En horas de ayer el Parlamento Europeo rechazó un proyecto que busca reducir el uso de fitosanitarios en los países miembro de aquel bloque.
Con 299 votos en contra, 207 a favor y 121 abstenciones, los eurodiputados rechazaron de plano un proyecto que propone reducir en un 50 % el uso y el riesgo de los “plaguicidas químicos” y el uso de los “plaguicidas más peligrosos” para 2030.
El pedido fue elevado por la eurodiputada Sarah Wiener, de Austria, quien luego de ver rechazado su pedido legislador, declaró: “Este es un día muy negro para la salud de la sociedad en su conjunto y para el medioambiente”.
La regulación estipulaba que los Estados miembros establecerían sus propios objetivos nacionales de reducción dentro de parámetros para garantizar que se alcancen los objetivos a escala de la UE, según informó la agencia Efe.
El ministro de agricultura y alimentación de Alemania, Cem Özdemir, dijo estar de acuerdo con el objetivo general de reducir el uso de pesticidas en un 50 % para 2030, pero manifestó su oposición a “la estrategia” para lograrlo.
Su homóloga finlandesa, Sari Essayah, manifestó su oposición a que se fijen objetivos nacionales para cada Estado miembro de la UE porque, según dijo, en su país no usan “muchos pesticidas”. Así, consideró que sería “muy injusto” establecer metas nacionales para los países que ya utilizan poca cantidad de esos productos químicos.
Este rechazo al pedido ambientalista se da en pleno auge del debate por el ambiente, las formas de producir y el uso de fitosanitarios.
Por estos días, la Comisión Europea anunció finalmente que extendió los permisos para el uso del herbicida glifosato por otros diez años, hasta 2033, aunque la decisión no contó con el consenso de todos los países, que (como en el caso de Francia) podrían poner limitaciones nacionales.
Si bien en este caso se extendió el permiso para usar el glifosato, quedó sujeto a ciertas condiciones y restricciones nuevas: La prohibición del uso como desecante antes de la cosecha y la necesidad de ciertas medidas para proteger a los organismos no objetivo de las aplicaciones.
La decisión de permitir o prohibir el uso del glifosato a escala nacional sigue estando en manos de cada gobierno. Ningún país de la UE lo ha prohibido totalmente, aunque algunos, como Austria, Francia, Países Bajos, Bélgica, Luxemburgo y Alemania, han implantado prohibiciones parciales para su uso en determinadas zonas o en cercanías de los hogares.