A pesar de la Secretaría de Agricultura ya no le exige información y desde la empresa se niegan a contestar las preguntas sobre la ubicación y cantidad de hectáreas sembradas con el polémico trigo HB4, Bioceres no debería dormir tranquila. Es que el permiso oficial concedido al trigo transgénico argentino podría revisarse si prospera un recurso judicial presentado nada menos que por el Centro de Exportadores de Cereales (CEC), que cuestiona justamente los modos en que el HB4 fue liberado por el ex ministro de Agricultura, Julián Domínguez.
La existencia de esta denuncia fue confirmada a Bichos de Campo por fuentes del sector exportador, que fueron tajantes con los motivos. “La presentación judicial no cuestiona ni a la tecnología ni a la empresa. Por el contrario nosotors estamos a favor de la biotecnología y del desarrollo que hace Bioceres. Pero sí cuestiona la Resolución que hace Julián Domínguez, que es sumanete arbitraria y sospechosa”.
Fue la Agencia Tierra Viva, ligada a los movimientos sociales campesinos, la que dio la primicia sobre esta demanda respecto del trigo HB4. El expediente de los exportadores fue presentado en agosto como medida cautelar para que se suspenda preventivamente la habilitación del HB4, al menos por seis meses. Tramita en el Juzgado Contencioso Administrativo Federal Nº 1, que le dio vista del expediente a la ahora degradada Secretaría de Agricultura. Luega este organismo pidió su unificación con otra demanda parecida presentada por la Federación de Acopiadores, que tramita en el Juzgado 10 del mismo fuero.
“El Centro de Exportadores de Cereales (CEC) -que agrupa a las principales empresas locales y multinacionales del agronegocio- solicitó a la Justicia Federal que suspenda el cultivo y comercialización del trigo HB4. Reclama que no se tuvieron en cuenta los riesgos comerciales que implica la liberación de un transgénico que no es solicitado ni aceptado en los principales mercados internacionales. La organización empresaria denuncia que el proceso de aprobación fue irregular, poco transparente y que no cumplió con las instancias de consulta pública que prevé la legislación”, escribió Lucía Guadagno en la nota de Tierra Viva. Las organizaciones ecologistas y campesinas cuestionan este transgénico argentino, el primer en trigo en todo el mundo, por otras razones (sobre todo porque resiste al herbicida glufosinato de amonio, al que consideran más contaminante que el glifosato), pero en este caso coinciden con los grandes traders del agronegocio.
.”Te podemos confirmar la denuncia. Esto fue como resultado de la decisión de Julián Domínguez de poner en riesgo a toda la cadena”, explicó a Bichos de Campo la fuente del CEC, donde aparentemente sufren de parte de Biocerees el mismo destrato informativo que padecen los medios de comunicación argentinos respecto del Trigo HB4. Luego amplió que la cadena triguera ha seguido manteniendo reuniones frecuentes con la empresa rosarina, reclamando garantías de que el cuestionado trigo será bien segregado y no se correrá peligro de contaminación de los trigos convencionales en los mercados de exportación.
También con estos gigantes del negocio agrícola “Bioceres tiene pendientes varias respuestas”.
En sus balances a los inversionistas de Nueva York, donde muestra suculentas ganancias cada cuatrimestre, Bioceres ha lanzado varios slogan al aire que luego no confirma con datos precisos cuando se consulta a sus voceros. Por ejemplo, ha dicho que en el último cuatrimestre de 2021/22 “los ingresos por el trigo HB4 fueron de 12,4 millones de dólares, un aumento del 94% en comparación con el año anterior”. Esto implicaría que ya ha habido ventas del trigo de la polémica. Sería raro, porque ni siquiera se sabe dónde está sembrado el polémico cereal resistente a la sequía y mucho menos dónde ha sido molido.
En el balance que cuenta a la comunidad financiera las hazañas de esta innovación argentina, Bioceres nunca informó qué hizo con el trigo HB4 que cosechó en la campaña 2021/22, unas 124 mil toneladas obtenidas de 52.755 hectáreas agrícolas sembradas en 372 dispersos por varias provincias argentinas, según los datos que haste ese momento recolectaba el INASE. Su promesa había sido mantenerlo separado y procesarlo con todos los reparos en un molino especialmente acondicionado, para evitar fugas del evento.
Pero en su balance informó que “hoy tenemos más de 20 procesadores que incorporan trigo HB4 en sus productos y se incorporará un número similar en los próximos meses. Tenemos marcas de consumo que abordan activamente los méritos del Trigo HB4 y hemos ejecutado con éxito la primera operación de exportación de harina de Trigo HB4 a Brasil”.
Todos estos negocios se desconocen. Cuando Bichos de Campo informó días atrás sobre esta citada primera exportación de harina transgénica a Brasil, principal mercado para el trigo argentino, la respuesta de la empresa fue responeder a una consulta del diario La Nación. Allí contó que “el primer envío se trató de 2500 kilos y fue remitido por Rizobacter Argentina a Rizobacter Brasil. Fuentes consultadas por este medio indicaron que la operación fue para que el sector industrial haga las primeras pruebas”. Fuentes diplomáticas brasileñas estarían poniendo en duda la existencia de esta operación.
📌 COMUNICADO | LIBERACIÓN DEL TRIGO #HB4@AgriculturaAR aprobó una resolución que autoriza la siembra del #trigo HB4, con resistencia a la sequía. Esta norma provoca un enorme riesgo comercial dado que todos los países que nos compran no aceptan #hb4.
— Centro de Exportadores de Cereales (CEC) (@exportcereales) May 12, 2022
Como sea, tanto oscurantismo en torno al trigo transgénico argentino ya pone nerviosos a todos en la cadena, sobre todo después de que el ex ministro Domínguez avanzara en una intempestiva aprobación que justificó con la paparruchada de “un acto de soberanía tecnológica”. Esta decisión habilitó el trigo HB4 para la siembra en el país en la campaña 2022/23, pero la empres Bioceres decidió no lanzar variedades al mercado sino mantener un esquema de producción propio, a través de una red de 250 productores especialmente contratados al efecto. Se trata del programa de identidad preservada Generación HB4.
La decisión de Domínguez, presentada súbitamente frente a toda la cadena triguera en el congreo A Todo Trigo de Mar del Plata, fue adoptada por la Resolución 27/2022, a contrapelo de la prevención de lo que exigía todo el resto de la comunidad triguera, temerosa de que aparezca un barco con trigo argentino contaminado con trazas del HB4, un evento que no todos los mercados aceptan.
De hecho, los exportadores que iniciaron la demanda judicial pidiendo se de marcha atrás con esa aprobación, montaron a fines de 2021 un sistema de controles en los puertos de cada camión que ingresa con trigo, para asegurarles a sus clientes que los embarques son “libres de OGM”, como éstos les exigirían. Las fuentes dijeron que, aunque la campaña 2022/23 será atípica por la escasez de trigo provocada por la sequía, ellos mantendrán esos testeos este verano.
¿Y qué se cuestiona el CEC de la decisión de Domínguez? Lo recuerda muy bien la crónica de Tierra Viva:
“La aprobación del trigo HB4 se realizó a través de dos resoluciones de la Secretaría de Alimentos, Bioeconomía y Desarrollo Regional de la Nación. La primera fue la Resolución 41, de octubre de 2020, que autorizó el transgénico pero condicionó su liberación comercial a la aprobación por parte de Brasil, principal importador del trigo argentino. Un año después, en noviembre de 2021, la Comisión Técnica de Bioseguridad de Brasil (CTNbio) autorizó la harina, pero no la semilla”.
Bichos de Campo recuerad bien que la decisión de Brasil primero fue considerada insuficiente por las autoridades de Agricultura, ya que solo habilitaba el consumo de la harina y no la siembra, como requería la resolución inicial de 2020. Pero sorpresivamente luego Domínguez dio vuelta esta primera posición y avanzó igual con la segunda resolución, a contramano de la opinión de toda la cadena triguera. El embajador en Brasil era Daniel Scioli, un gran promotor de los intereses de Bioceres en ese país.
Hasta el propio presidente Alberto Fernández se metió en esta polémica. Como para que la película fuera completa y tuviera condimentos de intriga, hace poco culpó al macrismo de impedir la aprobación del trigo HB4 por defender los intereses de Monsanto, la extinta compañía estadounidense de biotecnología agrícola que en 2018 fue absorbida por Bayer.
Lo cierto es que las empresas que exportan cereales (son casi las mismas que tienen la industria aceitera y explican el grueso del ingreso de divisas por la soja al país) continúan intranquilas. Para ellas, según surge de la presentación judicial, las dos resoluciones tienen que suspenderse porque fueron dictadas de manera irregular, sin cumplir con la exigencias de transparencia y participación ciudadana y, en especial, porque no se consideraron los riesgos comerciales, que fueron advertidos en informes de la Subsecretaría de Mercados Agropecuarios. “El dictamen técnico de la Subsecretaría fue lapidario respecto al riesgo comercial que entraña la liberación comercial del trigo HB4”, advirtió el Centro de Exportadores de Cereales.
En su recurso de amparo, el CEC cita un informe que habría hecho en 2017 la Subsecretaría de Mercados Agropecuarios en relación a los volúmenes en juego. El organismo afirmaba que si se aprobaba el HB4 se iba a poner en riesgo todo el volumen exportable del país, calculado en un 65% del trigo cosechado, y todo por perseguir un supuesto 7,3% de incremento “teórico” que se conseguiría gracias al transgénico tolerante a la sequía. “De acuerdo a la Subsecretaría, el riesgo comercial es enorme”, remarcó aquel informe de funcionarios macristas.
Otros argumentos de Ciara-CEC para negarse a esta autorización es la misma que argumentaba la gestión del propio Domínguez antes de dar la voltereta en el aire: que la autorización de Brasil no garantizaba la continuidad de las exportaciones a ese país porque el vecino país aprobó únicamente la harina y no la semilla.
“En rigor de verdad, fue la mente especulativa del funcionario de turno la que, sin conocimiento alguno de temas regulatorios de Brasil, supuso que la aprobación comercial por la Comisión Técnica Nacional de Bioseguridad suponía también la autorización para importar. O, por lo menos, que no debería haber inconvenientes para hacerlo”, describe la demanda.
En su presentación, la entidad exportadora expresa que los fundamentos de ambas resoluciones no cumplen con los requisitos necesarios porque se limitaron a “transcribir sesgadamente las conclusiones de los dictámenes técnicos”. Finalmente el CEC también le reclama al gobierno de Alberto Fernández no haber cumplido con las instancias de acceso a la información y consultas públicas para la aprobación de este transgénico.