Hoy 23 de febrero es el “Día del Tambero”. Y el sector no está pasando por un buen momento. Pero Alejandra Badino, dueña de un pequeño establecimiento ubicado en pleno corazón de la cuenca lechera santafesina, en Cañada Rosquín, a quien entrevistamos el año pasado, volvió a ser parte de las noticias al recibir la visita del director nacional de Lechería, Arturo Videla. Y también recibió un llamado telefónico del director provincial de Producción Láctea y Apícola satanfesino, Abel Zenklusen.
“Hoy se hicieron presentes porque hablé, levanté la mano y me escucharon”, dijo Badino hoy en una nueva charla con Bichos de Campo. Sin agenda programada ni comunicado oficial, la visita llegó luego de un pedido casi desesperado que Badino hizo en una nota reciente que le realizó el diario La Nación, en donde comentaba que por la situación económica se vería obligada a cerrar su establecimiento y pedía al presidente de la Nación, Alberto Fernández, que saliera al campo y escuchara a los productores.
En el primer dialogo que mantuvo con Bichos de Campo la tambera también formuló un pedido similar, directamente dirigido a Arturo Videla: “Le pediría que recorra más los campos, que escuche a los tamberos y vea todo lo que hay detrás de un litro de leche. De lo que sacamos, casi 70% va a los animales y a su alimento”.
La visita de Videla a su tambo finalmente se concretó y se prolongó por un par de horas; allí el funcionario conversó largo y tendido con ella y su esposo, quienes le relataron su día a día y las complicaciones que están teniendo. El funcionario se comprometió a encontrar una solución para que ni ella ni otros pequeños productores lecheros tengan que cerrar sus tambos.
“Trabajo a pérdida desde hace mucho tiempo y todo se complicó aún más en estos últimos meses”, se lamentó Badino. El combo de insumos dolarizados (rollos, granos, semillas, fertilizantes, etcétera) con ingresos pesificados “planchados” complica por demás a los que, además de dedicarse exclusivamente al tambo, cuentan con una pequeña escala.
Badino aseguró que, si bien la actual coyuntura la llevó a querer cerrar el tambo, una luz de esperanza apareció luego de poder hablar de sus problemas en persona con Videla. “Conversamos un montón y es positivo que haya venido a visitarme; veremos de armar un plan de trabajo pronto para ver qué solución encontramos”, declaró.
Videla también dio declaraciones a Bichos de Campo luego de la visita a la productora lechera y afirmó que volverá a Cañada Rosquín para organizar una jornada de trabajo con autoridades nacionales, provinciales, técnicos del INTA y productores tamberos. “Queremos armar un plan de acción de trabajo que incluya monitoreo y financiamiento”, aseguró.
“Al director provincial de lechería Zenklusen lo invité personalmente en esta visita, pero no me pudo acompañar, aunque sí la llamó a Badino, porque queremos ver cómo ayudarla”, explicó.
Alejandra y su esposo tienen la fortuna de ser propietarios del tambo y se ocupan personalmente de todas las tareas, junto a sus hijos, dado que no tienen empleados. Aunque con un precio de venta de 23 $/litro no les alcanza para vivir.
Tercera generación de tamberos, Alejandra se define como una productora chica con un tambo de 1200 a 1300 litros diarios de producción y 40 vacas en ordeñe. Quedó al frente del tambo desde los 29 años y a sus 55 años lleva adelante el oficio que le inculcó su padre y al que se aferra porque para ella es “un cable a tierra”.
En diciembre pasado el Observatorio de la Cadena Láctea Argentina (Ocla), dependiente de la Fundación para la Promoción y Desarrollo de la cadena Láctea Argentina (FunPEL), indicó que el 48,6% de los tambos argentinos producen menos de 2000 litros diarios de leche. Los pequeños productores que integran ese estrato producen alrededor del 15% de la oferta total de leche del país.
BS DIAS
Siento mucho dolor por lo que le pasa a esa gente , que durante tantos años nos alimento y nos alimenta, creo que el gobierno tendría que ser mas flexible , y tratar de ayudarlos si hay que cambiar el sistema, poderlo hacer de a poco y con prestamos blandos