Los integrantes del equipo económico liderados por Luis “Toto” Caputo hicieron muy bien los deberes en materia de comunicación al evitar mencionar la palabra “devaluación” durante el anuncio del nuevo esquema cambiario.
Y está muy bien porque no se trata de una depreciación direccionada por el gobierno, sino de la implementación de un régimen tendiente a instrumentar una situación que permita ordenar los precios relativos de la economía para que los recursos se asignen de la manera más eficiente posible.
Algunas semanas atrás un empresario del sector de legumbres me dijo que lo que más valoraba del actual gobierno era que redujo la brecha cambiaria porque, cuando la misma era enorme, en el mercado aparecieron oportunistas que compraban granos a cualquier precio y vendían mercadería sin calidad a valores ridículos con el único propósito de hacer negocios cambiarios. En el proceso, lamentablemente, ensuciaban a los actores genuinos.
Te lo anticipamos: Llegó la corrección del tipo de cambio y respiran los sectores exportadores
La normalización del mercado cambiario es un aspecto crucial para la estabilización macroeconómica. Pero el anuncio del nuevo esquema es sólo la primera sección de la “película”: la parte más importante es lo que viene después.
Para que la “máquina” generadora de divisas pueda ponerse en marcha y la población no pierda capacidad de consumo, es indispensable que la inflación se mantenga a raya luego de que el tipo de cambio experimente un salto hacia un precio cercano al de equilibrio.
Los precios de los granos –principal fuente genuina de divisas de la economía– van a mejorar, pero si la inflación se “come” esa mejora en cuestión de meses entonces no habrá servido de nada.
“La inflación va a colapsar indefectiblemente”, afirmó el presidente Javier Milei anoche al explicar los fundamentos del nuevo esquema cambiario. Más que una expresión de deseo, se trató de un mensaje destinado a los empresarios argentinos que, luego de una corrección cambiaria, ajustan sus precios como si no tuviesen stock alguno y contasen con costos 100% dolarizados. El equipo económico confía en que existen condiciones monetarias para evitar un salto inflacionario abrupto, aunque sabe que no la tendrá fácil.
Un mes atrás publiqué un artículo en el cual explicaba que la Argentina está en una situación similar a la que tuvo que afrontar el entonces presidente brasileño Fernando Henrique Cardoso, quien optó por liberarse de un “cepo” cambiario a comienzos de 1999 para que los precios alcanzaran los niveles de equilibrio correspondientes.
Con la devaluación del real brasileño, la inflación subió, pero luego, gracias al hecho de mantener un equilibrio en las cuentas fiscales, se desaceleró para consolidar un período de orden macroeconómico que ya acumula tres décadas en Brasil. Cardoso luego perdió las elecciones ante Inácio Lula da Silva. Pero ganó el país y el nuevo presidente mantuvo la política fiscal y cambiaria heredada, lo que promovió una fase de crecimiento económico en Brasil que contribuyó al desarrollo del país como una potencia agroindustrial.
Con un esquema cambiario agotado –la devaluación programada del 1,0% mensual– en una coyuntura internacional por demás compleja, Milei, en lugar de buscar subterfugios o intentar esconder el problema, decidió, como hizo Cardoso un cuarto de siglo atrás, hacer frente a la situación, aunque eso tenga probablemente costos políticos.
La caída del precio internacional del petróleo y el hecho de que el mercado local de combustibles esté controlado por la empresa estatal YPF son de gran ayuda en la actual coyuntura.
Lo que suceda con las elecciones de medio término en los próximos meses dejó de ser relevante. La clave ahora es que el tipo de cambio real, es decir, la evolución del tipo de cambio nominal con respecto a la dinámica inflacionaria, se mantenga en un nivel que retribuya de manera adecuada a los exportadores y permita sostener la capacidad de consumo en el mercado interno.
Si eso se logra, entonces es muy probable que el próximo gobierno, sea del partido que sea, no tenga otro remedio que mantener el orden macroeconómico heredado porque, una vez que todos toman vino del bueno, es muy difícil volver atrás.
Orlando Ferreres acaba de decir por la tele, q el valor de equilibrio del dólar es de $ 1.712
Y w la inflación de abril, no bajará con relación a la de marzo
Y???
Es vidente??
La inflación ya sabemos y se dijo que por un par de meses más va a estar en éstos niveles para después bajar.
Ya se anticiparon a los aumentos.
El dólar luego del martes tenderá a bajar de los $1330 Mep CCL, , o de los 1375 blue.