Luego de 10 años de chaccus -una práctica ancestral de captura y esquila de vicuñas- que realizan unas 15 comunidades de la Puna jujeña, y de la mano del INTA Abra Pampa, finalmente se concretó la primera exportación directa de la cotizada fibra de ese camélido hacia Italia. La operación se realizó en junio pasado y la compradora fue la empresa textil Loro Piana.
Alrededor de 800 kilos de fibra de vicuña contenía este primer cargamento, que se logró comercializar a través de una cooperativa de trabajo creada por las comunidades originarias para vender sus producciones dentro y fuera del territorio nacional. Las gestiones habían comenzado en 2022, pero el envío recién pudo concretarse ahora, marcando un hito dentro de un largo proceso para poder aprovechar las poblaciones de este animal silvestre tan tradicional en la zona, de modo además de reducir los niveles de caza furtiva de esta especie protegida.
“El proceso empezó como una articulación de varias instituciones y hoy lo sigue el INTA y el grupo de Biodiversidad de la provincia de Jujuy. En ese momento empezamos a trabajar con comunidades interesada en esquilar vicuñas. Pero no es un proceso que se dio de un día para el otro. Hubo que aprender a arrear y tomar experiencias de otros países. Desde entonces, todos los años hay pastorcitos de las comunidades -entrenados por el INTA- monitoreando los lugares idóneos para hacer las capturas y esquilas”, dijo a Bichos de Campo, Fabiana Brizio, directora del INTA Abra Pampa.
El chaccu implica toda una movida de las comunidades y de los organismos. Luego de encerrar las vicuñas, se liberan las que presentan algún problema sanitario (como la sarna, por ejemplo) y se procede a la esquila del resto. Cada ejemplar aporta unos pocos gramos de fibra, que de todos modos por su finura es de las más cotizadas a nivel global. Luego de la venta, está acordado que 90% de la plata que se obtenga quede para la comunidad, mientras que 10% va a la provincia, para cubrir los costos operativos del programa.
Si bien las Comunidades Andinas Manejadoras de Vicuñas (CAMVI) ya conocen con precisión cómo realizar un chaccus y manejar estas especies silvestres, Brizio recuerda que la génesis de este proyecto, fue la alta población de vicuñas en esta zona.
“Aquí hace unos años la vicuña era como la representante de mal. Era la causante de todo lo malo, un poco lo que está pasando con el guanaco en el sur. Todos los productores se quejaban que se tomaban el agua y se comían el pasto (compitiendo con las llamas). Entonces empezamos a trabajar con las comunidades, pues algo que no podes tocar y no podes cazar, pero sí se puede explotar si se aprende cómo hacerlo. Fue así que se llegó a este proceso y las comunidades tienen un ingreso anual, bastante importante a partir de esta actividad”, contó la profesional del INTA.
Por supuesto que en este virtuoso proceso de buscar nuevas formas de sustento para las comunidades, el papel de la Estación Experimental Abra Pampa y el IPAF región NOA (Instituto de Investigación y Desarrollo Tecnológico para la Agricultura Familiar) fue determinante, en combinación con el propio gobierno jujeño.
“De a poco, las comunidades empezaron a entrenarse en arreos y en la esquila. Para eso nosotros tenemos, una vez al año, una escuela que enseña como esquilar con máquinas tanto en llamas como en vicuñas. Justamente cuidando el bienestar animal y esquilando de tal forma que el vellón salga mejor y más entero”, detalló Brizio.
Desde el 2014, para garantizar este buen proceder, los especialistas del INTA han estado presente en la organización de los distintos chaccus. “Lo que hacen principalmente nuestros especialistas es tomar muestras, para medir en nuestros laboratorios el grosor y el largo de la fibra. Después a cada animal se lo mide, y si no ha crecido la fibra, se suelta y no se esquila. Lo mismo sucede si el animal está enfermo o tiene sarna, es decir si no tiene buen estado corporal se suelta. Es todo un aprendizaje de conservación que también le trasmitimos a las comunidades”, precisó.
A pesar de todo el camino transitado, el anhelo del INTA y las propias comunidades, es lograr hacer el hilado de la fibra directamente en el territorio, dijo Brizio. “Ojala pudiéramos tener nuestra propia hilandería, habría menos presión sobre el recurso vicuña. Porque si en cada chaccus, no se logra vender la fibra y después se vende el hilo, es mucho más el dinero que recibiría la comunidad”, concluyó.
El título de la nota tendría que ser las comunidades andinas reaprendieron a encerrar y esquilar vicuñas….
Estas comunidades desarrollaban esta actividad en pasado pero se ha creado una pausa por la degradación de la especie que estuvo en peligro de extinción y degradación cultural generada por la iglesia y por el estado que les prohibieron su uso.
Felicitaciones INTA por el trabajo realizado en todo el país.
Si seguimos jodiendo con lo ” ancestral” terminaremos muriendo de hambre y frío junto a la comida y el abrigo. Saben lo que los australianos están haciendo con llamas y alpacas??? Creo que no. Averigüen, verán cómo hemos perdido otra oportunidad por andar vistiendo fantasmas.
Excelente informacion y muy buena noticia de esta actividad que ayuda a la comunidades campesinas a lograr un mejir nivel de vida para sus integrantes. Ojala algun dia ellos mismo fabriquen sus prendas con esra lana y se comercialize en el mundo.