Todavía están calientes los motores de las cosechadoras que volvieron a levantar este verano una gran cosecha de trigo, de unas 19 millones de toneladas. Pero del trigo que cosecharon ya va quedando poco, pues el ritmo de ventas al exterior volvió este año a ser muy acelerado. La Bolsa de Comercio de Rosario (BCR) informó que hasta el 20 de febrero se llevaban vendidas 7,4 millones de toneladas. Esto es, bastante más de la mitad del saldo exportable. Exactamente el 61%.
Comparemos. Esas 7,4 millones de toneladas superan ya las 6,9 millones de toneladas que se llevaban declaradas el año pasado a la misma fecha. En la campaña 2017/18 también la producción del cereal rondó las 19 millones de toneladas y el saldo exportable fue parecido a este año, de 12 millones de toneladas (descontando el trigo que necesita la molinería local). Es decir, el ritmo de ventas es ahora más intenso todavía que en 2018.
Esto se confirma si se toma el promedio de ventas de los últimos tres campañas, que coinciden con el período post retenciones y ROE. El promedio de embarques a fines de febrero era de 5,6 millones de toneladas. Es decir casi 2 millones de toneladas por debajo del volumen actual.
¿Es bueno o malo que el trigo se venda tan rápido? Con claridad es un dato muy positivo, porque la presencia de tanta demanda hace que los precios se tonifiquen. Simplemente hay que advertir que, como ya sucedió el año pasado, habrá que monitorear de cerca el ritmo de ventas al extranjero, para evitar que las cerealeras superen el saldo disponible y compitan por el trigo que deben adquirir los molinos que atienden el consumo doméstico.
El año pasado ya sucedió que el empalme de campañas fue medio traumático y que el abastecimiento interno se cubrió con la “devolución” de trigo desde los exportadores al sector molinero, que requiere unas 6 millones de toneladas anuales, unas 500 mil toneladas por mes. Esta tensión se tradujo en mayores precios a los consumidores locales.
El informe de la BCR destaca por otro lado que la demanda de trigo es pareja desde todo el mundo y no solo de los clientes tradicionales de la Argentina, en especial Brasil.
“En relación a la campaña comercial pasada, en la 2018/19 la composición de los destinos del trigo argentino ha tenido algunos cambios significativos. Lo que más destacable es el notable aumento de las cargas marítimas que se dirigen a Indonesia, que pasaron de 620 mil toneladas a la misma altura del año pasado a 1,6 millones actualmente, casi igualando a Brasil”, informó el trabajo.
Teniendo en cuanta que los embarques realizados con trigo esta temporada ya rondan 6,4 millones de toneladas, los envíos a Indonesia “estarían representando un 25,6% del total, un gran incremento respecto al 10% del año anterior”.
El crecimiento de Indonesia, según este análisis, “se explica principalmente por la reducción de los embarques hacia Argelia y Tailandia”. En detalle, Argelia pasó de captar el 18,7% del volumen total de trigo argentino al 7,8%, mientras que Tailandia cayó del 9,1 al 1,9%.
Brasil sigue siendo el principal destino captando casi 1,7 millones toneladas hasta el momento, unas 177 mil toneladas más que en el ciclo previo.