Debido al sostenido aumento de los costos de la producción agrícola registrado en los últimos ciclos los productores brasileños deben emplear cada vez más capital propio para financiar el negocio.
Un estudio realizado por University of Illinois en base a registros del Banco Central de Brasil y del Instituto Agrícola de Mato Grosso (IMEA) analizó la estructura de financiamiento de los costos de producción de soja en ese estado de Brasil (el mayor productor de soja del país) ante el progresivo aumento de los mismos.
Los datos muestran que el financiamiento con créditos a tasas subsidiadas –otorgado por el Estado nacional con destino principal a los pequeños productores– se redujo a la mínima expresión al no ajustarse en función del aumento de los costos.
“La cantidad de crédito subsidiado no ha seguido el ritmo de la demanda a medida que los costos de producción han aumentado, lo que ha obligado a los agricultores de Mato Grosso a buscar fuentes de financiamiento alternativas en los últimos años”, señala el informe.
Para cubrir los crecientes gastos, se ha recurrido a una combinación de otras fuentes, con el capital propio a la cabeza, que pasó de 7200 millones de reales en 2021/22 a 15.800 millones en 2023/24.
La segunda fuente de financiación son las empresas de agroinsumos y, en segunda instancia, las agronomías, que entregan por anticipado semillas, fitosanitarios y fertilizantes a cambio de un pago en dinero o especie una vez finalizada la cosecha.
El financiamiento de las instituciones financieras con líneas de crédito no subsidiadas también ha aumentado sustancialmente, casi triplicándose entre 2017/18 y 2023/24. “Este crecimiento está impulsado por varios factores, entre ellos las tasas de interés competitivas y la expansión de las “Letras de Crédito do Agronegócio” (LCA), un instrumento creado para facilitar la inversión institucional y de particulares en el negocio agrícola.
Las instituciones financieras y bancarias son las que emiten LCA para recaudar fondos que luego se prestan, a través de diferentes instrumentos, a las empresas agropecuarias.
“El aumento de los costos operativos de la soja, especialmente en los últimos años, ha contribuido a la expansión de fuentes mixtas de financiamiento”, señala el informe.
“El cálculo del costo operativo de la producción de soja en Mato Grosso, que incluye semillas, fertilizantes, fitosanitarios, mano de obra, combustible, costos poscosecha, mantenimiento y gastos administrativos, aumentaron más del doble entre 2017/18 y 2023/24, según IMEA, añade. Además, la superficie de soja en ese estado brasileño aumentó un 30% en ese período, lo que hizo necesario conseguir un mayor volumen de capital para poder hacer frente a las campañas agrícolas.
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