Existe un gran dilema del productor yerbatero, que se repite cada año: cuando el Instituto Nacional de la Yerba Mate (INYM) fija los valores de la materia prima en setiembre de cada año, para que tengan vigencia entre octubre y marzo, la cosecha está agotada y casi no queda yerba en poder de los productores.
Así, aunque en esta época suba el precio de la infusión en las góndolas de los supermercados, esa mejoría de los valores no llegará a los bolsillos del productor.
Nicolás Razzetti desarrolló el tema en Bichos de Campo y destacó que “la última suba al yerbatero fue de tan sólo 30 centavos o el 5%, y la misma llegó tarde porque la cosecha estaba vendida y la mercadería ya fue entregada a las procesadoras. El cálculo sería así: de los $55 que ingresan por la venta de un kilo, el productor se queda con $19”.
Mirá la columna completa de Nicolás Razzetti:
“La repartija en el negocio es que el productor percibe el 30% del valor que paga el consumidor, y la gran empresa que abastece al mercado local con diferentes marcas, se queda con cerca del 60%. El incremento entonces se verá en los recibos de los molinos más grandes con capacidad de secado, de acopio y de empaque, y esas grandes firmas son las que trasladarán el mismo porcentaje de suba a los precios en la góndola”, explicó Razzetti..
Por otro lado, informó que la Succa (Subsecretaría de Control Comercial Agropecuario) incluyó al sector yerbatero en el Registro Único de Operadores de la Cadena Agroindustrial, a través de una resolución que salió publicada en el Boletín Oficial.