Las palabras de bienvenida estuvieron a cargo de Sergio Busso y de Eduardo Acastello, ministros de Agricultura y de Industria de Córdoba, una provincia que, más allá de estar gobernada por el peronismo desde hace décadas, siempre ha tratado de mantener un delicado equilibro en el conflicto histórico entre el kirchnerismo y el campo. Ellos, con un pedido expreso para construir consensos, tendieron el mantel para que se desarrollara sin sobresaltos una nueva “Mesa Nacional del Trigo” en la localidad de Leones.
Fue importante esa paz, que en materia de política triguera consiste en liberar el aire de análisis estúpidos y amenazas. Y de voces altisonantes. Esa paz es el insumo más valioso que necesita por estos días el productor agropecuario y, quizás también, el gobierno nacional, jaqueado por urgencias mucho más urgentes, como la pandemia y el acelerado empobrecimiento de los argentinos. Que haya habido paz es el título; la noticia.
La paz que se respiró en esta mesa nacional del trigo, la séptima desde la creación de este espacio que reúne por un rato a todos los actores de la cadena del cereal, incluyendo a los funcionarios, habría sido inalcanzable si el miércoles pasado no se hubiera hecho una reunión entre el presidente Alberto Fernández y la Mesa de Enlace. Aquí, en Leones, todos coincidieron que ese encuentro fue clave para desactivar la escalada de miedos y agresiones que se desató a fines de 2020, cuando el gobierno primero interrumpió las exportaciones de maíz y luego comenzó a amagar con aplicar mayores retenciones y hasta restricciones al comercio de los granos.
Esta Mesa Nacional nació en 2014 en el marco de la tradicional Fiesta Nacional del Trigo en Leones, que en 2022 cumplirá el centenario. Un año antes de la creación de este espacio, en 2013, el trigo argentino había caído a su mínima expresión histórica, pues la cosecha había sido la peor en cien años de registros oficiales, con apenas 8,3 millones de toneladas, la mitad de lo habitual y que apenas alcanzaron para abastecer el mercado doméstico. El motivo del desplome era que los productores escapaban despavoridos de producir el cereal, pues perdían mucha plata haciéndolo debido a las altas retenciones y el cierre de las exportaciones a través de los ROE por parte del ex secretario de Comercio, Guillermo Moreno. ¿Iba el gobierno de Fernández a repetir esas dos fórmulas? Las entidades rurales ya se habían pintado las caras para ir a la guerra.
“Nuestro presidente nos ha hecho una convocatoria y el conjunto de los actores ha reaccionado favorablemente”, dijo el ministro de Agricultura, Luis Basterra, que tuvo el buen tino de llegar hasta el lugar para corporizar este nuevo mensaje de paz desde el gobierno nacional. El gesto fue valorado por los dirigentes de CRA, la Sociedad Rural, Federación Agraria y Coninagro, que tuvieron asistencia perfecta, además de muchos otros actores de la cadena.
Por supuesto que Basterra, al hablar ante la Mesa, destacó que la prioridad del gobierno es evitar que los altos precios internacionales de los granos impacten en la inflación local de los alimentos, que está desbocada. Pero también aclaró que ellos saben que la responsabilidad en la formación de los precios no es cosa exclusiva de la cadena productiva.
Ratificó el ministro que a partir de la tregua sellada en la reunión del miércoles en Casa Rosada trabajarán, funcionarios y ruralistas, en mesas técnicas para definir qué proporción de la formación del precio final corresponde a cada sector. “Allí discutiremos si es más o menos el aporte de cada uno, si es justo o injusto”, indicó Basterra, que en todo momento resaltó que la suba de los precios internacionales de los granos “es una muy buena noticia” y que solo buscan mecanismos que permitan evitar el impacto de ese alza sobre los sectores más desprotegidos.
“Sin duda que el diálogo y el análisis serio y profundo es lo que nos va a permitir superar estas dificultades. No es un tramite sencillo. Tenemos muy buenos precios internacionales, y es importante que eso no se transforme en una restricción para muchos argentinos que no la están pasando bien”, definió el ministro nacional, que también amplió estos conceptos en una picante entrevista que concedió a Bichos de Campo.
Aquí en Leones, los dirigentes rurales dejaron establecido que comparten esa preocupación oficial, pero también aclararon que no se puede salir de ese atolladero con medidas que afecten la producción. Por el contrario, el federado Carlos Achetoni remarcó que en la Argentina “tenemos un buen motor que es la producción, pero tenemos que darle condiciones para que avance”.
Haya paz, reclamó la cadena triguera, que no se perdió la oportunidad de darle un tirón de orejas al gobierno por sus idas y vueltas.
“Las declaraciones del Presidente el último fin de semana (en referencia al momento en que Alberto amenazó con cupos de exportación y con elevar las retenciones) no ayudan, más bien hacen desastres, generan confusiones en los productores que no saben cuanto trigo deben sembrar; confusiones en los mercados, donde se han anticipado muchas exportaciones ante el temor de restricciones; confusiones en los mercados como Brasil, donde los importadores no saben si van a tener trigo argentino disponible”, explicó Alejandro Ferrero, director en Córdoba de la Sociedad Rural.
Pero más allá de los reproches, hubo un reconocimiento de las entidades rurales al retroceso del gobierno. El vicepresidente de CRA, Gabriel De Readeameaker, admitió que “hoy estamos sin dudas mucho más distendidos de lo que deberíamos haber estado si no hubiera existido la reunión entre el Presidente y la Mesa de Enlace. Evidentemente esa reunión distendió”. De todos modos, el dirigente reclamó que “no caigamos en recetas que ya está recontra probadas, a través de los siglos, que no han servido”, en referencia al cierre de las exportaciones.
Cada reunión de la Mesa del Trigo suele cerrarse con un acta, donde se reflejan los puntos de consenso alcanzados dentro de la cadena triguera. Las de los últimos años estuvieron plagadas de líneas de acción que luego no se concretan porque las pelea entre el kirchnerismo y la dirigencia agropecuaria tapa todo, o mejor dicho lo opaca. Muchos temas técnicos que deberían discutirse para que el trigo siga creciendo y aportando a la economía nacional quedan obligatoriamente en segundo plano, nadie repara en ellos.
Por eso la paz es el factor que aportó el título de esta crónica sobre una nueva Mesa Nacional del Trigo en Leones. Luego de que todos la destacaran como condición necesaria, luego de que todos prometieran aportar a un diálogo constructivo, volvieron a aflorar sobre le mesa temas olvidados, como la calidad del trigo, las leyes de semillas y de promoción de los fertilizantes, la necesidad de utilizar los mercados de futuros para tomar coberturas, etcéteras.
Del acta que menciona todo lo que queda por hacer hablaremos en otras notas. Por ahora, la paz que reinó en Leones, donde los rugidos se apagaron, es la noticia necesaria para que sucedan nuevas cosas.