Suenan los tambores de guerra: los hemos venido contando en Bichos de Campo. Las sospechas sobre un mercado cartelizado de girasol (donde tres o cuatro aceiteras definen el precio que más les conviene) vuelven a teñir los aires y los productores están furiosos porque sembraron con un precio estimado de 300 dólares y ahora cosechan con otro de 220. Los compradores de la oleaginosa se defienden argumentando que el girasol bajó casi 20% en el mercado internacional. Y que además, en medio de la campaña, cambiaron las reglas de juego con la reimposición de retenciones.
Guerra declarada, pero sin árbitro a la vista. El Estado Nacional no se hace cargo de casi nada, a pesar de que tiene parte de la responsabilidad es este situación, en la que los productores girasoleros, en especial los del Chaco y el norte de Santa Fe, están viendo impávidos como se esfumaron casi 80 millones de dólares de la cadena, mientras ellos apenas llegan a cubrir los costos. O no llegan ni siquiera.
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“Es histórico que el girasol presenta a nivel local un mercado cartelizado, en el cual una oferta atomizada compite contra una demanda oligopólica en la cual solo tres firmas concentran un 70% del mercado”, denunció Confederaciones Rurales Argentinas (CRA) en un durísimo comunicado. Queda claro que esta entidad no se conforma con la explicación de que la baja en los mercados internacionales del aceite justifica los descuentos de precios que sufren aquí los chacareros. Habló de “brechas de precios poco claras con respecto a Rotterdam, que finalmente ajustan sobre el eslabón más débil, el productor”.
¿Hay cartelización? Los productores insisten que sí, los compradores insisten que no. Desde hace años que se habla de ello pero el Estado nunca encaró un estudio a fondo del tema en la Comisión Nacional de Defensa de la Competencia (CNDC). No se mete en estas cosas, ni siquiera ahora que la sangre quiere llegar al río.
El Estado, por el contrario, agrava esta situación de sospecha generalizada. El ex Ministerio de Agroindustria publica un precio FAS teórico (que es el dinero que debería recibir el productor de girasol) de 9.000 pesos por tonelada, pero la industria dice que su capacidad de pago llega a apenas 8.400 pesos, que es el valor que finalmente se paga. Hay una diferencia de 600 pesos que podría aliviar las cosas. Pero nada.
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Recién este jueves, el jefe de Gabinete de Agroindustria, Santiago del Solar, y el subsecretario de Mercados Agropecuarios, Jesús Silveyra, se reunieron con las empresas nucleadas en Ciara-CEC para hablar sobre esta pequeña distorsión, que podría aliviar mucho las cosas. La parte empresaria explicó allí que el valor oficial del girasol es mayor porque supuestamente trae incorporada la bonificación por materia grasa, mientras que la Pizarra de Rosario muestra el valor real del girasol sin tomar en cuenta ese premio. Silveira quedó en estudiar el asunto.
Pero la guerra continúa y CRA hace sus propios números: “Hoy en cosecha el valor más repetido en las operaciones de venta es de 217 dólares por tonelada, sensiblemente menor a la capacidad de pago real de la industria que hoy afirma que solo puede pagar 8.400 pesos. Y así lo informa en las pizarras de referencia que claro parecen que empezaron a funcionar después de mucho tiempo de no informar precios. La distorsión es tan grande que ya llega a los 43 dólares. Y se riñe no solo con las matemáticas sino también con los cálculos oficiales, el Ministerio de Agroindustria pública una capacidad de pago de la industria que hoy marca una diferencia con la pizarra de 830 pesos por tonelada”.
Pese a estos números tan diferentes, en la reunión entre Silveyra y el sector comprador quedó aclarado que el Estado tiene decidido no intervenir en este proceso de formación de los precios del girasol. Ya sucede con la leche y con muchos otros productos. Y por eso nadie lo hubiera esperado. ¿Intervenir? El gobierno interviene en la determinación de muchos precios de la economía , pero sería un sacrilegio mediar a favor de la rentabilidad de los productores agropecuarios.
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Bueno, pero entonces hablemos de las retenciones, que habían sido eliminadas para el girasol y otros cultivos en diciembre de 2015, y que en medio de esta campaña se reimplantaron, en su nivel más alto de 4 pesos or cada dólar exportado (equivalen al 11% aproximadamente del valor FOB).
En esto los bandos en puja coinciden: fue una verdadera cagada y le pega de lleno a la rentabilidad del productor. Lo mismo sucedió con la reducción de los reintegros. Peor la respuesta de Silveyra, el único que salió a dar la cara en nombre del Estado, fue la misma que se escucha ante cada uno de los planteos: “Por el lado de retenciones y reintegros no se puede avanzar por la restricción presupuestaria”, contó una fuente que participó de la reunión.
¿Y entonces de qué se puede hacer cargo el Estado?
De casi nada. En la mesa de negociación entre Agroindustria y los compradores del grano, apenas se esbozaron algunas medidas -y de mediano plazo, la mayoría- que permitirían generar mayor demanda y que servirían para tonificar los precios del girasol. A saber:
- Los exportadores pidieron al Gobierno que aproveche la reciente prohibición del insecticida DDVP para gestionar el acceso del girasol argentino a la Unión Europea. En el mismo sentido también se estudio reclamar la reducción del arancel de acceso a ese mercado.
- Se analizó la posibilidad de incentivar la exportación de semilla de girasol, como ya se hizo en 2016.
- Se habló de habilitar un corredor para bitrenes que permita reducir l alto peso del los fletes en girasol.
- Se estudió que las cooperativas comiencen a operar en este negocio. Por ejemplo, con ACA exportando semilla desde Necochea. O con la Unión Agrícola de Avellaneda en Reconquista.
- Se pidió que el Estado intervenga para que bajen algunos impuestos provinciales que finalmente también recaen en el precio al productor. como el de guías de transporte en el Chaco, principal cambo de batalla para esta guerra.
- Como para analizar a nivel provincia
- Estos fueron los puntos elaborados luego del diagnostico de la situacon de mercado de aceite y la evolucion de los ultimos meses
ASAGIR sale todos los años en precampaña en el área norte y sur a promocionar la siembra de girasol.
Porque no nos fijamos quienes participan en ASAGIR y veremos que están las multinacionales y exportadores promocionando la siembra y algún integrante del INTA n la conducción.
Esto sucede en todas las cadenas de cada cultivo.