Aunque suene cruel, existen animales que hay que combatir; sobre todo cuando se convierten en plaga. Este es el caso de los chanchos salvajes y de los jabalíes que, según el veterinario Ignacio Celedón, en los últimos años se han reproducido sin control y hoy están en casi todo el territorio nacional, incluso en lugares donde nunca antes habían tenido presencia, como la Península de Valdés en Chubut o varios partidos de la provincia de Buenos Aires.
El chancho salvaje y el jabalí representan un abanico de riesgos y problemas: en el ambiente generan daño tanto en la flora como en la fauna, ya que predan sobre las crías de animales nativos (como el ciervo de los pantanos, el venado de las pampas, la corzuela y diversas aves) y dispersan semillas de plantas invasoras. Para la salud animal, representan un peligro dado que pueden ser portadores del virus de la aftosa y peste porcina africana y clásica (en ambas enfermedades Argentina se encuentra con el estatus sanitario de libre) y también para la salud humana, dado que son un reservorio del virus de la rabia por su relación con el vampiro Desmodus rotundus, y pueden ser positivos a la trichinellosis, entre otros varios agentes que pueden transmitir. Y además de todo esto, su presencia se traduce en pérdidas económicas para los productores agropecuarios, cuando, por ejemplo, se meten en un maízal o rompen los silos de acopio.
En 2009 Ignacio estaba terminando un posgrado sobre calidad e inocuidad agroalimentaria y, conocedor de todo este problema, para su trabajo integrador final utilizó el tema “caza del jabalí y el aprovechamiento de su carne”. Tomó como referencia el trabajo que se realizaba en el Parque Nacional El Palmar (Entre Ríos) donde este animal pone en peligro la supervivencia de la palmera yatay debido a que se come sus renovales.
En ese momento el tema quedó ahí, pero la idea permaneció en su mente: es que Ignacio quería unir cuestiones ambientales, sanitarias, alimenticias y productivas en un negocio: cazar estos animales plaga y comercializar su carne. ¿Pero cazarlos cómo? ¿Vender la carne dónde?
Este veterinario -especialista en Inocuidad y Calidad Agroalimentaria- se puso a investigar y finalmente dio con unos fabricantes de trampas de red que eran ideales para su proyecto, dado que permiten atrapar a la piara completa (madres con cría) y garantizan el bienestar animal ya que evita sufrimiento (todo lo contrario a lo que ocurre en la caza con perros).
El asunto es que aquella fábrica estaba en Estados Unidos y que las trampas valían 5.000 dólares. Pero Ignacio igual contactó a la empresa y sus dueños le dijeron que le regalarían una trampa para que conociera el sistema, siempre y cuando garantizara que la usaría correctamente y en un lugar donde hubiera chanchos y jabalíes.
Bueno, era toda una oportunidad que Ignacio no iba a desperdiciar. Así fue que logró contactarse con gente de la Administración de Parques Nacionales y colocó la red (con éxito de instalación y de captura de animales) primero en el Parque Nacional Traslasierra y luego en el Parque Nacional Quebrada del Condorito, ambos en Córdoba.
-¿Se arman fácil estas trampas?
-Sí porque son livianas y una sola persona las puede armar. También se trasladan de forma simple, así que se aprovecha mucho su uso porque una vez que se cazó en un lugar ya se puede colocar en otro. Tienen 6 metros de diámetro.
-¿Cuál es exactamente su propuesta para el productor agropecuario?
-Combatir una plaga que le complica la vida. Mi forma de pago podría ser quedarme con toda la carne que se capture. Aunque también podemos pensar otras posibilidades como alquilarle las trampas. Habrá que ver.
-¿Qué respuesta recibió?
-Por ahora me han dicho que 5.000 dólares por la trampa es mucho. Pero ojo, son los mismos que se quejan de estos animales y piden que “alguien haga algo”. Hace unas semanas en Tandil los chanchos abrieron varios silos de acopio, produciendo pérdidas millonarias.
-¿Estas redes se pueden usar para otras especies?
-Estas redes son exclusivas para los cerdos salvajes y jabalíes, por el diseño de la trampa y el estilo de vida que tienen estos animales, entre ellos su alimentación. Además, a mí me interesa el bienestar animal y la trampa es lo mejor porque los animales permanecen vivos y luego se los mata con un disparo en la cabeza, que es algo rápido. Debe ser en la cabeza y no en otra parte del cuerpo para que la carne no se contamine con vísceras o con suciedad.
-Entonces, ¿en este planteo no se precisan cazadores?
-No, no se precisan cuando hay colocada una trampa. El de la red es un método más eficiente porque en la caza con armas o con perros se matan pocos individuos. Además, los cazadores generalmente buscan los machos por los colmillos y lo más eficiente para controlar la población es terminar con las hembras y las crías. Al mismo tiempo, este sistema sería una forma de evitar tanto furtivismo ya que se reduciría la cantidad de animales en los campos.
-¿Cómo planifica la comercialización la carne?
-Mi idea es despertar el interés para que se consuma esa carne “salvaje”. Pero hay muchas cosas para tener en cuenta. Por ejemplo, encontrar un frigorífico que acepte este tipo de carne y asegurarse de que una vez cazado el animal, la carne vaya inmediatamente al frío. Por eso, según la época del año, la zona del país donde se cazaría y las circunstancias, se elegirían distintos lugares para conseguir esta carne. La salvedad es Patagonia donde se podría todo el año porque a la noche siempre hace frio. Otro tema clave es contar con gente calificada, que sepa hacer bien el despostado para no arruinar cortes, por ejemplo, el jamón.
-O sea que para su proyecto necesita la intervención del Senasa…
-Así es. Hoy el problema es que se vende mucha carne de forma ilegal, incluso hasta se ofrece por MercadoLibre, y yo quiero que todo sea de la forma correcta. También hay que decir que uno de las trabas es que la normativa dice que para este tipo de carnes el frigorífico debe tener un laboratorio dentro de su predio para evaluar presencia de trichinellosis. Y un frigorífico chico recibe pocos animales de este tipo y no va a hacer una inversión de ese tamaño. En el caso del ciervo hay 5 frigoríficos habilitados por Senasa pero porque no necesita análisis de trichinellosis.
-¿Considera que hay un mercado para este producto?
-Es un mercado a trabajar porque la gente asocia estas carnes “exóticas” a las vacaciones, por ejemplo cuando va a Villa La Angostura o a Bariloche, mientras que en Buenos Aires no se consume tanto. Por eso es fundamental hacer una campaña de comunicación para estimular la compra del producto, que apunto a que sea gourmet. Además, siempre existe la posibilidad de buscar destinos de exportación para este tipo de carnes. Por el momento, algunas parrillas de Cariló (Buenos Aires) se mostraron interesadas para venderlo como plato típico de la zona, dado que en Gral. Madariaga hay cantidad de cerdos salvajes y esta próximo a Bahía de Samborombón, que es uno de los lugares donde más chancho salvaje hay en el mundo.