La baja del precio de la hacienda vacuna genera fuerte preocupación en el sector porcino, cuyos propios precios se actualizaron por debajo de la inflación mientras que los costos siguen en alza.
La carne porcina tiene como único destino al mercado interno, en los últimos años solo se exportan menudencias. Esa dependencia hace más frágil al sector que depende de lo que pueda consumir una población con el poder de compra cada vez más chico. Si la carne vacuna baja de precio, es mucho más difícil competir por un espacio en el mercado.
El precio del capón ronda los 575 pesos por kilo, con máximos que llegan a los 600 pesos y con una variación acumulada de entre 85% y 95%, la que empata a la inflación de los primeros 9 meses del año.
En tanto el precio de la carne al consumidor viene con retrasos marcados. Hasta agosto, según la medición del IPCVA, la carne de cerdo promedió un incremento interanual de 115%, unos 10 puntos porcentuales menos que la inflación.
Se vino abajo el precio de la media res bovina y está de regalo, pero no se trasladó de forma directa a los precios al público. Se acercaron mucho la media res porcina y el pollo eviscerado. La carne de cerdo sigue siendo competitiva, pero bajo el margen que tenía. #laotracarne pic.twitter.com/eTKmpl1N4W
— Juan Luis Uccelli (@juanluisuccelli) September 21, 2023
En el sector sostienen que los costos de producción se elevaron por encima de la suba de sus ingresos y que eso en gran medida se debe la implementación de los sucesivos Dólar Soja y Dólar Maíz. Son dos granos que representan la mayor parte del costo del kilo producido.
Esto se da en un momento de expansión del sector, que es consecuencia de las inversiones hechas sobre todo en el bienio 2021/22.
“En el primer semestre del año la faena y producción crecen 5%, pero en la segunda parte se dará un aumento mayor y es probable que se llegue a un aumento del 7%, lo que significará que la oferta para el consumo crecerá entre 1 y casi 2 kilos por habitante”, dijo el consultor Juan Uccelli.
El analista destacó que “en Argentina parece que crecer es una mala noticia, ofertamos más y en lugar de favorecer ingresos y potenciar al sector, eso se vuelve en contra y termina perjudicando a los productores”.
Según el especialista, ese crecimiento de la producción se da a costa de la salida del sistema de los criadores más chicos, que no pueden hacer frente a la suba de los costos que fueron un perjuicio creado por las políticas oficiales.
“Estimamos que este año salieron del sistema cerca de 400 pequeños productores expulsados por esas políticas, y que tienen superficies chicas de 30 o 50 hectáreas, en las que no pueden hacer agricultura por la falta de escala y que las terminan alquilando”, dijo Uccelli.
En la actividad porcina, así como en la lechería y otras actividades, la inflación y el desmadre de la macroeconomía empobrece a algunos y concentra la riqueza en empresas más grandes, mientras el gobierno sólo se preocupa por la forma de conseguir dólares.