En la campaña 2023/24 será contrastante la situación de aquellos empresarios agrícolas que realizaron coberturas comerciales respecto de aquellos que llegan al inicio de la cosecha gruesa “desnudos”.
Tal como recomiendan los especialistas en comercialización agrícola, la estrategia más adecuada para las características del negocio agrícola es ir “construyendo” un promedio de venta desde el inicio de la campaña, de manera tal de obtener un precio final de venta que, si bien seguramente no será el máximo posible, permitirá brindar cierta estabilidad al negocio.
La conveniencia de esa estrategia comercial se torna evidente en campañas como la presentes, en las cuales una serie de eventos inesperados en diferentes ámbitos promovieron una caída considerable de los precios de los principales commodities agrícolas.
Un gráfico elaborado por el equipo técnico de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires expone la cuestión con gran claridad al mostrar que apenas el 12% de la soja 2023/24 comercializada hasta el momento tiene precio cierto, mientras que en el caso del maíz comercial esa proporción es del 32% al considerar las proyecciones previstas de cosecha vigentes a la fecha.
El bajísimo nivel histórico de ventas con precio cierto obedece fundamentalmente a las distorsiones cambiarias creadas por el gobierno de Alberto, Cristina y Sergio que la actual administración no pudo o no supo modificar a tiempo para evitar lo que finalmente terminó ocurriendo.
Una manera de resolver esa cuestión hubiese sido recurrir a coberturas, tanto en futuros como en opciones, en el Matba Rofex, de manera tal de obtener diferencias favorables que, más allá de la cuestiones cambiarias, permitiesen al final del día lograr un mayor precio final de venta.
Lamentablemente, los empresarios profesionales que recurren a tales instrumentos de tecnología comercial son una proporción no muy considerable respecto del universo total de productores.
Dale las gracias a Zelensky si estás contento por lo barato que está el precio del maíz