En las últimas décadas el crecimiento de la frontera agrícola en Santa Fe provocó que el número de cabezas de ganado aumentara considerablemente en el norte provincial, lo que promovió un desgaste de los recursos forrajeros presentes en esa región. Frente a eso, investigadores del INTA Reconquista han puesto toda su atención en el desarrollo de alternativas productivas que mejoren la oferta de pasturas disponibles.
“En esta zona hay muy poca superficie para trabajar en agricultura. Tenemos un 85% de superficie ganadera dividida en cinco ambientes. Del este hacia el oeste, tenemos la zona de islas y el albardón costero, donde se hace ganadería; tenemos la zona del domo oriental, donde hay una parte agrícola; tenemos la cuña boscosa, que es ganadera, los bajos submeridionales y bien al noroeste el domo occidental. Las alternativas forrajeras son distintas en cada región”, explicó Gustavo Rosatti, veterinario y coordinador de Producción Animal en el INTA Reconquista, a Bichos de Campo.
Además, el 80% de los productores de esa región de Santa Fe cuentan con rodeos pequeños que no superan las 300 cabezas, por lo que sus recursos financieros son escasos y su capacidad de acceder a nuevas tecnologías es acotada. Es así que los especialistas han desarrollado distintas líneas de investigación para estudiar cómo ofrecer más forraje a ese segmento de productores.
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Otra buena parte del trabajo se encuentra específicamente abocada a la nutrición, sanidad y reproducción animal, un aspecto crítico porque los índices reproductivos en la zona no superan el 60% en promedio.
“La falta de terneros en relación a las vacas tiene que ver con la alimentación. Nuestro clima y nuestro suelo no son iguales que en la pampa húmeda, por lo que en invierno tenemos un periodo crítico donde la producción de forraje no existe. Por lo tanto, a los animales tenemos que alimentamos con forraje que deberíamos traer del verano al invierno. Si no ajustamos ese período antes y después del parto, después tenemos consecuencias durante el servicio”, señaló el veterinario.
Es por esa razón que una de las tareas de difusión desde el INTA está dirigida a concientizar sobre las reservas de forraje a realizar en primavera y verano de cara al invierno.
Finalmente, otra de las investigaciones en curso tiene que ver con los cuidados por realizar sobre los montes y las tareas de podado mecánico que fomentan el ingreso de luz solar y el posterior crecimiento de nuevos pastizales. Para eso, los técnicos realizan mediciones con sensores y controles por satélites.
“A los que nos gusta la ganadería nos apasiona el conjunto de sus cosas porque todo tiene que ver con todo. No es tan sencillo como hacer soja, pero sí es desafiante y tiene un montón de oportunidades porque se hace bajo condiciones naturales, sustentables y extensivas. Hay que trabajar en la oferta de forraje”, remarcó Rosatti.