Por fortuna ahora algo llovió. Pero el norte santafesino, como muchas otras regiones, venía de cuatro años sin una buena oferta de lluvias. Cuatro años de sequía, ¿se entiende? Es mucho tiempo. A los pies del monte de quebrachos del que alguna vez se aprovechó la Forestal ya no quedaba ni un hilito de pasto para que coman los animales.
Cerca de Malabrigo, los vecinos de Abel Menapace habían tenido que tomar decisiones drásticas. Primero empezaron a suplementar, pero eso era muy costoso. Por eso muchos movieron sus animales a zonas un poco menos difíciles. O remataron todo. El despoblamiento es visible alambrado de por medio. Abel y su hijo Leandro todavía mantienen un rodeo de vacas de cría, menguado por cierto, y algo flacas, pero ahí siguen ellas. Son las únicos. Del resto la sequía no dejó casi nada.
¿Qué es lo que cambia de un campo al otro? ¿Por qué unos se van y otros permanecen? ¿Y cómo pueden permanecer sin necesidad de gastar un dineral para comprar rollos y traerlos desde cientos de kilómetros? Son los interrogantes que debemos evacuar en esta visita al pequeño campo familiar de la familia Menapace, unas 200 hectáreas de puro monte, el famoso quebrachal, ubicadas a media hora de la ciudad de Malabrigo. En el lugar que compraron hace tiempo funciona lo que han llamado Centro Observacional San Francisco de Asís. Allí reciben a todos tipo de visitantes interesados en lo mismo que Bichos de Campo. ¿Cómo hicieron para supervivir como ganaderos en medio de condiciones tan adversas?
-¿Por qué este centro observacional? ¿Qué observan?
-Observacional porque es un método científico para generar saberes a partir de la observación directa del objeto de estudio. Como dice Atahualpa Yupanqui, para el que mira por mirar, la tierra es tierra nomás. Entonces lo observacional implica un método científico. Nosotros lo fuimos descubriendo y nos va llevando a hacer algunos avances en la apropiación de saberes acerca del bosque nativo.
Abel no nos chamuya, como podríamos imaginar de muchos otros. Todo lo contrario, este ingeniero agrónomo recibido en Corrientes habla calmo y pausado, luce como un verdadero sabio. Nos confirma su sapienza cuando comienza a nombrar cada una de las plantas de esta espesura por su nombre científico. Conoce la cuña boscosa santafesina como la palma de su mano. Y hasta nos corrige: no es monte, como lo llamamos nosotros, sino bosque.
-¿Cuál es la diferencia entre monte y bosque?
-El monte es un ecosistema donde recibe muy poca cantidad de lluvia, menos de 400 milímetros. Acá estamos hablando de 1200 milímetros. A partir de los 1.300 se conforma un ecosistema de selva. O sea que nosotros estaríamos entre una selva que tiene un 100% de cobertura y un monte que tiene de 30 a 40%. Nosotros estamos dentro de un bosque que tiene 70% de cobertura.
Menapace conoce su pedacito de bosque desde 1987, cuando compraron este campito pensando hacer chacra y producir distintas cultivos. “Nosotros éramos agricultores, incluso de nacimiento, pues nacimos sobre el Albardón Agrícola Oriental de Santa Fe, donde se cultiva únicamente. Fuimos a asesor de tambo, donde había que prever todo. Fuimos asesores de feedlot, donde el novillo comen únicamente lo que vos les traes. Hemos diseñado quintas cítricas. Hasta hemos hecho los cultivos comerciales”, enumera sobre sus antecedentes.
“Con esa mentalidad vinimos acá: había que hacer un poquito de chacra, traer la chacra al monte”.
Reconoce este hombre que con esas ideas les fue bastante mal. “Nos fuimos dando cuenta que el bosque era más que árboles, que es todo un ecosistema, que habla del saber y lo dice como holístico. Esa palabra nos ayudó muchísimo, porque habla de un montón de factores que trabajan en forma funcional: planta, arbusto, microorganismo, suelo, proceso ecosistémico, los servicios ambientales. Todo forma de un solo ambiente que se llama ecosistema del bosque nativo”, definirá.
-¿Te acordás cuando empezó esto de poder observar de modo distinto?
-Sí. Un día observando desde el alambrado que nos divide con el vecino de un lado. Teníamos la chacra donde sembrábamos lo que podíamos sembrar, cosechamos miseria, y del otro lado del alambrado veíamos el bosque sin tocar, un verde muy lindo, mucha producción. Del lado nuestro suelo pelado nada, no había verde. Y bueno, ahí nos fuimos dando cuenta de lo que era el ecosistema, que el árbol brinda sombra, amparo, protección, ayuda a los procesos ecosistémicos. Entonces de ahí empezamos a abandonar lo que es la chacra y a estudiar. El objetivo es estudiar qué es el ecosistema, es decir, cuál es su pulso, su resiliencia, su proceso, cómo lo afectan las intervención y cómo se rige. Fíjate que el ecosistema del bosque chaqueño tiene 36 millones de años y el Homo sapiens sapiens tiene únicamente 2 millones de años.
Mirá la entrevista completa a Abel Menapace:
Con el correr del tiempo Los Menapace fueron virando el planteo productivo y se volcaron decididamente por la ganadería. Leandro, también recibido como ingeniero agrónomo, se mudó a vivir en el campo, porque las vacas requieren de atención permanente, especialmente debido al planteo de rotación intensiva que decidieron aplicar. La otra gran decisión fue dejar de intervenir sobre el bosque. al menos del modo en que lo venían haciendo.
-Muchas veces la gente que aprende a querer el bosque en realidad dice no hay que tocarlo, no hay que intervenir. Nno se puede hacer nada antrópico. ¿Eso no va en contra de tu posición de agrónomo?
-Esa es la idea del ecologista fundamentalista. El ganadero entra al bosque con una consigna de sacar todo lo que no sirve e implantar pasturas. El ganadero mira así porque su centralidad está en las vacas. Si es un agricultor, entra directamente con la topadora y saca todo y siembra. Su centralidad es el cultivo. Y si entra un ecologista fundamentalista, mejor dicho no entra porque cierra la puerta, lo mira desde afuera. Nosotros estamos queriendo ver el ecosistema, El bosque pastoril es nuestro proyecto. El libro que estamos estamos imprimiendo se llama así: El bosque pastoril.
-¿Está escribiendo sobre su método para observar el bosque?
-Habla de esto el bosque pastoril, porque queremos reivindicar el componente bosque, donde la vaca se integra.
-¿Y cuál es la centralidad?
-La centralidad es preservar el formato de bosque, del ecosistema tal cual, introduciendo la vaca. La vaca se integra como un elemento más dinamizador, y forma parte del ecosistema y lo mantiene vivo.
Menapace cuenta el origen, para ellos, de esta nueva filosofía productiva. “Fuimos en una oportunidad a pagar el arrendamiento, porque antes ete campo lo teníamos en arrendamiento. Fuimos a pagar y ahí había un viejito, el dueño, sentado en una reposera, con el bastoncito arriba de la falda. Lo saludamos. ¿Qué tal? ‘Y acá estamos, trabajando’, nos dijo y estaba sentadito ahí. Entonces bueno, la pregunta obvia fue cómo se trabaja sentadito ahí. Nos dijo: ‘Lo que pasa es que nosotros los ganaderos, cuando ponemos las vacas en un buen pasto, con buena sombra, con agua, ya estamos trabajando'”.
-…
-Entonces esa sacamos una conclusión. Es el ecosistema el que trabaja, no es el hombre el que trabaja. En cambio en la agricultura, el hombre paró el tractor y ya no se trabaja más. Y si no fue a ver el cultivo, se lo comen las orugas. En cambio en la ganadería el hombre como que participa. Si no hace mucho, hace. Si no hace nada, hace mucho. Si hace nada, hace mucho.
-¿Y qué modificaciones tolera el monte, sin ser irrespetuoso y sin perder la centralidad?
-Primero hay que preguntarse: ¿qué significa trabajar para el ecosistema? Esa es la pregunta. Tenemos el concepto de trabajo, que es producir bienes y servicios. ¿Pero que el ecosistema trabaje qué significa? Hemos llegado a la conclusión de que es a través de la fotosíntesis. ¿Entonces cómo llevar al ecosistema a la máxima productividad que es a la máxima fotosíntesis? Fotosíntesis más energía captada al ecosistema, más materia orgánica, más microorganismos, y más y más. Mientras que la energía fósil mueve al mundo tecnológico, la energía de la fotosíntesis mueve el mundo biológico. Entonces, la intervención del hombre es en función de poner al ecosistema en una fase de mayor producción ques es en la fase de explosión vegetativa. Tener un bosque renovado, un bosque con planta adultas, con árboles de todas las edades asegura que haya bosque para siempre. Intervenir es sacar lo que está viejo, los árboles caídos, los árboles deformados. Ir abriendo, sacando un poquito el sotobosque. Para ir ganando terreno, entonces mantenemos el ecosistema rejuvenecido. Y bueno, nosotros desde la observación estamos viendo de no cambiar el formato del bosque, pero sí mantenerlo trabajando. El ecosistema es quien trabaja y la vaca se integra manteniéndolo dinamizado.
-La vaca se integra porque necesita comer y ese bosque bien mantenido le ofrece comida…
-Sí. Acá hemos hecho el relevamiento. Lo primero que tenemos nosotros en conciencia es que el animal come pasto y entonces nosotros tenemos relevado acá 120 especies de gramíneas y 25 especies de leguminosas. En el momento en que hicimos la apertura del bosque para mantenerlo más vivo, más resiliente, más activo, con mayor fotosíntesis, nosotros nos poníamos como juez y decíamos esta especie sirve, esta no sirve. Pero ahora nos está enseñando el bosque nativo, en este época de una intensa y extensa sequía, donde del componente pasto no hay más, que está comiendo el animal.
Abel insiste en que el propio bosque se las está ingeniando para alimentar la hacienda. Y aunque han debido ajustar en algo la carga, ellos perduran mientras “los vecinos prácticamente se fueron todos. Nosotros hemos quedado como pidiéndole permiso a los técnicos para seguir observando a ver cómo el animal se las arregla y haciendo un montón de estrategias contra la sequía.
-¿Se las arreglan los animales, el bosque los contiene, los sigue integrando o los expulsa?
-Ahora estamos observando que un 90% de la dieta del animal está compuesta por el componente arbóreo del bosque: semillas, frutas, gajos. Incluso con la motosierra estamos cortando algunas plantas. En este momento hay flores de cardo que es un muy buen bocado. La vaca se la va rebuscando. La vaca que realmente ha sido criada acá se la banca.
-El haber fundado un centro de observación, porque ustedes podrían haberse quedado con la observación y no compartirla, implica que querés compartirla con la comunidad productiva y agronómica.
–Totalmente, porque ha sido generada justamente en ese ambiente de la consulta, de la charla. Nosotros íbamos contando los avances que hemos ido teniendo, que son muchos, que es difícil de decir a lo mejor en dos palabras. La cuestión es cómo vos podés servirte del ecosistema, para que la vaca siga estando dentro y después -cuando termine el evento- poder seguir adelante con la producción. Acá sabemos todos que el que para después comprar, no vuelve más, no vuelve más.
Muy buen artículo. Este Sr. Benepace es digno de ejemplo. Mis felicitaciones para él. Les cuento que en la prov. de Córdoba en la zona de Carahuasi Coordenadas: 32º19’00″S y 64º42’10″W Calamuchita, que son campos de cria en serranías, está cundiendo sin control la zarzamora que va cubriendo los campos e imposibilita el movimiento de ganado perdiéndose hectáreas de pastoreo. Como no soy de la zona ni conocedor, pregunto si hay algún sistema de combatirla o experiencia en otras zonas de cómo lo lograron. Desde ya muchas gracias.
Qué manía de meter vacas en todas partes. Ahora también en la Cuña Boscosa y en los Bajos Submeridionales. Como si no hubiera otras alternativas de producción.