La oferta paraguaya de soja sigue permitiendo que la industria aceitera argentina trabaje con cierta normalidad ante una dinámica comercial interna afectada por distorsiones macroeconómicas.
En el ciclo 2022/23 Paraguay “salvó” a la industria aceitera argentina al proveer más de 10 millones de toneladas de poroto de soja en el marco de un fracaso histórico de la cosecha local ocasionado por una sequía devastadora.
En los cinco primeros meses del ciclo comercial 2023/24, si bien la cosecha argentina de soja se recuperó, Paraguay sigue exportando grandes volúmenes de poroto a su vecino para garantizar el funcionamiento de las industrias oleaginosas localizadas en la zona de influencia de Rosario.
El procesamiento argentino de soja entre abril y agosto de este año fue de 19,37 millones de toneladas, una cifra 55% superior a la registrada en el mismo período de 2023, según datos oficiales.
La noticia es que gran parte de ese crecimiento fue posible gracias a la importación en el trimestre de 3,75 millones de toneladas de poroto de soja –que en su mayor parte provino de Paraguay–, una cifra que representó el 19,4% de la molienda argentina del período.
La Secretaría de Agricultura estima que, con una cosecha proyectada de 48,2 millones de toneladas, en el presente ciclo 2023/24 la importación de soja sería de 5,5 millones de toneladas.
Hasta el momento, según el último dato oficial correspondiente al pasado 11 de septiembre, la venta de soja argentina 2023/24 sumaba 27,83 millones de toneladas (sumando industria + exportación), una cifra equivalente al 57,7% de la cosechada estimada por la Secretaría de Agricultura.
Los niveles de ventas de soja argentina deberían ser superiores para que la industria pueda recuperar el terreno perdido durante el ciclo 2022/23, el cual estuvo caracterizado por un desastre productivo.
En el primer tramo del presente mes de septiembre una industria aceitera argentina había realizado una compra de 88.400 toneladas de soja estadounidense, la cual posteriormente fue cancelada, según muestran los registros del Departamento de Agricultura de EE.UU. (USDA).
Si bien la operación no se concretó, se trata de una señal que muestra la preocupación existente en el ámbito industrial oleaginoso en lo relativo a la disponibilidad de mercadería para procesar, dado que la oferta paraguaya de soja comenzará a ser cada vez más limitada hasta el ingreso de la nueva cosecha en febrero de 2025.
El ingreso de soja al mercado argentino se realiza en el marco del régimen de “importación temporaria de mercaderías destinadas a recibir perfeccionamiento industrial”, el cual –implementado por el decreto 1330/2004– facilita el ingreso de insumos con la obligación de que los mismos, una vez procesados en territorio argentino, sean exportados para generar divisas.
El régimen, conocido popularmente como “de admisión temporaria”, fue desactivado en 2009 por la presidenta Cristina Fernández de Kirchner para ser reintroducido a comienzos de 2016 por la gestión de Mauricio Macri. Desde entonces, en lo que respecta al complejo sojero, el poroto ingresa al país para elaborar harina y aceite de soja, los cuales posteriormente se exportan. La alícuota del derecho de exportación (33%) se aplica sobre el valor agregado, es decir, sobre la diferencia del valor de la harina y el aceite exportado (FOB) menos el valor del poroto importado (CIF).
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