Poca autoridad intelectual le queda a los políticos libertarios (o liberales) para discutir sobre retenciones luego de la intentona de subirlas generalizadamente en el contexto de la discusión de la Ley Ómnibus en el Congreso, que luego fracasaría. Pero José Luis Espert, el diputado aliado del gobierno que condujo parte de ese debate legislativo, volvió a levantar polémica al criticar con mucha dureza la defensa de la industria aceitera que muele soja de un diferencial de retenciones entre ese grano y sus subproductos industriales, el llamado “diferencial histórico”.
En las redes sociales, muchos le replicaron a Espert que si tan preocupado está por el asunto, la solución definitiva sería eliminar todas las retenciones. Y hasta lo invitaron a redactar un proyecto de ley en ese sentido. Algo así como “muerto el perro, solucionada la rabia”.
Espert, al igual que el presidente Javier Milei, se pronunciaron siempre en contra de las retenciones y ese tipo de impuestos distorsivos. Pero, ante las urgencias de caja ahora que son gobierno, impulsaron en el Congreso una ley que en uno de sus capítulos promovía generalizarlas en 15%, así como eliminar el diferencial en la cadena sojera, que premia el valor agregado asignándole a las exportaciones del poroto un “castigo” aduanero del 33%, mientras que sus derivados industriales, el aceite y la harina de soja, tributan 31%, dos puntos menos. El final de ese diferencial histórico hubiera significado unos 400 millones de dólares anuales más de recaudación, dentro de una ofensiva para elevar la presión fiscal sobre el sector en unos 1.500 millones de dólares.
Ahora Espert, presidente de la Comisión y Presupuesto de la Cámara de Diputados, criticó fuertemente la resistencia del sector a que se elimine ese diferencial de retenciones, que viene incluso desde los tiempos de la convertibilidad, cuando no existían derechos de exportación pero se penalizaba con un 2,5% a las exportaciones de porotos de soja sin procesar.
Siendo el sector más eficiente de la economía es una pena que el agro haya adoptado las conductas más bizarras de la industria proteccionista. El cuento de la industria sustitutiva de importaciones es que para generar empleo y salarios altos, ésta necesita que la economía sea…
— José Luis Espert (@jlespert) February 18, 2024
“Siendo el sector más eficiente de la economía es una pena que el agro haya adoptado las conductas más bizarras de la industria proteccionista”, dijo el legislador de Avanza Libertad. Luego de exponer sus críticas a quienes defienden el modelo de sustitución de importaciones, el economista precisó a quien dirigía sus dardos: “En el agro, la industria (aceitera) ha copiado esta pésima costumbre”.
“Dado que en todo el sector agropecuario hay retenciones a las exportaciones, o sea, todo el sector está ‘desprotegido’ (en una imagen de espejo a la industria sustitutiva), la industria pide la menor desprotección posible para ella (retenciones lo más bajas posible) y la mayor desprotección posible para el que produce el poroto de soja o el grano en general (retenciones al campo lo más altas posible). De esta manera, la industria maximiza su protección efectiva, maximizando lo que se llama el ‘diferencial’ (de retenciones a la exportación de aceite de soja, por ejemplo versus las retenciones al poroto de soja). Este diferencial hay que eliminarlo, eliminando las retenciones a las exportaciones, no bajando más las retenciones a la industria que al campo y mucho menos subiéndolas más al campo que a la industria”, se explayó Espert.
No es la primera vez que el diputado, que tiene intereses en el sector agrícola que produce soja en Pergamino, expresa su repudio a esta política, que las aceiteras (una docena de grandes agroexportadoras que trituran soja y exportan sus derivados) justifican como una manera de evitar que el cultivo salga sin procesar del país, como pretenden países como China. Lo curioso es que esta vez muchos de sus lectores le respondieron con mucha menos tolerancia que en otras ocasiones:
“No sabes del tema. Informate. No es justo que la soja exportada industriaizada pague más dólares por tonelada de DEx (retenciones) que la soja exportada sin procesar. Ese costo los traslada la industria al productor, quien es quien termina recibiendo un precio inferior al valor internacional”, le contestó @jordobra.
“El diferencial es el costo de una industria sobreexpandida. Lo soportan los productores desde hace varias décadas bajo el pretexto que este mecanismo mejora sus precios. Una gran mentira”, lo acompañó el reconocido corredor Ricardo Baccarín.
“Jose, transforme la palabra en acción, presente un proyecto para bajar retenciones.. sobre todo en este momento insumos altos, baja del precio, números muy complejos Le ayudamos a conseguir el número en el Congreso, ya sea en diputados y senadores”, le recomendó Juan Pablo Alzapiedi, un productor cordobés.
“José Luis. Hay q bajar DEX urgente. Los números dan muy finos. Las relaciones insumo/producto están horribles. En dos meses se decide cuánto se va a sembrar de cultivos de invierno y se va a achicar superficie y se va a fertilizar poco lo que significa bajos rindes. Perdemos todos”, añadió en el mismo sentido otro productor, Jorge Coverton.
“Hacete un curso de cómo funciona la cadena Agro. Así te enterás de todos los participantes q hay y de paso q cualquier suba de derechos de derechos de exportación que hagan la termina pagando el productor. Argentina muele el 90% de su soja y de eso el 90% exporta. Querer poner industria versus productores es del siglo pasado”, lo cruzó la analista de mercados agrícolas Paulina Lescano.
Otro lector, llamado Contador Fausto, lo trató un poco mejor, pero finalmente le dijo lo mismo: “Teóricamente coincido. En la práctica, el ‘costo argentino’ se usa como justificativo para las asimetrías que mencionas, con el argumento que ellos exportan valor agregado. Yo trabajaría para que ese costo no sea diferente del internacional, y entonces acabar con las asimetrías”, indicó.
“Hay que sacar DEx. Pero si hay derechos de exportación, no podes gravar el producto terminado con la misma alícuota que la materia prima, o terminas cobrando derechos sobre el valor agregado. Es como ponerle el mismo derecho de exportación a un paquete de galletitas que el que tiene el trigo”, indicó otro usuario, Germán Pantin.
“José Luis, de acuerdo. Pero además no podes pagar la urea 1000 dólares por tonelada y el agro uruguayo la tiene a 500 dólares, siendo a veces los mismos barcos que bajan una bodega en Montevideo y luego a Rosario, Quequén o Bahia Blanca. Encima venden el maíz sin DEx”, razonó Mariano López Masseo.
Pero el más contundente de todos fue un usuario de X llamado @LucianoVanina. Le recomendó al aliado político de Milei: “Señor, se ahorraría todas las huevadas que está diciendo si nos dejaran trabajar tranquilos, como profesan ustedes, a oferta y demanda. Sin pedirles nada, con un pequeño detalle… Las reglas claras, sin DEX y sin burocracia. Fin”
la teoría del agregado de valor en origen es una gran mentira
es la excusa perfecta para deprimir lo más posible el precio de compra de los granos
ciara/cec lobbystas de primer nivel