Luego de varios días de espera, finalmente se publicó este jueves el decreto que oficializa la rebaja de derechos de exportación tanto para productos agroindustriales como cárnicos.
Si bien lo más relevante es que los cereales pasarán a estar gravados con una alícuota del 9,5% y el poroto de soja con un 26,0%, mientras que la harina y el aceite de soja tributarán un 24,5%, el extenso listado opera como recordatorio de la enorme gama de productos con valor (y empleo) agregado que sufren la extracción de las retenciones.
Mientras que el maíz pisingallo (que se emplea para elaborar pocholo) está libre de retenciones, el maíz flint o colorado (que se usa para fabricar cereales para desayuno) debe abonar un 5,5%. Es un misterio porque uno sí y otro no.
Las semillas para siembra –que ciertamente no representan una amenaza para la seguridad alimentaria argentina– están gravadas con una alícuota del 3,50%.
La harina de trigo abonará ahora un 5,50%, pero la de maíz un 4,0%. Un punto a favor para celíacos y polenteros. Y también para los amantes de probrar cosas nuevas, porque la harina de avena, de quinoa y de centeno está libre del impuesto distorsivo.
Los cereales para desayuno pasan a tributar un 4,0%, mientras que el germen de trigo y maíz un 3,5%, al igual que el almidón de maíz, el gluten de trigo, el jarabe de glucosa y de fructosa y el aceite de maíz. El salvado de maíz, en tanto, tiene una alícuota del 4,0%, lo mismo que el pellet de trigo empleado con fines forrajeros.
Mientras que la cebada tanto forrajera como cervecera está ahora gravada con un 9,5%, la malta tiene una alícuota del 7,0% y el extracto de malta del 3,50%.
La soja desactivada tiene una alícuota del 26,0% –al igual que el poroto a granel tal cual–, al tiempo que la harina de soja micronizada pagará un 4,00% y la proteína texturizada de soja un 3,50%.
El listado está “blindado” contra exportadores creativos que –tal como ocurrió en otras épocas– buscan lagunas normativas para eludir el pago de derechos de exportación. Por ese motivo, tanto el pellet de cáscara de soja como las mezclas o preparaciones alimenticias que contengan soja abonan el 24,5%, al igual que las mezclas de aceites refinados con contengan aceite de soja.
Los balanceados para animales que contengan soja en bolsas de hasta 50 kilogramos pagarán un 3,50%, pero aquellos que se exporten en bolsas de más de 51 kilos estarán gravados con un 20,5%.
El aceite de girasol a granel ahora queda con una alícuota del 7,0%, mientras que el refinado a granel abona un 4,0% y el refinado envasado un 3,50%. Para la semilla de girasol la alícuota es de 5,50%, pero no para la semilla de girasol descascarada ni el girasol confitero, que están libres de retenciones. El pellets de girasol, en tanto, está gravado con un 4,0%.
Para el rubro biodiésel y sus mezclas, la tasa se fijó en 23%, aunque, como el biocombustible no tiene un valor FOB oficial sobre el cual determinar la alícuota del derecho de exportación, la alícuota efectiva pasa a ser del 17,6%. El glicerol, subproducto del proceso de elaboración del biodiésel producido con aceite de soja, abona un 7,0%.
En lo que respecta al rubro cárnico, los caballos y bovinos en pie pasan a tributar una retención del 6,5%, mientras que los cortes aviares y bovinos un 5,0% (con excepción de los cortes de vacas, que están libres del impuestos), las menudencias un 3,50% y el sebo bovino un 2,75%.
Lo peor,es la retención cero para el maní.Beneficia a cinco grandes exportadores ( incluido por supuesto a el peronista Urquia,ya beneficiado con la concesión del FFCC NCA) y es particularmente destructor del suelo.Ni hablar de la distorsión que provoca en el alquiler de campos al no tener retenciones y los demás granos,si.