Con una frecuencia bastante regular, Bichos de Campo ha venido contando el quehacer de muchas empresas que en Argentina apuestan por una agricultura más sustentable, reduciendo la carga de insumos químicos que ahora se aplican sobre los cultivos. En la mayoría de estos casos hay un gran volumen de ensayos, investigaciones y se elaboran productos a partir de microrganismos que pueden ser utilizados con diferentes fines agronómicos, ya sea para fertilizar las plantas o enfrentar ciertas contingencias, como plagas o enfermedades.
Sin embargo, en el sector de los biológicos nadie cree que finalmente los bioinsumos vayan a reemplazar algún día totalmente a los agroquímicos convencionales. Y que no será este un nuevo caso de grietas: ellos o nosotros. Aunque queda mucho camino por recorrer, le auguran un futuro prometedor para el tratamiento de los cultivos.
¿Entonces en qué lugar estamos en materia de bioinsumos?
“Creo que estamos en el primer paso, en donde ya hay conocimiento de una gran cantidad de herramientas microbiológicos, ya hay compañías y empresas que están distribuyendo este tipo de productos. Hay una gran cantidad de información técnica, científica y tecnológica, que soporta estas tecnologías, de tal manera que estamos dando los primeros pasos en toda este largo camino que es el uso de herramientas microbiológicos a nivel de lote de producción”, respondió a esta pregunta Gustavo González Anta, investigador en microbiología agrícola.
Este ingeniero agrónomo comparte la idea de que estos productos viene despertando el interés de muchas compañías y empresas, pero que todavía no es un a tecnología muy difundida entre los productores. Por eso, en lugar de bioinsumos prefiere llamarlos “herramientas microbiológicas”, ya que su efectividad a campo depende de una correcta aplicación.
“Cuando hablamos de productos biológicos, se integran productos microbianos, se integran extractos de algas de plantas, en algunos casos bioestimulantes de diferente origen. También se integra el tema de biofungicidas y insecticidas. De tal manera que la denominación herramienta microbiológica o herramienta biológica me parece adecuada, porque en definitiva va a funcionar en tanto y en cuanto sepamos aplicarla en el cultivo adecuado, en el momento adecuado, en la condición adecuada”, explicó González Anta.
-¿Entonces ya hemos aprendido a identificar los microorganismo benéficos para la agricultura?
–Hoy nosotros podemos ir al suelo y extraer una muestra de sangre y saber lo que tiene el suelo. También uno puede saber qué genes codifican para una determinada proteína que permite el control de una determinada enfermedad y mucho más. Por ejemplo, este mundo de la generación de metabolitos es un mundo muy rico y muy diverso, en donde podemos seleccionar células para que produzcan metabolitos y obtener potenciales biofungicidas, bioinsecticidas entre otros. Pero está recién en pañales, aunque tiene por delante un futuro increíble.
Para el agrónomo este viraje hacia los productos biológicos, si bien demanda capacitación del personal técnico y mucho trabajo de las empresas para ampliar la paleta de productos, el productor sigue siendo el gran desafío.
“Ahora entramos en el largo camino de la adopción, de la comparación. En el largo camino de la evaluación y de visualizar cuál es el comportamiento de los químicos y cuál es de los biológicos, cuándo combinarlos, cuándo no”, indicó.
-Hasta el momento no he escuchado hablar de una solución biológica que reemplace a un herbicida para el control de malezas. ¿Existe disponibilidad de productos para todas las problemáticas que surgen a campo?
-Hay disponibilidad de tecnología para cubrir todos los requerimientos del cultivo desde el previo del momento previo a la siembra hasta la postcosecha. Lo que ocurre es que muchas de esas herramientas tienen que ser utilizadas de manera específica y la condición medioambiental influye. Un producto biológico no lo podés aplicar durante el día, sino que o ideal es hacerlo durante la noche, para poder tener condiciones de humedad y de temperatura adecuadas. Entonces vuelvo a decir: tenemos herramientas.
-¿Y se puede prescindir totalmente de los químicos?
-No podés prescindir de todos los químicos porque habrá circunstancias que necesitás de químicos, en otras circunstancias que necesita de biológico y lo más inteligente tal vez sea su combinación. Pero claramente cuando en Argentina, el foco está puesto en la semilla, mientras que en otros países como Brasil y Paraguay, el uso de biológicos como aplicadores, para controlar enfermedades e insectos foliares es mucho mayor.