Hoy es el Día Internacional de la Tierra, pero no es lo mismo que decir ´La Tierra está de fiesta´. El deshielo de los polos, la extinción de especies de animales junto al deterioro de su hábitat, la deforestación de millones de hectáreas de bosques o los elevados niveles de contaminación son solo algunos ejemplos del maltrato que le hemos hecho al planeta.
La fecha, elegida por la Organización de las Naciones Unidas (ONU), recuerda un 22 de abril de 1970, cuando 20 millones de personas salieron a las calles de las principales ciudades de Estados Unidos para protestar por el daño que la actividad humana le estaba causando al ambiente.
“La forma en la que producimos alimentos es una de las principales causas del daño a la tierra y una de las principales actividades que deben cambiar”, reflexionó en Bichos de Campo Manuel Jaramillo, el director general de Fundación Vida Silvestre.
Para Jaramillo, “es necesario cambiar de modo urgente la forma en que nos relacionamos con la naturaleza”. El ingeniero forestal, que trabaja en Vida Silvestre hace 15 años, consideró que en la Argentina “aún tenemos la oportunidad de hacerlo e involucrar a todos los sectores”.
“Ya la ciencia nos venía advirtiendo sobre la tremenda crisis climática y de pérdida de biodiversidad que estamos atravesando. A los eventos climáticos extremos y sus impactos negativos le faltaba una Pandemia como el COVID 19 para que de una buena vez el ser humano entienda que estar atentos y trabajar proactivamente en resolver los problemas ambientales implica trabajar por el bienestar, la salud y la economía de las sociedades y comunidades a lo largo del mundo”, resaltó.
Para producir el cambio que Jaramillo reclama se debe frenar la deforestación, detener la pérdida de más ambientes naturales, compatibilizar la producción con la conservación, detener la sobreexplotación de los recursos naturales, detener la degradación y contaminación, entre otros factores.
El director general de Vida Silvestre sostuvo la necesidad de “un Nuevo Acuerdo Global Por la Naturaleza y las Personas, orientado a un cambio de paradigma en nuestro vínculo con el planeta, para cambiar los actuales patrones de producción y consumo, detener el cambio de uso del suelo y fomentar la toma de decisiones políticas y económicas respetando los límites del planeta”.
Para cumplir con los objetivos de Desarrollo Sostenible para el 2030 que se trazaron en la Asamblea General de las Naciones Unidas en septiembre de 2015, y evitar el cambio climático que anticipa la ciencia, Jaramillo manifestó que “necesitamos revertir el aumento de emisiones de gases de efecto invernadero antes del 2030, porque solamente conservar no alcanza, es imprescindible restaurar ambientes y procesos ecológicos y productivos”.
“El 30% de la producción de alimentos se desperdicia en un planeta en donde 800 millones de personas se van a dormir sin cenar. Revisar los modelos económicos para promover mayor equidad, es también urgentemente necesario”, concluyó.