Expertos del Instituto de Investigaciones Agropecuarias (INIA) de Chile, dependiente del Ministerio de Agricultura de ese país, se encuentran trabajando en estrategias para eficientizar y disminuir el uso de recursos en la producción de uva de mesa. Y en el marco del Programa de Difusión Tecnológica (PDT-INIA) analizaron los resultados de la implementación en los viñedos de sensores combinados con inteligencia artificial.
Según pudieron analizar de la mano de 25 agricultores del Valle de Aconcagua, que aplicaron estos dispositivos para determinar el estrés hídrico de las plantas y monitorear los niveles nutricionales de las mismas, estas tecnologías pueden ayudar a reducir el uso de agua y fertilizantes en al menos un 30%.
“Esto cobra especial relevancia considerando la disminución de la disponibilidad de agua producto del cambio climático y el aumento del costo promedio de los fertilizantes en alrededor de un 30%”, dijo Carlos Zúñiga, especialista en riego y agricultura de precisión del INIA La Cruz.
El trabajo, que apuntó a explorar cómo las tecnologías de Internet de las Cosas (IoT) y la Inteligencia Artificial (IA) están transformando la gestión del riego y la fertirrigación en la agricultura, incluyó el uso de sensores avanzados entre los que se incluyeron sensores de capacitancia y conductividad eléctrica, cámara multiespectral, porómetro fluorómetro, espectrómetro y el microtensiómetros, todos ellos destinados a optimizar los recursos y contribuir a una agricultura más sostenible.
Para eso se realizaron una serie de análisis de laboratorio en muestras de suelo y tejidos vegetales tomadas en los predios de los beneficiarios del proyecto. Toda la información obtenida sirvió para un mejor manejo de la fertilización de su cultivo, el manejo del agua para riego y uso de sensores.
“La manera de utilizar de manera precisa estos insumos requiere de conocimientos técnicos que están relacionados con el momento de aplicación, la cantidad justa y el lugar preciso donde se deben aplicar”, precisó Zúñiga.
El especialista concluyó que, más allá de las tecnologías, es necesario incentivar a los productores a usarlas, ya que pueden resultar las herramientas clave para volver a la producción económicamente rentable, además de sustentable.