Quizás el gobierno de Alberto Fernández y Cristina Kirchner, que ha sido por lo menos contradictorio con su política de biocombustibles, se despida antes de diciembre de 2023 con una noticia largamente esperada por las empresas que en la Argentina convierten vegetales en combustibles: la ampliación del cupo de corte obligatorio de las naftas con bioetanol del 12 al 15%, lo que generaría más demanda sobre la caña de azúcar y el maíz, los dos cultivos que dan origen a ese renovable.
Que esta probable medida se está discutiendo al más alto nivel de gobierno se lo anticipó a Bichos de Campo Federico Bernal, el subsecretario de Hidrocarburos, que depende de la Secretaría de Energía y finalmente del ministro de Economía, Sergio Massa. La opinión de ese funcionario es clave y tendrá en cuenta no solo los beneficios ambientales que podría generar un avance de los biocombustibles en la matriz energética sino sobre todo el fuerte ahorro de divisas, ya que empezaría a gastar menos en la importación de nafta y gasoil, como sucede ahora.
-¿Se puede llegar a estudiar una ampliación del corte más allá de que la Ley de Biocombustibles dice que el bioetanol queda en 12%. ¿Esto es posible?
-Por supuesto que es posible. Y además, no solamente es posible, sino que es deseable que siga y que se puedan arbitrar todos los mecanismos y las herramientas, las normativas y técnicas, para que el corte siga aumentando. En Brasil tenemos el 27%, en Europa es superior al de la Argentina. Y la Argentina es potencia productora de maíz y caña de azúcar.
-¿Y es posible que haya una decisión de este mismo gobierno?
-Bueno, ojalá que dentro de este gobierno se produzca el aumento del corte. Uno no puede hacerlo de un día para el otro, pero esperamos que sobre el aumento del corte sea durante este gobierno que se defina y que sea, por supuesto, sea progresivo y bien planificado.
Mirá la entrevista completa a Federico Bernal:
Desde 2006, las petroleras están obligadas por la Ley de Biocombustibles sancionada durante el primer gobierno de Néstor Kirchner a “cortar” o mezclar sus naftas y gasoil con un combustible de origen vegetal y por los tanto renovable. En el caso de la nafta, la mezcla arrancó con un 10% (un litro de combustible cada 9 de nafta), que se dividía en partes iguales entre las etanoleras de maíz (ubicadas sobre todo en Córdoba) y los ingenios azucareros del norte, que obtienen el alcohol de la caña.
Luego, en 2012, y tras una fuerte crisis azucarera en Tucumán, Cristina Kirchner decidió elevar el corte de la nafta al 12%. Pero luego, en 2021, durante este gobierno, la discusión de una nueva ley en el Congreso puso paños fríos a este sendero de crecimiento, que algunos creen que puede llegar muy lejos. En Brasil, de hecho, hay autos que funcionan por completo con bioetanol, y el corte obligatorio llega al 27%, un porcentaje que se considera como un límite deseable sin la necesidad de modificar los motores actuales de los autos en la Argentina.
La industria azucarera y la de etanol de maíz creen que se podría llegar paulatinamente a ese nivel y por eso espera que el gobierno lance un sendero para ir ampliando el corte, que podría comenzar con este salto del 12% actual al 15% antes de fin de año. Esto permitiría ahorrar varios miles de millones de dólares que hoy se gastan en la importación de combustibles fósiles.
Además de anticipar esta decisión, al participar del inicio de la zafra azucarera del Grupo Los Balcanes en Tucumán, el subsecretario de Hidrocarburos de la Nación informó a Bichos de Campo sobre otra novedad muy esperada por el sector etanolero: muy pronto se pondrá en marcha una nueva fórmula para calcular el precio del bioetanol (y se supone que también el biodiésel) en función de las costos de producción de las empresas. Actualmente ese valor mensual se define según los aumentos que dispongan YPF y el resto de las petroleras, produciendo desfasajes más que importantes.
“Ahora se está trabajando y en breve nosotros creemos que se va a dar por parte del ministro (Massa) y la secretaria (Flavia Royon) una fórmula de precios para el bioetanol de maíz y de caña, con un sendero de convergencia, porque obviamente los precios están todavía desfasados. Siempre hay una actualización automática cada vez que aumenta la nafta y el gasoil, porque hay un desfasaje y estamos trabajando para que ese desfasaje se reduzca y quede en cero”, informó Bernal.
-¿O sea que se volvería a aplicar una fórmula propia para calcular los costos de cada empresa para producir el bioetanol?
-La fijación del precio estaría regido por una fórmula que va a ir cambiando conforme se modifiquen y cambien las variables que va a contener esa fórmula. Esta es una decisión que desde la Subsecretaría de Hidrocarburos y la Secretaría de Energía estamos trabajando para que eso se aplique.
Con estas definiciones en la galera, Bernal se pareció bastante poco al funcionario responsable de un área tan sensible como la de hidrocarburos que uno se podría imaginar, férreo defensor de los intereses de las petroleras y gasíferas. Es que a su cargo está también la dirección de Biocombustibles y en lo particular su visión es que, más que en la competencia, se debe pensar en la complementariedad de los distintos sectores.
“Hay contradicciones e intereses contrapuestos. Hay que integrarlos. LKa misma guerra existe, paradójicamente, entre el petróleo y el gas. ¿Entonces cómo no la va a haber entre biocombustibles e hidrocarburos? Pero bueno, estamos trabajando y de hecho hemos avanzado muchísimo. ¿Para que? Para que esos intereses contrapuestos por lo menos estén más aceitados.
-¿Entonces no hay una posición ideológica de este gobierno en contra de los biocombustibles?
-No, (este gobierno) totalmente acepta los biocombustibles. Pero además, incluso el punto de vista macro, producir bioetanol significa un ahorro de cientos o miles de millones de dólares de nafta importada por la Argentina. Si se importa combustible, ¿entonces por qué no podemos producirlos internamente? Bueno, se necesita aumentar el corte. Esto le sirve incluso a la petrolera, que puede exportar sus excedentes.