Ansiosos por mostrar los números de la ganadería en el primer semestre de 2022 y tratar de convencer a los periodistas de qué esto era mérito de las políticas oficiales (cosa que en nuestro caso no lograron), los funcionarios del Ministerio de Agricultura citaron a una conferencia de prensa en el horario insólito de un viernes a las cinco de la tarde, que no es la hora del té sino el momento en que todos desean rajar del laburo para volver a sus casas y disfrutar del fin de semana.
Una imaginaba, frente a tan insólita convocatoria, que se iba a anunciar una explosión productiva. Pero no fue así, ya que los números de estos primeros seis meses (que corresponden por completo a la gestión de Julián Domínguez) muestran un discreto repunte de la producción, las exportaciones y el consumo de carne, que muy lejos está de posibilitar descorchar un champagne y mucho menos permiten atribuir el éxito a las políticas ganaderas de esta gestión.
Vamos a los datos duros presentados por el secretario de Agricultura, Ganadería y Pesca, Matías Lestani, y el subsecretario de Ganadería, José María Romero (apuntalados por la mitrada atenta de la presidenta de Senasa, Diana Guillen), para certificar que estamos lejos de un boom ganadero y tan solo observamos en este primer semestre a lo sumo el cambio de algunas tendencias productivas:
- La faena de vacunos en el primer semestre del año cerró en 6,48 millones de cabezas y fue 2% más elevada que la del primer semestre de 2021.
- La producción de carne llegó a 1,5 millones de toneladas y se espera que supere las 3 millones de toneladas al cabo de 2022. Esto implicó una suba del 4% en relación al primer tramo de 2021.
- Como la producción creció al doble que la faena, los funcionarios desbordaban optimismo por cuanto eso desmuestra un salto en el peso promedio de faena, lo que significa marcha en el sendero correcto de agregar más kilos de carne por animal faenado. El promedio cerró en 231 kilos, con un aumento de 7 kilos por vacuno respecto de 2020.
- El subsecretario Romero atribuyó esta mejoría en uno de los indicadores claves de la producción de carne a algunas mejoras en los sistemas de producción (“recrías más largas” y engordes a campo) y a que se han vuelto a llenar muchos feedlots, que recuperaron rentabilidad e incrementaron la cantidad de hacienda encerrada en 160 mil animales. La otra mitad de la biblioteca dice que estos dos procesos, que finalmente aportaron animales más pesados para la faena, tiene que ver con el encarecimiento de los valores de los granos.
- Respecto del segundo gran indicador de la productividad ganadera, la tasa de destete (cuántos terneros se obtienen del stock de vacas), los funcionarios marcaron que también estará por encima del 63% que se registró el año pasado, aunque no arriesgaron valores.
- Las exportaciones de carne vacuna llegaron a 295 mil toneladas peso producto en el primer semestre, lo que es casi 1% más que el año pasado y 7% por debajo de los volúmenes récord de 2020. Aquí continúa funcionando el cepo a las exportación, que plantea un recorte de los embarques cercano al 20% respecto de aquel año histórico, cuando se llegó a exportar 900 mil toneladas de carne y huesos. Con este nivel actual de exportaciones, se podría repetir al cabo de 2022 un volumen de exportación (contando los huesos) semejante al del año pasado, y que fue de 700 mil toneladas.
- Con el cepo exportador andando, y la producción de carne subiendo 4%, el mercado interno se vio más ofertado este primer semestre, y entonces la tendencia a la baja del consumo per cápita -que había caído a mpinimos históricos de 47,5 kilos anuales por habitante- se revirtió para superar ahora los 49 kilos. No es algo que pueda festejarse demasiado.
“Venimos viendo como se consolida una tendencia al aumento del peso de faena, un aumento en el consumo per cápita anual, lo que nos sigue consolidando como el primer país en consumo de carfne bovina del planeta, seguido por Uruguay y Estados Unidos”, dijo Lestabni. Romero, por su lado, celebró los datos que muestran que se pudo aumentar tanto el número de terneros como el peso mínimo de faena, ya que “en Argentina es muy bajo y se encuentra disociado de los países de la región”, indicó. Por cierto, Uruguay faena sus novillos con 259 kilos en promedio y Brasil lo hace con 269 kilos. Según el subsecretario, la Argentina cerró en 234 kilos la estadística de junio.
Como sea, los funcionarios pusieron énfasis es que estas líneas de trabajo para mejorar la productividad ganaderas son los ejes del Plan Ganar, como bautizó el ministro Domínguez a principio de año la enésima edición del plan ganadero nacional, que básicamente ha prometido unos 100 mil millones de pesos en créditos subsidiados (el estado cubre 7 puntos de la tasa de interés) y aportes no reintegrables para los productores más chicos a través de la gestión con las provincias.
Pero una cosa no puede ser el resultado de la otra, pues a la hora de responder cuánto dinero tomaron los productores ganaderos las respuestas del Ministerio son más bien elusivas y muy poco precisas. Lestani apenas mencionó que hubo requerimientos por parte de 7.000 productores, que son una porción ínfima del universo potencial de beneficiarios. Y admitió que muchos de estos préstamos no han sido todavía monetizados. Más tarde reconoció que “todavía estamos muy lejos de los 100.000 millones, pero muy lejos”.
-Con esta mayor oferta de carne que ustedes describieron, en las últimas semanas los precios del ganado han bajado o incluso han retrocedido. Ustedes auguran además una mayor oferta de hacienda para los meses de septiembre y octubre… ¿No tienen temor de que este proceso virtuoso que describen se detenga porque los productores comiencen a perder dinero?- preguntó Bichos de Campo metiendo cizaña a tan halagueño panorama descripto.
Contestó Romero: “La ganadería está pasando por un buen momento económico. Los aumentos del ganado en junio o julio son prácticamente en los mismos valores que el IPC. Hoy la ganadería tiene rentabilidad y sigue los valores de la inflación. Yo no estaría preocupado o por lo menos no hay un alerta que indique una probable caída de precios sino todo lo contrario”.