Hace pocos días el gobierno resolvió nuevos valores para las famosas retenciones. Para la soja pasaron del 26% al 24% y para el trigo y la cebada bajaron del 9,5% al 7,5%. En el caso del maíz y el sorgo pasaron del 9,5% al 8,5%, y para el girasol del 5,5% al 4,5%. Frente al desaguisado que fue en septiembre la implementación de una baja temporal a 0%, que parece haber beneficiado a unas pocas exportadoras, en esta oportunidad los productores han mostrado mayor beneplácito con la última disminución, aunque sean apenas unos pocos puntos.
¿Pero cambia el panorama productivo esta rebaja?
Formada en 2002, Prograno es una asociación que representa a los productores agropecuarios del NOA, especialmente en Salta. Su presidente es Francisco José Vidal, quien lleva adelante su producción en Las Maravillas, (Tartagal) y Embarcación, compensando entre cultivos “especialidades”, como el poroto en sus distintas variantes, y los commodities como soja y maíz. Además, su grupo tiene una planta de proceso en Pichanal y son exportadores de todo lo que producen, mostrando gran integración en toda la cadena.

Bichos de Campo le planteó al máximo representante de Prograno esa pregunta: ¿Mejoró en algo la situación de la producción agrícola en el NOA en este nuevo escenario de baja en las retenciones?
“A diferencia de otras veces en que no se contemplaban las fechas de cosecha del norte y no veíamos los beneficios de las bajas temporales, en esta oportunidad hablamos de una baja definitiva, la cual celebramos, por más que sea poca, mediana o mucha, según a quien le preguntes. Necesitamos las bajas para poder competir, para equilibrar”, comenzó a responder Vidal.
Y continuó: “Tengamos en cuenta que los productores argentinos, cada vez más, competimos con otros países en la oferta mundial de granos y, nuestros competidores, por lo general, no tienen similares retenciones a las nuestras, tienen otras condiciones de crédito, factores que les permiten acceder a tecnologías que los fortalecen, los vuelven mucho más eficientes. Entonces necesitamos proyectar con las mismas reglas de juego que los otros productores del mundo. Nosotros sabemos producir, pero este contexto restrictivo nos complica. Hoy tenemos buena relación con la Secretaría de Agricultura de la Nación y esperamos seguir acercando posiciones”.
Las legumbres argentinas van camino a cerrar una campaña histórica en volumen de producción
Consultado sobre la dinámica que presentan los otros países productores, Vidal comenta que “en lo que es especialidades, que es una producción muy sensible a la oferta y demanda, vemos que competimos con productores de Egipto, de Brasil, de Australia, además Cuba empezó a producir mungo. Ahora se da la particularidad que Brasil viene fuerte apostando a las legumbres, buscando producir porotos de distintos colores”.
“El agravante es que el productor brasileño tiene otras escalas, otras condiciones y produce el poroto como un complemento. Entonces, el productor brasileño depende menos de cómo le vaya en el cultivo del poroto, y queda mucho menos expuesto que un productor argentino, principalmente, de Salta y Jujuy, ya que es su única apuesta en lo que va al año y tiene otra exposición a los resultados de esa campaña”, agregó.
Además de explicar la implicancia que tiene para el NOA el desarrollo agrícola brasilero, Vidal hizo una mención particular sobre Paraguay. “En ese país se viene aumentando las hectáreas productivas y, en el corto plazo, van a estar produciendo y compitiendo en el mundo con los mismos productos que nosotros”.
En ese sentido, agregó que “Paraguay tiene otro IVA, tiene otro régimen tributario de impuestos a las ganancias. Inclusive en el sistema financiero paraguayo se puede tener acceso a crédito a 10 años con tasa del 1%, lo cual acá en Argentina es prácticamente una utopía”.
Lo que dejó expuesto el presidente de Prograno es una situación problemática en cuanto a competitividad, a tecnología, a genética, a las condiciones de escala, para lo cual “el gobierno tiene que tener en cuenta todo esto a la hora de tomar decisiones tributarias para permitirnos competir en el mundo”.
A lo que agregó que “la vara está más alta en cuanto a rendimiento por hectárea. Nosotros tenemos que buscar sacar kilos y, para eso, necesitamos una buena genética, algo en lo que el INTA viene trabajando fuertemente. Eso es clave trabajarlo desde las entidades, desde el sector, viendo cómo traccionamos, cómo le encontramos soluciones”.
Según comentan desde Prograno, un punto que es muy importante en el norte, y del que pocas veces se habla, es que si la soja y el maíz son rentables permiten regular la producción de las especialidades y equilibrar la oferta y demanda.
Cuando la soja y el maíz no son rentables, en cambio, “el productor se vuelca a las especialidades, sea poroto, chía, sésamo, generando un exceso de oferta”.

Entonces, en una producción tan sensible comercialmente “necesitamos que nos saquen las retenciones, que es un pedido histórico del sector, para que la soja y el maíz sean rentables, que sean atractivas, a pesar de nuestras distancias, de nuestra geografía, para que podamos competir y para amparar a las especialidades también”, explicó el dirigente.
La inestabilidad de los precios internacionales profundiza el reclamo sobre las retenciones, “con los porotos arrancamos con muy buenos precios y estamos terminando con otros muy malos. Es una cuestión de los mercados internacionales, de exceso de oferta, baja de los precios y recesión mundial. El poroto negro no valió nada, el sésamo también se cayó en los precios. El productor que estaba atomizado en alguno de estos cultivos y tuvo alguna problemática, climática o de otro tipo, quedó muy complicado porque ya venimos de años complejos”.
Pero, en cambio, “el que pudo diversificar un poco, logró empatar el partido sobre la hora. Hay muchos productores con stock que todavía no lograron vender, que fueron especulando, esperando que levante el precio y cada vez fue peor. Además, cerramos con un escenario de baja demanda de los porotos en general y baja precio”.
En definitiva, dijo Vidal, “cuando vos te sentás para planificar con el Excel te da todo negativo menos la soja y el maíz, que son un poco más alentadores”. Aunque aclaró: “Con el maíz tenemos que volver a lograr los rendimientos que tuvimos hace tres años, con los rendimientos actuales, tenemos números negativos”.

El costo de la distancia a los puertos es determinante muchas veces en estas ecuaciones, incluso más que las retenciones.
Conversando sobre el costo de los fletes, el estado de las rutas, la inminencia del Corredor Bioceánico y la desregulación del bitren como medio de transporte de carga, Vidal señaló que “por supuesto que el bitren sirve, en el mundo se utiliza mucho. Ahora bien, tenemos que tener rutas adecuadas para que transiten, tenemos una infraestructura muy vieja, una ruta 34 totalmente transitada, deteriorada, llena de pozos y marcados por los huellones de los camiones”. Además se quejó de que “no hay circunvalación en los pueblos”.
“Es espectacular que estemos abriéndonos a ese sistema nuevo y moderno de transporte, pero tiene que venir de la mano de inversión, de actualizar rutas, de pensar en autopistas, de promover un vínculo transparente con el ferrocarril Belgrano”, reflexionó.
Y sumó: “El Corredor Bioceánico con la infraestructura existente, lo veo demasiado complejo y va a empeorar la situación actual que tenemos los productores que transitamos la Ruta 34, que estamos en el norte, que vamos a sufrir esa sobrecarga de camiones por donde saldría la producción paraguaya y de las zonas periféricas de Brasil, a los puertos chilenos a través de Argentina”.
“Creo que nosotros no estamos hoy en condiciones de infraestructura de poder dar un servicio sin empeorar y deteriorar más lo poco que tenemos y eso dificultar la salida de la producción del norte, que ya es un gran problema”, sentenció.
Vidal resumió las sensaciones de los productores salteños: “Todavía siento que la taba está en el aire y no termina de caer como para poder hacer un análisis fino. Nosotros necesitamos previsibilidad, para que el productor tenga que lidiar con el clima, únicamente. No podemos seguir especulando y volviéndonos locos por los tipos de cambio que tienen sus IVA incrementales, los sobrecostos que generan todas estas disrupciones”.
“Ojalá que tendamos a normalizar, a tener reglas de juego claras que nos permitan pensar en producir. El sector ya demostró, al cabo de la historia, que es sumamente competitivo y con una mentalidad proactiva, pero necesitamos que el gobierno nos dé ese contexto de estabilidad. No podemos llegar a cosechar y después perder lo que producimos porque bajó o subió un tipo de cambio, es una locura”.

En ese sentido, contó que “hay muchos productores que les pasó de vender su producción a (un dólar de ) 1150, y tenían el vencimiento de agroquímicos dos semanas después, y tener que pagar los agroquímicos a 1300. En ese simple hecho de tipo de cambio hubo pérdida de más de un 20%”.
-¿Cuál sería el tipo de cambio adecuado para ustedes?
-No soy economista, pero por supuesto que arriba de los 1.500. Para la cosecha un dólar más cerca o arriba de los 1.600. Para acceder a tecnología, a procesos, a certificaciones, para competir un poco en la primera división en el mundo comercial. Necesitamos tener mejores condiciones, necesitamos ganar e invertir, pero estamos en una condición de desventaja, lo cual espero que en el corto plazo se pueda equilibrar la balanza y estemos hablando de igual a igual.




