El Servicio de Investigación Agrícola es la principal agencia de investigación científica del Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA) y su tarea es buscar soluciones a los problemas agrícolas que afectan a los productores de ese país. Informó que una de sus principales problemáticas actuales es una plaga que llegó desde la Argentina: La hormiga roja Solenopsis invicta. La consideran una “amenaza la salud pública, la productividad agrícola y la biodiversidad”.
Cuenta la Wikipedia que “la hormiga roja de fuego (hormiga colorada en Argentina) es una de las más de doscientas ochenta especies del extenso género de hormigas Solenopsis, que se ha convertido en una plaga en el sur de los Estados Unidos, Australia, Taiwán, Filipinas y el sur de la provincia china Guangdong”. A las costas norteamericanas llegó al parecer en los años 30 del siglo pasado, cuando algunas colonias fueron introducidas casualmente en los Estados Unidos a través del puerto de Mobile, en Alabama, cuando buques mercantes de Brasil descargaron allí mercancías infestadas con esas hormigas sudamericanas.
Ahora el brazo científico del USDA está enfrascado en una nueva línea de investigación para generar cebos que puedan hacer frente a esa plaga, a la que llaman “hormigas bravas”. Los cebos generalmente se formulan como gránulos que contienen tres componentes principales: un insecticida de acción lenta, aceite vegetal como fuente de alimento y un vehículo. Pero todos los productos de cebo para hormigas rojas en el mercado estadounindense tienen dos grandes problemas: atraen también a una amplia gama de hormigas nativas, y se disuelven y degradan fácilmente cuando se mojan.
¿Cuál es la línea de investigación? Encontrar una fórmula para mejorar esos cebos.
Hasta aquí se sabe que “las hormigas bravas son insectos sociales, lo que significa que viven juntas en colonias organizadas en las que trabajan de manera cooperativa y eficiente. Como insectos sociales, las hormigas se comunican a través de feromonas, que son señales químicas que utilizan para diferentes propósitos, como marcar su territorio, señalar peligro para su colonia o alertar a otros sobre fuentes de alimento cercanas”.
En este punto Jian Chen , un entomólogo investigador de la Unidad de Investigación de Control Biológico de Plagas del ARS en Stoneville, comenzó a estudiar la química de estas hormigas. Hace poco descubrió que las hormigas bravas alimentan con su propio veneno a sus compañeros de nido, cuando encontró veneno en sus sistemas digestivos.
“Las hormigas bravas utilizan alcaloides del veneno como antibióticos internos, lo que las mantiene saludables porque su veneno puede suprimir el crecimiento de varios patógenos”, fue su primera conclusión.
Luego el investigador descubrió que la incorporación de alcaloides de ese veneno en el aceite vegetal de los cebos no afecta la alimentación de las hormigas bravas, pero sí podría impedir la alimentación de las hormigas nativas que compiten con las hormigas bravas por el cebo. “Agregar alcaloides del veneno de la hormiga brava en el aceite vegetal puede mejorar la especificidad de los productos de cebo actuales. ARS ha presentado una solicitud de patente para este enfoque único para resolver el problema de la especificidad del cebo para hormigas bravas”, se informó.
“La utilización colectiva del veneno como antibiótico interno debe desempeñar un papel importante en la vida social de las hormigas bravas y su evolución”, dijo Chen. “Este descubrimiento no sólo nos ayudará a comprender mejor la inmunidad social de las hormigas rojas, sino que también tendrá un gran impacto en los esfuerzos para desarrollar cebos e insecticidas microbianos para el control de las hormigas bravas”.
Además de mejorar la especificidad del cebo, el grupo liderado por Chen ha estado trabajando en la creación de un cebo que sea más resistente al agua que los productos comerciales actuales. “En los productos comerciales para las hormigas bravas, la arena de maíz se utiliza generalmente como portador”, explicó, aunque reconoció que “se desintegra fácilmente cuando entra en contacto con el agua”.
“Hemos desarrollado cebos para hormigas bravas resistentes al agua modificando o reemplazando la sémola de maíz”, anunció.