El jueves 10 de diciembre se cumplió el primer aniversario desde que comenzó el periodo presidencial de Alberto Fernández: es momento de todo tipo de balances. Un día después de aquel cambio de mando en la órbita nacional, el que asumía como titular de Confederaciones Rurales Argentinas (CRA) era el entrerriano Jorge Chemes, que reemplazó al pampeano Dardo Chiesa.
En una nota editorial, el ruralista compara ambos balances: “En nuestro haber, además de buenos dirigentes y un gran equipo, nos queda la tranquilidad de haber hecho todo para que las cosas resulten diferentes. Nosotros volvimos a dejar en claro que tenemos la fuerza de trabajo y el gobierno, la decisión política que nunca llega”.
Chemes hizo su propia lectura del momento actual y de estos primeros 365 días de su gestión al frente de la entidad agropecuaria con mayor despliegue territorial. De una nota editorial de su puño y letra extrajimos algunos conceptos que marcan que -a pesar del diálogo- la relación del ruralismo con el gobierno de Alberto no pasa por su mejor momento.
“Cumplimos nuestro primer año de gestión”, recuerda Chemes, que considera que él y otros dirigentes del agro debieron en este lapso “trabajar sin descanso para frenar las particulares medidas del gobierno destinadas, todas ellas, a la paradoja de complicar la producción y conseguir, al mismo tiempo, que el campo aporte cada vez más”.
“Las medidas del gobierno en favor de la producción nos dejaron gusto a poco, o nada. En el balance hay un gran rojo del Gobierno que está compuesto por la falta de iniciativas que empujen la producción y que paren el gasto público, por la inercia y la falta de nuevas ideas”.
“En ese rojo está también la ausencia de un ordenamiento más simple, de un límite a la usura financiera y una rienda estricta a la especulación”.
Jorge Chemes, tambero y entrerriano, es el nuevo presidente de CRA
“La lapicera de la política fue veloz a la hora de trazar proyectos que desnudaron la ignorancia que tienen sobre cómo se trabaja en el campo. Abundan en este año los tristes ejemplos que tuvieron como común denominador complicarnos la tarea”.
“La absurda dicotomía de salirnos del mundo minando los mercados de desconfianza y tratar al mismo tiempo de colocar todos nuestros productos en un sólo lugar nos hace tan dependientes como al principio de nuestra historia. La trampa ideológica es absurda porque en ella se hunde la economía”.
“Pasamos un año complejo en el que al menos, y a diferencia de muchos argentinos, los productores pudimos trabajar. Nos faltaron los remos que sólo la política puede habilitar y que deben estar, como corresponde, con urgencia y a medida de cada uno de los segmentos productivos del país”.