con capacidad de prohibir este o cualquier otro PA que se comercialice en Argentina”.