En junio pasado el volumen de aceite de soja destinado a la elaboración de biodiésel en EE.UU. superó por primera vez en la historia de esa nación la cantidad de ese producto empleada en otras industrias.
Tales datos, publicados en un reciente informe del USDA, implican que el aceite de soja, considerando su destino final, es actualmente un commodity más energético que agroindustrial en EE.UU.
El crecimiento de la producción de biocombustibles se está haciendo de la mano del biodiésel hidrotratado o HVO (Hydrotreated Vegetable Oil), también denominado “biodiésel renovable”, el cual tiene una composición prácticamente equivalente a la del gasoil de origen fósil, lo que permite su uso sin inconvenientes en ambientes con muy bajas temperaturas, donde el biodiésel convencional puede experimentar inconvenientes.
En enero de 2023 la capacidad de producción estadounidense de HVO alcanzó los 3000 millones de galones por año para superar por primera vez la capacidad de producción de biodiésel convencional en EE.UU.
“Desde 2021 la capacidad de producción de biodiésel renovable se ha más que triplicado en EE.UU. Durante el mismo período, la capacidad de producción de biodiésel disminuyó un 13%”, señala un informe de US Energy Information Administration (EIA).
Este año once Estados de EE.UU. informaron la presencia de fábricas con capacidad de producción de biodiésel renovable frente a seis estados en 2022.
“Un ejemplo de un Estado con capacidad nueva y creciente es Texas, que no tenía industrias de biodiésel renovable en enero de 2022, pero para enero de 2023 tenía una capacidad de producción anual de 537 millones de galones, la segunda más alta después de Luisiana”, añadió.
A diferencia del bioetanol y del biodiésel, donde los Estados del Medio Oeste poseen la mayor parte de la capacidad nacional, más del 60% de la capacidad de producción de biodiésel renovable se encuentra en la Costa del Golfo.
Todavía no entiende lo que pasa en el mundo y a dónde va, por eso no son capaces de asesorar a sus clientes del “campo”.