Con la navidad pasada los ganaderos recibieron el regalo que tanto esperaban. Desde los días previos se comenzaba a vislumbrar una suba en los valores de la hacienda que finalmente se dio y que superó por mucho a la inflación luego de mucho tiempo de ir perdiendo esa carrera. Esta tendencia ha sido muy firme hasta ahora y continúa debido a que el faltante en la oferta es muy marcado.
Si comparamos las cotizaciones logradas al cierre de esta semana en el Mercado de Liniers con los promedios de la segunda quincena de diciembre (cuando comenzó la suba), los precios de los novillos y de la hacienda liviana de consumo mejoraron entre 40% y 42%, dependiendo de la categoría. En el caso de la vaca la suba fue menor pero no poco significativa. El incremento alcanzó el 30%.
Dos cuestiones impulsaron la suba de las cotizaciones. Además del clima, claro, un factor que siempre condiciona al mercado, sobre todo teniendo en cuenta que la mayoría de los operadores (matarifes y frigoríficos) trabaja con casi nada de stock de carne en cámara. Las lluvias intensas colaboraron a menguar la oferta de ganado.
Ver Oscar Subarroca: “Esta suba de la hacienda se venía demorando mucho”
Hubo otras dos cuestiones más estructurales que influyeron. Por un lado, la caída en los encierres a corral. Por el otro, una mayor recría. Este proceso lentamente gana lugar en el sector y este año tendría un peso todavía mayor en la comercialización de la próxima zafra, gracias a que por las lluvias los campos quedaron bien provistos de pasto.
En el caso de los feedlots, el último informe de la cámara que los reúne dice que sus socios tienen el 51% de los corrales ocupados. Para tener dimensión de lo que eso significa, vale decir que el año pasado la ocupación era del 63%. Es decir que la actividad “perdió” 12 puntos porcentuales de un ciclo al otro. El informe de los engordadores dice además que por cada animal que sale para la faena se repone menos de 1 (0,80).
La crisis de rentabilidad que vivieron los feedlots en 2018 y los problemas financieros de la economía argentina complican las inversiones para este tipo de operadores. Por lo que se cuenta en el sector, los que siguen operando son los que integran el negocio con la comercialización de carne. Es decir, matarifes y frigoríficos que además engordan su propia hacienda.
Es por esta misma cuestión (la debilidad de la compra de los feedlots) que los precios de la invernada mejoraron, pero no lo suficiente como para sostener las relaciones de precios históricas. Habitualmente el ternero que vende el criador cotizaba entre 10% y 20% por encima del precio del ganado que termina en los frigoríficos y si bien algo recibió de esa mejora no fue lo suficiente. La invernada aumentó 15/20% apenas y entramos en una zafra de terneros en la que habría una producción no menor a los 14 millones de cabezas, según calculan los expertos..
La otra cuestión tiene que ver con la brecha entre los precios de la hacienda gorda (la que está lista para enviar al mercado) y los precios de la carne. Según el informe de precios del IPCVA, la carne en enero aumentó 8,5%, muchos menos que la hacienda.
La pregunta es hasta cuándo la industria podrá bancarse esa situación sin trasladar al consumidor los aumentos que tuvo el ganado. O si esa será la explicación para que se frenen las subas en el mercado ganadero.