Esta semana hubo reunión de la Mesa de las Carnes, estas vez sin la presencia del presidente Mauricio Macri. ¡Tanto mejor! La reciente decisión de su gobierno de reducir de 300 kilos vivos a 250 kilos el peso mínimo de faena para las hembras bovinas reavivó las viejas rencillas internas que existen dentro de la cadena. Hubiera sido un papelón mostrar tantas hilachas sueltas delante del presidente.
Recordemos: hace un par de semanas, la Secretaría de Agroindustria cedió a la presión de un sector de la industria frigorífica que se lamentaba porque sus terneras se engrasaban demasiado debido a que desde 2006 está vigente un peso mínimo de faena para evitar el sacrificio de animales muy jóvenes y livianos. Esto provocó una diáspora de opiniones. La Mesa de las Carnes crujió incluso más que con el controvertido Remito Electrónico pergeñado por la AFIP para las carnicerías.
El lunes se vieron todos las caras en una nueva reunión de la Mesa coordinada por el ganadero David Lacroze. Cuentan diversas fuentes que quien rompió el silencio fue el representante de la Cámara Argentina del Feedlot, Juan Carlos Eiras, que reclamó un pronunciamiento de todos, si no ya en contra de la reducción del peso mínimo para las hembras , por una corrección de los plazos, ya que el que estableció la resolución oficial empieza a regir el próximo 15 de abril y encontraría a los corrales sin demasiadas chances de acomodarse.
Eiras estalló en furia cuando una gran parte de la Mesa de las Carnes, en especial la vinculada a las entidades rurales, se hizo la distraída ante su pedido. Los directivos alegaron que no tenían representatividad suficiente para decidir por si solos un pronunciamiento como el que reclamaba el feedlotero.
Horas después, el miércoles, la Cámara de la Industria de la Carne (CICCRA) liderada por MIguel Schiariti presentó ante Agroindustria un pedido de nulidad absoluta de la resolución 74/2019, que estableció los nuevos kilajes, como paso previo a recurrir a la justicia si no ibtuviera una respuesta favirable de la cartera conducida por Luis MIguel Etchevehere.
El argumento central esgrimido por Schiariti es que la medida no fue consultada en ningún momento con los integrantes de la Mesa de las Carnes y, todavía peor, no cuenta ni siquiera con el aval de la Subsecretaria de Ganadería de la propia Secretaría de Agroindustria, a cargo de Rodrigo Troncoso, quien fuera antes gerente de la misma cámara de feedloteros.
En este contexto, quizás el único contento que hubo en la reunión de la Mesa de las Carnes de esta semana fue el transportista Manolo Lamas, quien representando a la Asociación Argentina de Transportadores de Hacienda (AATHA) logró el aval de los demás integrantes de la Mesa para sentarse allí y aportar al trabajo conjunto desde la mirada de su actividad específica.
Aunque parece obvio que los transportistas de hacienda debían sentarse en la Mesa de las Carnes por su importancia estratégica en el negocio, en especial en materia de bienestar animal, costó mucho tiempo que AATHA fuera aceptada y recién se logró cuando Lacroze y Victor Tonelli, coordinador técnico de la Mesa, dieran su aprobación a la integración de los transportistas de ganado.
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