En el predio de la Sociedad Rural de Comodoro Rivadavia, este domingo ha sido demasiado caluroso pero agradable en la última jornada de la exposición rural local, donde hace 86 años se exponen los mejores ejemplares de los ovinos Merino, los de la lana más fina. La tarde luce agradable para pasear por el lugar y sin embargo los puesteros se apuran a levantar sus mercancías antes de tiempo. Calle de por medio se ubica la cancha del Club Atlético Jorge Newbery, uno de los más convocantes de esta ciudad. El estadio es conocido como “La Madriguera” y el equipo se lo llama “El Lobo”. Se juega la final del torneo regional de la Patagonia y la semana pasada quienes ahora jugarán de locales fueron visitantes ante Deportivo Rincón de los Sauces. Perdieron dos a cero, pero además hubo violencia y hasta disparos. Por eso ahora se respiran aires de revancha. Desde temprano los petardos rompían en el cielo, preparando el escenario.
-¡Qué interesante! ¿Y se podrá ir a ver ese partido?- preguntó ingenuamente este cronista a uno de los productores que llevaron sus carneros a la Exposición Rural.
-Ni loco vayas. Va a haber disturbios seguro. Está lleno de policías y los de la hinchada son unas bestias- respondió el hombre.
Me quedé pensando: No sé a qué le tienen tanto temor este ovejero, si ellos conviven cotidianamente con las bestias.
Son bestias finalmente los pumas y zorros que nacen y se multiplican en los campos semiabandonados de la enorme estepa patagónica, y luego atacan a sus majadas, provocando pérdidas importantes. Son bestias los jabalíes igualmente agresivos que han aparecido en gran número también en esta región. Y bestias son también, aunque más simpáticos, los guanacos, una especie silvestre protegida que ya supera en número a la oveja y compite con ella por la poca comida y por el agua.
Se convierten en bestias los perros que vagan sueltos en las calles de los pueblos, y de golpe arman jauría y salen a cazar por los campos, dejando un tendal de víctimas ensangrentadas en los rebaños. Y se parecen mucho a las bestias incluso algunos hombres que carnean animales directamente en los campos, robando la carne y dejando los despojos desparramados sobre la tierra.
Comodoro queda en Chubut, pero cerca de la frontera con Santa Cruz. En todas las entrevistas que realizó Bichos de Campo en este exposición rural que atrae a productores de ambas provincias, de alguna u otra manera se hizo mención a las diferentes bestias que aquejan a este economía regional, a punto tal de ser desencadenante del abandono de muchísimas estancias en los últimos años.
Las cifras lucen dramáticas. En la estepa central se calcula que un 40% de los campos ya no son productivos y quedaron a la buena de Dios. A la par, el stock de ovejas se redujo un 25% desde 2013 a la fecha. Se conservan en estas dos provincias la mayor parte de los ovinos del país, unas 7 millones de cabezas, y la producción de carne y lana sigue siendo en muchas zonas la única actividad productiva posible. A diferencia de otras regiones, aquí no queda alternativa. La creciente sequía de la última década complica las cosas. Y la falta de un dólar competitivo para exportar termina de sepultar cualquier ilusión de progreso.
Y entonces, el hombre que colonizó estas tierras, junto a sus ovejas, retrocede. Y entonces, avanzan las bestias.
El sábado, durante largas horas, de como enfrentar a las bestias hablaron dirigentes agropecuarios y funcionarios de ambas provincias, que se han propuesto comenzar a tener un abordaje regional de este problemática excede largamente a las provincias y ya parece requerir de un enfoque nacional. Fue una reunión largamente esperada por los ovejeros, pero que hasta ahora no se había podido hacer porque los gobiernos de ambas provincias no congeniaban. Pero la taba cambió con las elecciones de 2023. Y en el almuerzo de camaradería que se sirvió antes del acto oficial de la expo, y antes del partido de Newbery, sucedió la postal histórica de los dos nuevos gobernadores, tan jóvenes ellos, avalando con su presencia este pacto regional para comenzar a discutir la agencia ovejera y, finalmente, tratar de hacer frente a las bestias.
Nunca antes había sucedido que dos gobernadores coincidieran en un foro ovejero. Pero allí estaban el santacruceño Claudio Vidal, que puso fin al reinado de los Kirchner; y el chubutense Nacho Torres, que dejó en su discurso inaugural dos frases de colección. “Se puede trabajar en conjunto poniendo el sentido común por encima de cualquier ideología”, afirmó. “La verdadera revolución no es liberal, peronista o radical sino ir hacia la normalidad”, completó.
Por cierto, luce bastante anormal que las bestias ganan terreno frente a la notable debilidad que muestran los hombres. Pero allí está la debilidad, expuesta como nunca en 150 años de historia ovejera de la Argentina: hace algún tiempo la actividad dejó de tener rentabilidad, por eso la gente se fue alejando y los que quedan no reciben la debida atención de las autoridades.
Para respaldar esta postura a Comodoro también llegaron los titulares de la Sociedad Rural Argentina, Nicolás Pino, y de Confederaciones Rurales Argentinas (CRA), Carlos Castagnani, quienes en sus discursos coincidieron en que los nuevos aires que corren en la política imponen comenzar a ocuparse de los problemas pendientes de la agenda productiva. Lamentablemente, y a pesar de que habían sido invitados, no se hicieron presentes funcionarios nacionales.
La situación la resumió con mucha corrección pero con contundencia Juanjo Anglesio, el presidente de la Sociedad Rural de Comodoro Rivadavia. “Hablamos siempre de los mismos temas porque los hechos que denunciamos no encuentran respuesta en los ámbitos políticos. Instamos a que este sea el camino para la confirmación de un frente patagónico que enfrente nuestro problema”, afirmó el dirigente, para quien la crisis ovina debería ser una política estratégica: “La Patagonia representa el 33% del territorio nacional”, recordó.
Ninguno de los productores ni sus dirigentes propician una masacre de las bestia sino poner en marcha una serie de políticas que devuelvan recuperar rentabilidad y eventualmente repoblar los campos, para que el humano recupere el dominio de su territorio. Para eso hace falta una política económica estable, que permita reinvertir en nuevas tecnologías; pero además caminos, conectividad, escuelas y toda una infraestructura que se fue perdiendo.
Anglesio habló de una “falta de decisiones políticas” que provocó una explosión de la poblaciones de guanacos, en detrimento del ovino. Pero no propició otra salida más que habilitar programas de manejo racional que permitan aprovechar también esa especia (su carne y su fibra). Con el puma y el zorro, la posibilidad de entendimiento luce más difícil pero no imposible, “Las especies deben coexistir, pero esto no significa no hacer nada sino controlar las poblaciones. Hoy el desequilibrio está expulsando día a día cada vez más productores”.
Y lo mismo sucedía en las calles valladas en torno a La Madriguera del Lobo. Las “bestias” metían miedo y las calles se vaciaban. Al final el partido se suspendió, nunca comenzó. Los jugadores del equipo visitante se negaron a salir a la cancha por falta de garantías.
Otra nota de porquería sobre este tema y van…
Es increíble loco. Es increíble que mantengan esta línea editorial. Las únicas bestias de la Patagonia son los “productores” que insisten con posturas arcaicas, y encima parece que convencieron a los gobernadores, que serían como ellos.
Lamentable. Ni da para gastarse discutiendo ésto, porque los fanáticos van a seguir insistiendo con lo mismo. Pero es lamentable. Siento ORGULLO de mi postura de NO consumir cordero patagónico. Ni un peso de mi bolsillo irá para esa gente. Claro, uno solo no hace nada, pero al menos está el alivio de hacer lo correcto.
Lamentablemente las bestias somos nosotros, el puma y el zorro ya estaban de antes, al jabalí lo introdujo el hombre y ahora se hizo plaga, como el castor en tierra del fuego. Cada vez que el hombre interviene en un ecosistema hace más mal que bien. Es una pena por los productores que luchan todo el año, espero sean sabios, eliminar al puma tampoco es la solución. Y a se sabe lo que pasa si se elimina al predador mayor en una cadena, se desequilibra todo el ecosistema.