Por Jeremías Drobot (@JereDrobot).-
Ante la grave sequía que azota gran parte de la Argentina agrícola (el 80% de la región núcleo se encuentra seco, indica el último informe de la Bolsa de Comercio de Rosario), mucha soja evidencia daños irrecuperables y carecerán de rinde en grano. Sobre todo la soja de segunda, que en estos momentos está definiendo potencial de granos en plena floración. Y tan mal viene la cosa que estiman que el rinde medio de la zona núcleo, en soja de segunda, podría ni siquiera alcanzar los 15 quintales por hectárea.
Ante esta situación tan comprometida, el INTA difundió un destino alternativo que podrían tener estos lotes chamuscados, al menos para los que tengan animales. Se trata de picar y embolsar las plantas para aprovecharlas mejor que comiéndolas en pie. La transformación del forraje con el ácido láctico que se genera en el henolaje (anaerobiosis) es totalmente digestible para los rumiantes.
El silaje de soja no suele ser utilizado, porque se prefiere el de maíz en la misma época. Pero la soja funciona parecido a la alfalfa, ya que ambas aportan elevada proteína. Claro que la digestibilidad de la alfalfa es superior, pero el silaje de soja -si se pica en los estados recomendados (entre R3 y R5)-, puede andar entre 60 a 65 % de digestibilidad.
La división de Forrajes Conservados del INTA Manfredi explicó que la soja debe embolsarse con 40 a 45% de materia seca, ya que si supera ese nivel el material debe dejarse orear hasta alcanzar dicho porcentaje. De lo contrario, podrían generarse en el silo procesos de fermentación indeseados (clostridiales), con elevados valores de nitrógeno amoniacal.
Claro que la soja resulta más difícil de conservar que el sorgo o el maíz, por la alta relación proteína / azúcares. El azúcar es lo que genera la fermentación que mantiene estable al silo. Como la premisa es elevar rápidamente el nivel de ácido láctico, el INTA aconseja usar aditivos al momento del picado para mejorar la fermentación. Siempre usando productos aprobados por Senasa como sustratos e inoculantes (a tasas mayores a 100 mil UFC sobre gramo), aclaró el informe técnico.
El principal factor que incidirá en la calidad del silo de soja será el estado de madurez en el que se encuentren las plantas. La proteína será menor en floración y mayor con vaina formada. La fibra, por el contrario, disminuye a partir de la floración.
Por eso, el INTA aconseja picar los lotes malogrados de soja antes del estado R5, porque luego de que el grano está más formado se pueden generar fermentaciones butíricas (indeseadas), debido al alto contenido oleico. Además el mismo aceite que recubre la fibra, en el rumen generará problemas de diarrea.
También los tipos de cultivares de soja cambiarán la calidad del forraje conservado. Los materiales de maduración tardía producen más rendimiento de forraje pero de menos calidad que los de maduración temprana.
El INTA pidió precaución en cuanto a la contaminación con tierra. No hay que cortar las plantas de soja tan a ras del suelo, ya que la tierra en el silo puede incorporar esporas de clostridium, peligrosas para el animal.
En cuanto al tamaño de picado, de 10 a 12 milímetros de longitud de fibra es lo aconsejable por los técnicos, para facilitar un llenado efectivo en bolsa y darle calidad al silo.