El stock vacuno al 31 de diciembre de 2021, según la estadística que lleva adelante el Ministerio de Agricultura, se ha mantenido marcadamente estable el año pasado. En comparación con el dato de 2020 bajó apenas 0,19%, a 534, millones de cabezas. Pero esto no será suficiente como para que el gobierno revise su estrategia en materia de exportación de carnes.
En una conferencia de prensa, el jefe de Gabinete de Agricultura, Jorge Ruiz, y el subsecretario de Ganadería, José María Romero, presentaron el dato oficial sobre la cantidad de bovinos que tiene el país. Era un insumo esperado por todo el sector debido a que el ministro del área, Julián Domínguez, había prometido en diciembre pasado que el cepo a la exportación de carne se iba a revisar en abril en función de la disponibilidad de ganado.
Finalmente se supo que la Argentina tenía al 31 de diciembre pasado un total de 53.416.435 cabezas (en todas las categorías ganaderas), apenas 102 mil menos que un año atrás, cuando se habían contabilizado 53.517.534 animales. Esto implicó una leva caída de solo 0,19%, que los funcionarios tomaron como una victoria habida cuenta de que el stock bovino había venido cayendo en los años anteriores.
De este análisis hay que quitar el impacto de la fuerte sequía de principios de 2022, en especial en Corrientes y las otras provincias del NEA, que seguramente afectará las pariciones de este año y se sentirá recién sobre el stock del año venidero. La estadística cierra a fin de cada año y se construye a partir de los datos de vacunación contra la fiebre aftosa y los movimientos de ganado.
“El sistema ganadero está mostrando signos de vitalidad interesantes, que debemos festejar”, resumió el subsecretario Romero, que se mostró más que satisfecho con tan marcada estabilidad y celebró un crecimiento de 2,78% en la población de novillos y una caída leve en la cantidad de vientres: Hay unas 200 mil vacas menos (22.69 millones) pero compensadas parcialmente con 40 vaquillonas más (7,74 millones). Otro rasgo destacado por el funcionario fue que se mantuvo el peso promedio de faena, por arriba de los 230 kilos por animal.
La pregunta era obvia: ¿Se podría revisar la política de cupos a la exportación de carne en función de la estabilidad del rodeo bovino, como prometió Domínguez? El que tomó la voz cantante en este punto fue Ruiz, hombre de confianza del ministro (se encuentra de viaje hacia Israel acompañando una delegación oficial) y quien lleva adelante la contabilidad diaria de las exportaciones.
“La realidad nos muestra que hemos tenidos dos golpes importantes desde que aquellas declaraciones del ministro. el primer golpe fue la sequía que afecto buena parte del país, lo que ha ocasionado pérdida de kilos. Lo segundo que nadie puede desconocer es la guerra y el importante aumento que ha tenido el precio del maíz, que subió de 22 pesos a 35 pesos (por kilo). Eso ha hecho desalentar en muchos casos la producción de carne, y tenemos que analizar esas dos cosas conjuntamente con el stock”, estableció Ruiz, dejando claro que por ahora seguirán las exportaciones reguladas como hasta ahora. Ese es otro capítulo que abordaremos en una nota posterior.
Lo importante es destacar que el stock está estable. Y este hecho, lejos de ser un dato a favor del gobierno, lo que define es que la culpa de la reducción de la cantidad de ganado no está directamente relacionada con el volumen de las exportaciones, porque en 2020 se batieron récords (con 900 mil toneladas exportadas) y al año siguiente esto no repercutió en la cantidad de bovinos disponibles. La correlación entra ambos indicadores sí había sido meneada como excusa oficial al momento de reimplantar los controles a la exportación en abril de 2021.