Cada 21 de mayo se celebra el día internacional del té, y en esta oportunidad la fecha toma otra relevancia en nuestro país y en la provincia que lo produce, Misiones, ya que se cumplen 100 años del té misionero, del té de la tierra roja, el más austral del mundo.
Actualmente, Argentina produce, elabora y exporta a todo el mundo. La tierra de la diversidad biológica y cultural, la más austral al sur del planeta, produce un té con alta concentración de polifenoles, esenciales para la salud humana y con certificaciones de excelencia en su producción y elaboración.
El 92% de la producción de té argentino está destinado al mercado externo y su volumen representa casi el 2% del consumo mundial. El principal destino sigue siendo Estados Unidos, que compra el 62,5% de la producción y lo utiliza en su tradicional bebida: Ice Tea (té helado). Otros destinos importantes son Chile, Polonia, Rusia, Alemania; seguidos por Reino Unido, India, Malasia y otros 30 países.
En Argentina existen 30.800 hectáreas de cultivo, de las cuales 29.038 se encuentran en Misiones, concentrando el 95% del cultivo de Camellia sinensis, elaborándose con esta planta diferentes variedades de té (negro, verde, blanco y rojo) que son comercializados a granel, en saquitos y en hebras.
Otro dato muy importante es que el 61% de la superficie cultivada está certificada con la Norma RA de Agricultura Sostenible, incluyendo a 930 productores a la fecha con rendimientos promedio de 12.800 kg/ha. Esto permite acceder a nuevos mercados y conservar los ya existentes en un mundo cada vez más competitivo.
En relación a exportaciones, en el año 2022 se elaboraron 78.000 toneladas (tn) de té seco en 60 plantas elaboradoras y se han exportado 72.014,2 correspondiendo 69.212,86 tn de té negro y 2.801,35 tn de té verde por un valor de 80.412.859,8 de dólares. En este sentido, vale destacar que Misiones viene apoyando la producción de té verde y té orgánico certificado.
El sector tealero argentino está posicionado como vanguardia a nivel mundial en el uso de tecnología en cosecha, transporte y descarga. Las fábricas poseen maquinaria donde se ha automatizado todo el proceso de elaboración desde el marchitado, enrulado, fermentado, secado tipificado y envasado, brindando inocuidad al producto final. Toda esta tecnología se construye en el país por pequeñas empresas metalúrgicas. El desarrollo es tal, que estas maquinarias se exportan a otros países productores de té.
Bichos de Campo aprovechó la ocasión del aniversario para dialogar con Sandra Molina, responsable del grupo de yerba mate y té de la Estación Experimental Agropecuaria del INTA Cerro Azul, Misiones.
Molina además de brindar detalles sobre la producción y el mejoramiento, derribó algunos mitos alrededor de la popular infusión.
“Básicamente siempre el objetivo del mejoramiento en té fue aumentar el rendimiento, por esas cuestiones de los problemas que se presentaron desde que se instalaron las primeras plantaciones, que eran todas de semilla. Eran muy heterogéneas, eran con bajos rendimientos, y la demanda del sector productivo siempre estuvo abocado, y el principal enfoque era el tema de elevar los rendimientos. Entonces todo el programa de mejoramiento se basó siempre en lo que es rendimiento”, explica Molina haciendo hincapié en la cuestión productiva y a esos orígenes que hoy se celebran.
También la especialista repasa los postulados que habitualmente se hacen sobre producción orgánica. Sobre ello profundiza: “Yo no conozco, orgánico, orgánico. La certificación orgánica implica un manejo bastante particular, donde estás muy limitado en cuanto a los productos que aplicas. No podés aplicar nada químico y aparte para poder decir que una producción es efectivamente orgánica, tienen que pasar cuatro años con ese mismo manejo, y es posible hacer un manejo exclusivamente biológico sin químicos, y es posible, pero obviamente que los los rendimientos, es opinión mía, caen muchísimo. Sobre en el té, que es un cultivo que está muy atada su respuesta a lo que es la fertilización. Si vos no fertilizas caen mucho los rendimientos, entonces siempre cuando uno habla de aumentar los rendimientos en té, enseguida pensás fertilización, incorporación de materia orgánica”.
Molina explica el surgimiento de un polo metalmecánico específico para la cosecha de té en Oberá, del que incluso se exportan maquinarias a varios países. “El hecho de que, con los problemas de la mano de obra que surgió en nuestro país hace algunos años, obligó a los productores a buscar alguna salida, alguna alternativa para levantar la cosecha. Entonces eso llevó, al desarrollo de maquinaria. Durante mucho tiempo fuimos el único país que tenía mecanizada la cosecha de té, hoy en día esos mismos problemas lo están teniendo por ejemplo en Kenia. Somos los que tenemos más experiencia en lo que es cosecha mecanizada en el mundo. O sea los países que incorporaron y mecanizaron la cosecha es gracias a Argentina”.
Hablamos de verde, negro, azul. ¿Por qué? “Todos salen de la misma especie, digamos vos cosechas los brotes de Camellia Sinensis para elaborar té. A partir de ahí, desde el momento en que vos cosechas, a través de diferentes cambios en las etapas del proceso de elaboración vos vas generando los distintos tipos de té. Por ejemplo, el té verde. El té verde no tiene que fermentarse, no tiene que oxidarse. De ahí lo pasas directamente a lo que es el secado. Se mantiene lo más intacto posible la composición química natural del brote que está en la planta, como lo tiene en la planta”.
“Después tenés el té negro. Entonces el té negro se deja marchitar por el mismo motivo que te hablaba de la post cosecha, se deja marchitar. Eso lo deja más maleable y ahí pasas al proceso de ruptura, digamos, del enrulado, que favorece la ruptura de las células para que todos los jugos celulares entren en contacto encima del sustrato, y de esa manera comienza a liberar todo su contenido celular, y una vez que se realiza el enrulado se lo lleva a lo que es el proceso de oxidación fermentación que no es más que llevar el té y exponerlo a un ambiente de alta humedad, 100% de humedad, y con una temperatura de 25 o 27 grados para que salga de forma natural exactamente, y ahí se comienza a dar el cambio de color en esa fibra”, explica Molina.
-¿Es verdad que existen todavía las primeras plantas que vinieron de Europa?
No sabría decirte a ciencia cierta pero en teoría están las hijas de las que fueron las primeras plantas que se lograron acá, que se plantaron acá en Misiones con la semilla que trajeron de Georgia.