La comunidad ganadera comenzó a meter presión, a partir de la publicación de los costos de la vacuna antiaftosa que publicó Bichos de Campo, y que mostraba que aquí cada dosis puede llegar a costar hasta cuatro veces lo que vale en los países vecinos. Un laboratorio, Tecnovax, decidió luego ofrecer al gobierno importar 15 millones de esas vacunas a mitad de precio. Esto motivó a que el Senasa (Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria) se pusiera a analizar técnicamente el controvertido asunto.
El argumento de Biogénesis Bagó, el gran proveedor nacional de la vacuna contra la fiebre aftosa en los últimos veinte años, es que el mayor costo que pagan los productores argentinos (y que se acerca a los 2 dólares por animal vacunado, contra de 0,50 a 1 dólar en Paraguay, Uruguay o Brasil) se debe a que la vacuna que elabora y vende en el país es la “tretravalente”, de mayor calidad y cobertura sanitaria que la que aplican los países vecinos, que solo tienen dos cepas del virus.
Biogénesis, que maneja además el banco nacional de cepas de fiebre aftosa (los tipos de virus que podrían complicar a la ganadería local), construye sus vacunas con las cepas A2001, la A24, la O1 Campos y la C. Pero en la vacuna que muchas veces esa misma compañía exporta a los países vecinos las dos únicas cepas presentes son la A24 y la O1 Campos.
El mayor problema en esta argumentación es que tanto una como las otras vacunas, la tretra o la bivalentes, han demostrado ser eficaces para controlar la enfermedad ganadera, ya que en ninguno de estos países ganaderos del Mercosur se registran casos de la enfermedad desde 2006, casi veinte años. Incluso, Brasil está avanzando a grandes pasos en la definición de enormes zonas donde ha dejado de vacunar, confiado en su situación sanitaria.
Aquí, en la Argentina, la vacunación volvió a ser obligatoria dos veces al año, desde la reaparición de la enfermedad en 2001. Como cada dosis cuesta unos 2 dólares, según decía el trabajo de la Sociedad Rural Argentina (SRA) que destapó las asimetrías con los países vecinos, se estima que hay un negocio cautivo de entre 150 y 200 millones de dólares anuales. La Argentina tiene 52 millones de cabezas de ganado, pero una parte de este rodeo recibe solo una dosis al año.
Biogénesis Bagó tiene casi 90% del mercado y ocasionalmente compite contra otros productores locales, como la cooperativa ACA o CDV. Frente a esta situación y los crecientes reclamos de los ganaderos, el laboratorio Tecnovax decidió ofrecer ingresar al país 15 millones de dosis desde Brasil, a un costo internacional de entre 75 centavos y 1 dólar, la mitad de lo que se paga actualmente.
El ofrecimiento desencadenó una rápida reacción del Senasa. Sus autoridades, Pablo Cortese y Sergio Robert, convocaron esta mañana a todos los actores en puja por esta situación, para analizar técnicamente la cuestión de cuántas cepas debe tener la vacuna, si sigue siendo necesario que sean cuatro o se pueden reducir a solo dos, como sucede en otros países de la región.
Había más de treinta personas. Quienes defienden el status quo actual llegaron preparados pues se los vio acordando posiciones previamente, incluso con la Cámara Argentina de Productos Veterinarios (Caprove) en un café muy cercano a la sede central de Senasa, en Belgrano y Paseo Colón.
“Fue una reunión muy dura, porque se trató de desviar el eje de la discusión”, explicó una fuente de Tecnovax, el laboratorio que intenta romper el monopolio actual importando vacunas bivalentes de Brasil. El director de esa empresa, Pablo La Torre, cree que el nudo de la discusión no debe ser si la vacuna es efectiva en la Argentina, porque ya ha mostrado serlo en toda la región, sino poder desmontar “un monopolio que se ha construido en detrimento de 200 mil productores ganaderos”.
Del otro lado, los fabricantes argumentan que no sería seguro para la sanidad en la Argentina prescindir de la cepa A2001 en las vacunas que se aplican (respecto de la cepa C hay consenso que no es de demasiada utilidad).
La Torre preguntó en la reunión cómo podía ser que ellos exportaran a otros países la vacuna bivalente, que aquí no consideran efectiva. La explicación es que en otros países no aceptan la cepa A2001 porque podría haber escapes y sería difícil de controlar. Esa cepa aftósica es la que se reconoció a nivel local en la crisis de 2001.
“Ellos basan su supremacía en que la Argentina es la única vacuna tetravalente. Solo con ese argumento le ha conferido durante mas de dos décadas transferencias de unos 2000 millones de dólares desde el sector primario de ganaderos”, indicó La Torre en diálogo con Bichos de Campo. No es poca plata, pues son casi todas las exportaciones de carne vacuna en un año promedio.
Para el empresario, que espera una rápida respuesta a su solicitud de importar en el corto plazo unas 15 millones de dosis desde Brasil a mitad de precio, el Senasa tomó una adecuada posición al poner bajo revisión el asunto de las cepas, pero consideró que la definición debe ser muy rápida y que no se puede perder el foco de la situación de cuasi monopolio.
“Aspiro a la razonabilidad del Senasa. Esto de interponer especificaciones técnicas que ‘sos el único’ que puede cumplir es más viejo que la escarapela”, indicó el titular de Tecnovax, para quien está claro que -al ser la de la aftosa una vacuna obligatoria- el Estado debe regular los precios o bien debe abrir la competencia, como se propone en esta caso.