En algún momento de su historia, no demasiado tiempo atrás, el vivero Citrus de Lules, Tucumán, logró ser considerado como el establecimiento que más plantines de limón reunió en todo el mundo: en el 2012 se contabilizaron allí 551.227 plantas, superando en diez veces el piso exigido de 50.000 plantas para ingresar y permanecer -todavía hoy- como el vivero de limones más grande del mundo por el famoso libro Guinness de los Récords.
“Una vez tuve la visita de dos personajes. Uno de ellos era el manager del vivero más grande de Sudáfrica y el otro lo era del vivero más grande de California, dos zonas citrícolas muy importantes que trabajan con micha tecnología. Ellos me dijeron que tenía una gran cantidad de limones y que ni juntándose podían juntar esa cantidad. Eso fue lo que me llevó a comunicarme con Guinness”, explicó a Bichos de Campo José Luis Palacios, dueño del vivero Citrus.
Mirá la entrevista completa a José Luis Palacios:
Cuando se contactó con la gente de Guinness, le dijeron a Palacios que este debía batir el récord de un vivero de la zona de la Florida en Estados Unidos, que producía unas 50 mil plantas de limones al año. “Finalmente vino un juez y comenzamos a contar mis plantas. Comenzamos un día a las 2 de la tarde y terminamos a las 10 de la noche. Contábamos un cantero dentro de un lote de invernadero para ver si coincidía con nuestras anotaciones y no sólo coincidía sino que había algunas plantas más de las que decíamos”, dijo Palacios.
“Creo que ni nosotros podremos volver a batir ese récord, porque en ese momento la tonelada de limón puesta en fábrica estuvo en un muy buen precio durante 2 o 3 años”, agregó Palacios.
El vivero Citrus está ligado, sin duda alguna, a la historia del limón en Tucumán. “Fuimos y seguimos siendo proveedores de muchos productores y empresas agrícolas, no sólo en Tucumán sino también en Salta, Jujuy y también en el Litoral que de a poco van poniendo más porcentaje de limón que de naranjas, mandarinas y pomelos”, remarcó.
Palacios recordó que Tucumán se convirtió en limón gracias a una desgracia: el virus de la tristeza de los cítricos (CTV, por sus siglas en latín, Citrus tristeza virus), considerado uno de los patógenos más importantes de los cítricos por los daños que ha causado a nivel económico. “En 1945 entró al noroeste argentino y a Tucumán, de modo que los citricultores que tenían sus plantaciones de naranja, mandarina, pomelo y limón notaron que las plantas de citrus dulces se secaban y se morían, y en cambio las de limones son las que quedaban vivas”, describió el viverista.
“La mayoría de productores eran chicos, y hacían sus propias plantas. Particularmente la planta de limón no es una planta sino que son dos plantas en una. Entonces ellos injertaban sobre lo que se conseguía en cualquier parte de la provincia, que eran plantas de naranjo agrio y plantas de mandarino Cleopatra. Las plantas de limón injertadas sobre naranjo agrio estaban perfectamente pero todas las plantas dulces injertadas en naranjo agrio se morían, por ende los agricultores se volcaron a injertar mas limón. Y así se hizo Tucumán en el limón”, narró Palacios.
Debido al CTV, cobraron notoriedad los plantines como los que estaban disponibles en el vivero Citrus. “Los organismos nacionales controladores como el Senasa (Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria) y el Inase (Instituto Nacional de Semillas) empezaron a hacer valer las leyes que existían en los países que trabajaban mejor que nosotros, para unificar la genética y evitar la contaminación con virus entre las plantas que se iban a exportar”, manifestó.
A partir del 2000 se empezó a exportar en mayor cantidad con el reingreso de Estados Unidos en el mercado del limón tucumano. “Los nuevos condicionamientos implican producción en macetas, en plástico y herméticamente cerradas para evitar también la contaminación por la enfermedad más peligrosa en este momento para el citrus: el HLB, una enfermedad muy maligna, principalmente para el limón, porque mata directamente a toda la planta”, describió.
Palacios indicó que el HLB “todavía no ingresó a Tucumán, Salta ni a Jujuy. Creo que esos serán los últimos bastiones a los que ingrese. Con el VTC y la cancrosis pasó algo similar, ingresó a todos lados pero a último momento ingresó a Tucumán”.
Luego, la provincia siguió un largo recorrido a través del cual se convirtió en industrializadora y también en exportadora de la fruta en fresco. En efecto, en 1960 abrió San Miguel, un par de años después lo hizo Citrusvil y en 1965 siguieron los Trapani.
Actualmente el vivero redujo el nivel de producción en comparación al 2012, debido a las nuevas normas internacionales que exigen que el cultivo se realice en invernaderos cerrados y no a campo abierto como se hacía.