El ingreso de agrodivisas en agosto pasado fue de 1746 millones de dólares y en lo que va del presente año acumula un total de 14.702 millones de dólares.
Tales cifras –informadas por Ciara-CEC– si bien son sustancialmente menores a las registradas el año pasado, son muy aceptables si se tiene en cuenta que la Argentina registró en el ciclo 2022/23 uno de los peores desastres climáticos de su historia productiva a partir de heladas y sequías que se llevaron la mayor parte de las cosechas de granos finos y gruesos
Gracias a la implementación de los “anabólicos cambiarios” del “dólar soja 3” y el “dólar agro” asociado a la originación de girasol, cebada forrajera y sorgo, el ingreso de agrodivisas en mayo pasado sumó 4212 millones de dólares.
En el mes de junio, sin ningún estímulo cambiario especial, la liquidación de divisas se cayó a 1581 millones de dólares y se recuperó algo con la implementación del régimen del “dólar maíz” instrumentado entre fines de julio y la primera quincena de agosto.
Tales números, si bien son acordes a la situación presente en la matriz agroindustrial argentina, están muy lejos del apetito bulímico de divisas del Banco Central (BCRA), que requiere cantidades ingentes de dólares para sostener la “fantasía” del tipo de cambio oficial al menos hasta las elecciones presidenciales del próximo 22 de octubre.
El análisis histórico de la trayectoria del ingreso de divisas generado por la exportaciones de cereales y oleaginosas, junto con aceites y harinas proteicas vegetales, muestra que el gobierno argentino dilapidó el ingreso masivo de agrodivisas registrado entre 2021 y 2022, los cuales, en buena medida, se emplearon para sostener el régimen conocido como “retenciones cambiarias”
El gobierno nacional anunció casi una semana atrás la implementación de un nuevo régimen de incentivos para propiciar la venta de soja por parte de los productores y, por extensión, una mayor generación de divisas por exportaciones del complejo sojero.
Sin embargo, luego de una serie de mensajes confusos que incrementaron la incertidumbre general presente en el mercado granario, la comercialización de soja prácticamente se “secó” a la espera de novedades.