En Europa los consumidores están cada día más preocupados por las condiciones de vida de los animales que, ganadería mediante, luego terminan en las góndolas de lácteos, carnes o huevos.
En esa lógica, la agencia alimentaria Anses, de Francia, lanzó una propuesta para crear un sistema de clasificación similar al Nutri-Score, pero con 5 niveles -desde la letra A hasta la E- para los productos alimenticios de origen animal, porque consideran que las etiquetas actuales “no son suficientes” para medir el bienestar animal.
El sistema nutricional Nutri-Score se desarrolló en la propia Francia en el año 2017. Su algoritmo clasifica los alimentos desde -15 a lo productos “más saludables”, hasta +40 para los alimentos “menos saludables”. A partir de esta puntuación, el producto recibe una letra con el código correspondiente: de verde oscuro con la letra A hasta naranja oscuro representado por la letra E.
Si bien en el viejo continente, existen normas para el manejo de ganado bovino, gallinas ponedoras y pollos para carne, el etiquetado propuesto por Francia sería superior, ya que “tendría un enfoque holístico y abarcaría un rango de clasificación entre los estándares más altos (A) hasta los más bajos (E)”.
Con esta nueva forma de clasificación, la agencia alimentaria francesa también se propone incorporar algunos indicadores científicos medidos directamente en los animales.
La iniciativa, según las publicaciones, va en consonancia con la definición de bienestar animal que elaboraron en 2018. “El bienestar animal es un estado físico y mental positivo, relacionado con las necesidades fisiológicas y conductuales y sus expectativas. Este estado varia según la percepción que tiene el animal de la situación”.
En este sentido, Julie Chiron coordinadora de expertos de Anses, considera que circunscribir bienestar animal únicamente a los métodos de cría es insuficiente. Por eso desde la agencia insisten en realizar evaluaciones en aquellos animales que no están destinados a la producción de alimentos. Es decir, los animales que intervienen en procesos de reproducción selectiva para mejorar las características genéticas.
“En algunos sectores los animales reproductores se crían en el extranjero y se sabe poco de sus condiciones de vida. Este criterio requerirá que los organismos se organicen para disponer de esta información. Además no podemos afirmar que un proceso de reproducción respete el bienestar animal, si no no sabemos nada de las condiciones de vida de la generación anterior cuya cría está sujeta a limitaciones específicas, en particular sanitarias”, dijo Chiron al medio FoodNavigator.
Aunque la Unión Europea exige los estándares de bienestar animal mínimos para todo el bloque, la agencia francesa se propone llegar mucho más lejos. Por eso en su clasificación se etiquetaría con la letra E (la de más baja puntuación) a los productores que cumplen única y exclusivamente con las exigencias de la región.
La idea de la agencia al otorgar dicha calificación es motivar a los productores a alcanzar altos estándares de bienestar animal, más allá de los exige la Unión Europea. El sistema de etiquetado, similar Nutri-Score debería permitir a lo productores adoptar nuevas prácticas en función de obtener una mayor puntuación.
Sin embargo, mejorar los estándares de bienestar animal no es algo fácil ni económico. En este sentido, tanto la Anses como lo consumidores coinciden en que los costos los deben recaer en los agricultores y a su vez estos deberían recibir un presupuesto por parte de la Unión Europea, que los ayude a cubrir algunos gastos.