La moringa ha demostrado ser resistente a las altas temperaturas y la humedad de la zona norte del país. Por eso las principales plantaciones se concentran en las provincias de Salta y Misiones. Sin embargo, investigadores del INTA Yuto, en Jujuy, llevan adelante un estudio para promover el cultivo de esta planta y aprovecharla como una opción para diversificar la agricultura en la región. El objetivo es asegurar una producción que permita la comercialización de la hoja seca de este cultivo, que contiene múltiples beneficios para la salud.
Luego de un tiempo de experimentación concentrado en plantaciones de la zona de Oran, los especialistas han podido constatar que la variabilidad de las lluvias y el aumento de las temperaturas -en la segunda mitad del año- son propicias para el crecimiento y desarrollo de esta planta. A partir de estos hallazgos los productores han optimizado el manejo, aportándole valor agregado a sus sembradíos y aumentar sus ingresos con estas producciones.
“El árbol de moringa puede alcanzar más de 5 metros de altura y es muy resistente a las sequías. Esto lo convierte en una opción viable para nuestra región, donde las precipitaciones son variables. El cultivo entra en un periodo de dormancia durante los meses de junio y julio debido a las bajas temperaturas, pero reinicia su crecimiento con el aumento de la temperatura a partir de agosto”, dijo Antonio Sangari, técnico de la Agencia de Extensión Rural de Oran, del INTA Yuto.
En base a esto, el técnico aseguró que “los productores han adoptado rápidamente esta alternativa, ya que ofrece un período de cosecha más amplio que otros cultivos tradicionales”. Precisamente porque la cosecha de hojas se comienza en octubre y se extienda hasta junio del año siguiente, el productor puede tener ingresos más estables.
Sin embargo, el técnico remarcó que a la tierra hay que hacerle ciertas labores para que el exceso de humedad no dañe las raíces de la planta. “El clima en el norte salteño, con temperaturas que oscilan entre 0 y 45 grados centígrados, puede ser desafiante, pero la moringa se adapta bien. Sin embargo, la preparación del terreno y el riego adecuado son cruciales. El productor debe asegurarse que el suelo sea franco y bien drenado para evitar la pudrición de raíces”.
Con recomendaciones agronómicas claras, desde el INTA apostaron a más y ajustaron nuevos mecanismo de comercialización a los productores de moringa. Dicha organización ha permitido que los productores no solo vendan hojas, sino que se animen a elaborar otros productos, como el té de moringa.
“Establecimos un acercamiento entre productores y compradores para fijar precios justos. Además, facilitamos la logística necesaria para que los productores pudieran inscribirse como monotributistas y poder facturar”, indicó el especialista.