La firma Ovoprot tiene 45 años de actividad en la industrialización del huevo. Está apostando a crecer a pesar de las dificultades que tiene la economía argentina.
La empresa procesa más de 2.500 cajones de huevos por día, es decir cerca de un millón de unidades en cada jornada de trabajo. Y así los 7 días de la semana. Son 30 millones de huevos por mes.Su gerente general,
Santiago Perea, contó a Bichos de Campo que se están enfocando en el incremento de la industrialización de este producto, ya que consideran que el mercado doméstico está muy bien abastecido pero que en el mercado mundial hay oportunidades de crecimiento.“Podemos producir 25.000 kilos de huevo en polvo por día y queremos incrementar esa producción en 20% en el corto plazo pensando en la exportación. Creemos que la salida para nuestro negocio está ahí”, indicó el empresario.
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El directivo de Ovoprot, empresa que hace unos años estuvo involucrada en un primer fallido rescate de la avícola Cresta Roja y terminó pidiendo su propia convocatoria de acreedores, dijo que ve importantes oportunidades en el mercado mundial del huevo industrializado.
“Si se pudiera exportar el doble tendríamos mercados donde colocarlo. Hay mejoras en la calidad de vida de China e India donde cada vez más gente incorpora proteínas de origen animal a su dieta y el huevo es la proteína más barata del planeta. El camino (para entrar en esos mercados) es primero incorporar lo más barato pero terminar en un lomo, ese espacio alguien lo va a ocupar y la idea es ocupar algo desde nuestro país”.
Perea consideró que en el huevo hay una gran oportunidad de agregado de valor. Explicó que “exportamos casi el 80% del maíz como grano, sin agregado de valor. Si lo transformáramos en huevo, cada dólar de maíz se transforma en 7 dólares. Ni hablar del aporte que se haría a la balanza comercial. Hoy una tonelada de huevo cuesta 5.000 dólares y la de maíz 200 dólares”.
La empresa tuvo su eje en el pasado en la exportación, luego fue virando su matríz comercial al ritmo de los vaivenes de la economía local y actualmente el 40% de lo que produce se embarca y el resto de vende en la plaza local. La intención de Perea es que las ventas internacionales vuelvan a ganar espacio.
Pero el empresario aclaró que para que eso suceda además de las inversiones y la inteligencia que se le ponga al negocio se requiere de un contexto económica y político que colabore. “Hoy es un momento de mucha tensión en el sector, el dólar soja no nos hace ningún favor, nos pega directamente en el costo porque la materia prima que costaba 50 mil pesos hace unos días, ahora vale 85 mil y es un golpe directo a matriz de costos”.
“Además tenemos la brecha cambiaria y algo no menor que es la tasa de interés, no hay negocio en el mundo que permita pagar tasas del 100% y eso hace difícil proyectarse cuando uno debe pensar hoy la producción de los próximos años. Hoy es muy difícil la proyección”, señaló Perea.
El empresario se quejó de la incertidumbre que genera la economía local y las decisiones que van tomando los funcionarios. “Lo único claro en Argentina es que en 6 meses todo va a ser distinto. Uno debe tener una estrategia a 5 años vista, pero entonces nos preguntamos: ¿Qué inflación tomamos para nuestros cálculos? ¿Qué salarios tomamos? ¿Cómo basar la proyección cuando todo será distinto y es probable que se den todas las hipótesis posibles, las buenas y las malas? Para una empresa eso muy crítico”.