Las precipitaciones de los últimos meses cortaron con una fuerte y prolongada sequía en la mayor parte del área productiva argentina, pero no se hicieron presente en el norte de Santa Fe.
“En el partido de 9 de julio cayeron 280 milímetros en lo que va del año, la mitad de la media histórica, el problema se agrava porque llevamos 5 años de seca”, dijo Gernónimo Senn, presidente de la Sociedad Rural de Tostado, localidad del partido de 9 de julio.
La seca, según contaron productores de la zona, también afecta a otros distritos como “el departamento de Vera, gran parte de General Obligado, toda la zona de los bajos meridionales de Santa Fe”, contó Pablo Giailevra, productor de la zona.
Los problemas en la región arrancaron con la seca de 2009, que aunque lejana fue extrema, y que se combinó con las restricciones que el kirchnerismo impuso a las exportaciones de carne. En aquel momento la hacienda no valía nada y el productor se descapitalizó de modo violento. Luego alternaron más malas que buenas hasta que, en los últimos cinco años, la escasez de agua fue moneda corriente.
Giailevra agregó: “En la seca de 2022 tuvimos que mover la hacienda de un campo a otro. Ahora ya tuvimos que sacar el 20% de las vacas porque entramos al invierno sin agua en el perfil, sin pasto, y no hay perspectivas de que vaya a cambiar la situación”.
Según contó el dirigente, “los productores retiran agua del rio Salado con una bomba y desde enero se está cargando agua por camiones. Hay productores gastando 1 millón de pesos por día en el traslado de agua”.
Por la seca los ganaderos de la zona de cría santafecina se ven obligados a sacar la hacienda a campos en regiones beneficiadas por las lluvias o a enviar los vientres a la faena. A diferencia de los que sucedió en 2009, cuando las vacas valían menos que un par de zapatillas, en esta oportunidad cuentan con la fuerte demanda de China sostiene los precios del ganado.
“En 2006 teníamos casi 1 millón de vacunos y en la última campaña se contaron 600 mil cabezas, es decir, perdimos el 40% del stock desde entonces por las sequias y las políticas anti-ganaderas”. dijo Senn.
En tanto, Gialevra afirmó que “la venta de vientres es terrible, y cuando se haga el recuento de la vacunación contra la aftosa vamos a contabilizar mucho menos que el año pasado”.
“Necesitamos que llueva, es lo único que nos puede salvar, porque más no podemos bajar la carga. Hay productores que piden créditos, pero eso es solo alargar la agonía”, concluyó el gabnadero.